Un golazo los tiene a 45 minutos del título que ha demorado once años, no fue necesario el dominio abrumador desde el inicio, pero sí, personalidad. Un servicio largo de Alanís y el remate de volea de Pulido acerca el trofeo a sus manos. El gol les dio confianza y el control del juego. Nada del temor que parecían tenerle el resto de los rivales en liguilla al todavía campeón.
En los primeros 90 minutos en el Universitario, Chivas intentó dejar claro que sabe jugar finales, les resultó hasta que apareció Gignac para recordarles la importancia de tener a un delantero letal de su lado. La oportunidad se repitió y ahora en casa, la tomaron. Si aprendieron la lección, conservarán la ventaja sin replegarse totalmente y con especial atención en el francés que no le teme a las fases definitivas.