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Marcos es el verdadero ganador de la primera edición de 'Fama a bailar'

Diez años después hablamos con Marcos sobre sus peores momentos en 'Fama a bailar', su sexualidad y su carrera profesional de éxito.
Fotos cedidas por el protagonista

La nueva edición de Fama a bailar me importa un carajo. Sí, aunque tenga buenas críticas, un despliegue de medios sin parangón y concursantes y profesores con nivelazo me da exactamente igual porque ha perdido el factor del aprendiz algo torpe, el rookie inadaptado que lucha contra todos y, sobre todo, contra sí mismo en un alarde de humanidad que nos obliga a ver su progreso. Y esta persona, amigos míos, todos sabemos que fue Marcos de la primera edición.

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Estos días, gracias al hype del programa, he visto muchísimos stories de Instagram con capturas de YouTube de la primera edición, la buena, la cutre pero entrañable, la de la “caca, supercagada y supercagadísima”, la que nos hizo apuntarnos a clases de hip-hop, la que consiguió un 31,7 por ciento de share en la final, la que acabó en gira, la de Vicky, Hugo, Lola y Víctor Ullate, y la de, por encima de todos ellos, la Fama de Marcos Díaz.

Su casting, sus coreografías con Lorena, momentos con Rafa Méndez, sus lágrimas, su lucha, su despedida con la canción “Happy ending” de Mika, su mirada a los “pechitos” de Esther, las críticas de sus compañeros. Un sinfín de momentos que aunque reneguemos de ellos, forman parte de nuestra niñez o adolescencia.

Para saciar la curiosidad de todos nosotros y ver cómo ha tratado el tiempo al bueno de Marcos, me he puesto en contacto con él para charlar sobre su vida profesional posconcurso, repasar sus mejores y peores momentos en Fama y que me dé su opinión sobre la nueva edición.

VICE: Hola, Marcos. Han pasado 10 años desde que te conocimos, ¿qué has hecho hasta ahora?
Marcos: En esta década, la verdad es que he hecho más cosas de lo que la gente se espera. He seguido formándome en Madrid, Barcelona, París y Londres, he participado en musicales de Madrid, como La sirenita, Willy Fog, La vuelta al mundo en 80 días, he sido uno de los bailarines de cantantes de OT como Javián o Soraya, también en festivales de los 40 Principales, además de ser bailarín, director o coreógrafo de eventos y festivales de los ayuntamientos de Madrid, Getafe o Móstoles.

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Hace un tiempo me llamaron de una escuela para dar clases, el gimnasio Aluche, donde ahora soy profesor de baile moderno. Tengo 185 alumnos de distintos niveles y de distintas edades, desde los 4 hasta los 60 años. Es un centro bastante grande que tiene bastantes actividades, de las mejores de Madrid.

Entraste con 18 años y ahora tienes 28. ¿Podemos afirmar que Fama te cambió la vida?
Realmente cambia si te propones unas metas. La televisión puede ser engañosa porque te puede desfavorecer. Al principio me desfavoreció por la imagen que había dado, pero seguí con mi camino y mi forma de ser, con mi lucha, y después de 10 años puedo decir que he conseguido metas que algunos compañeros de aquella edición no han alcanzado. La verdad es que estoy muy orgulloso de que con 28 años viva de lo que me gusta.

Hagamos un viaje en el tiempo dentro de la academia donde lo pasaste bastante mal. ¿Cuál fue el mejor y peor momento?
Mi peor momento realmente fueron todos. Ahora me pongo a pensar y era un crío. Tenía 18 años, no tenía formación, no tenía ninguna salida porque los estudios que se impartían no los había tocado, y como era el novato y el más joven, que no había estado en una compañía, sumándole la edad del pavo y que no me había despegado de mi familia, pues todo es se juntó y lo pasé muy mal. Aún así, aguanté 3 meses.

Lo mejor fue ver la evolución, que era lo que les gustaba a los profes. También se veía esa transformación en los castings, que por eso entré. Hacía cualquier cosa, y lo corregía, aprendía. Era constante. Eso les encantaba de mí a los profes porque era muy difícil verlo con 18 años y en el mundo del baile. Además, entré porque tenía un estilo muy propio.

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Hablemos de ese casting que está en YouTube. ¿Qué piensas hoy en día de él?
Me enorgullece, me encanta. Porque aparte de ser viral en las redes por eso, sigues ahí y no te olvidan. Es una etapa que te ha hecho grande, y creo que he evolucionado a todos los niveles.

Cuando empezó el programa, me dijeron que había videos por todos lados, que tenía muchos hashtags. Yo me reía de las ediciones y demás. Es normal, la gente se aburre, tienen que expresar sus odios y sus gustos. Mientras que no se pasen de la raya, por mí genial.

Además, me hace mucha gracia porque las cosas buenas llegan a su tiempo. En su momento fui muy criticado, pero ahora estoy en boca de la gente. Ahora mismo en la nueva edición hay concursantes con bailarines que tienen experiencia profesional. El programa no tiene a ese concursante más verde para ver la evolución y que quiera la gente apuntarse a baile tras verle, como en OT, que había gente que cantaba bien y mal.

A sus 28 años y en contra de lo que piensa la gente, Marcos es bailarín, coreógrafo y director de baile

Antes de entrar en la nueva edición, hablemos de Rafa Méndez. ¿Cuántas veces te pudo decir “caca, supercagada y supercagadísima”?
Buf, no sé. Era para que te lo tomaras en serio. Te intentaba dar disciplina de una manera común. No te iba a decir cosas convencionales.

¿Cómo es la relación con él ahora?
Es el único profe con el que tengo contacto. Me llama para hacer masterclasses con él o viene a mis clases. Una vez al mes, como mínimo, hablamos. Ahí dentro te vendía una imagen, pero por privado es muy humilde, aunque hace el mismo show en la masterclass. Le gusta mucho hacer espectáculo.

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A Sara y a ti, a los que podríamos decir que erais los más débiles o los que os salíais del canon de belleza, parece que Rafa os protegía aunque os daba mucha caña, ¿alguna vez te ha dicho en privado por qué lo hacía?
Recuerdo una vez que hablé con él una vez sobre que hoy en día, en la sociedad, solo se valora lo que ven nuestros ojos sin pensar en el corazón. A Sara y a mí nos apoyaba porque luchábamos por eso, por conseguir nuestros sueños. Éramos muy transparentes, humanos, de esa gente que hay poca. Por eso nos protegía.

Además, quizás, con las cosas que nos sucedían, podía empatizar porque no le iba mucho la gente que no aportaba y que solo criticaba. Es al profe al que más cariño le tengo. Tenía muchos detalles, aunque no era el único.

Todos éramos chavales jóvenes y a veces los compañeros eran crueles, pero es normal porque éramos muy pequeños. La vida te va corrigiendo y ya está. Si me dices que el programa duraba 8 años, pues sí que sería más importante, pero en unos meses y a esa edad, pues normal.

Marcos ha trabajado para el ayuntamiento de Móstoles, Getafe y Madrid montando eventos y festivales de baile

Te entiendo. Hay momentos jodidos como cuando nadie se prestó voluntario a bailar contigo. ¿Cómo se vive eso con 18 años?
Ahora lo veo y no era un chaval potente con un nivel profesional, era un novato. Era normal. Tenía mis virtudes y mis defectos, pero se veían más las cosas malas que la evolución. Es entendible.

Si te dan a elegir un plato que te gusta y otro que no, pues escoges. En aquel momento me sentía mal y a veces me sentía muy rechazado, aunque mis compis me decían lo contrario. Cuando salí y vi las imágenes, observé que tenía apoyo, aunque también había quien daba la patada por detrás.

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Entraste como un chico de barrio protegido por tu familia y saliste siendo partícipe de un fenómeno social y una diana mediática encima. Me imagino que fue duro.
Sí. Necesité un psicólogo cuando salí porque ahí dentro no me cuidaron como a otras personas, no estaba al 100 por cien. El tema de los psicólogo es normal porque el shock es muy grande. Son tres meses rodeado de cámaras, sin familia, con muchísima presión siendo tan joven.

Un chaval de 18 años que no había salido antes de su barrio, que me formaba en bolera al flamenco, música de copla, pues imagínate. Te tienes que adaptar y creces muy rápido. Demasiado incluso. La forma de comunicarte, la forma de ver la vida, evolucionas más rápido porque no vives las etapas de tu edad.

Cuando estás dentro del programa no sabes nada del exterior, convives y poco más, aunque sí que veíamos que había cada vez más éxito. Es una sensación que solo podemos sentir los de dentro.

En la vida tienes a gente buena y mala, que te ha favorecido y que te ha rechazado. Una vez sales, la tortilla cambia y estás en una montaña rusa enorme. De repente ves gente que no estaba que ahora está, gente que lo ha dado todo que no esperabas, personas que están solo por interés y de repente te conoce todo tu barrio. Son circunstancias muy grandes. La caja, como llamo a la de televisión, está llena de sorpresas con cambios muy bruscos.

Hoy en día la gente se me queda mirando como si me conocieran pero no saben de qué. Soy sincero, no soy muy reconocido, aunque a veces mis amigos me dicen que alguien me mira y que me va a pedir una foto, y yo en plan: “¿Por qué me van a pedir una foto?”. Es entonces cuando me recuerdan que salí en el programa con tanto éxito. Lo mejor es que la gente te recuerda.

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Tu sexualidad también fue muy comentada y he podido ver en tus redes sociales banderas LGBT. ¿Llevas con normalidad tu homosexualidad?
Sí, soy homosexual y no tengo ningún pudor en decirlo. Cuando estaba dentro lo vivía mal porque era una experiencia fuerte. Sobre todo la autoaceptación. Si no te valoras, es muy difícil que te valoren y acepten los demás. En algún momento lo hice, y desde entonces estoy muy contento.

¿Y piensas que caías mal o bien?
No les puede gustar a todos. Yo tuve la suerte que o gustaba o no, 50 y 50 por ciento. Luego me di cuenta que había más gente a la que le gustaba que a la que no.

Dejemos el drama y hablemos del éxito. ¿Cuánto tiempo estuviste de bolos y masterclass aprovechando el tirón del programa?
Durante dos años me dediqué a hacer muchos bolos en discotecas, eventos, o iba como jurado en competiciones y demás. A los dos años, la fama se va perdiendo. A cada cosa le llega a su momento y eso se acabó. Seguí haciendo masterclasses y demás, pero nunca he sido una persona que le gusta llamar la atención. Si hacía algo, no lo anunciaba mucho. A día de hoy se sorprende de la cantidad de cosas que hago porque todavía me ven como el Marcos de Fama.

Marcos se alejaba de los cánones de belleza y tenía un estilo muy particular, cosa que hizo que muchísimas personas empatizaran con él

Batisteis todos los pronósticos de audiencia. ¿Qué clase de contrato teníais?
Se ganaba un dinero normal, aunque lo que más valía era la formación, que era brutal. Dormíamos 6 horas y las demás horas era baile y baile, además de todos los artistas que conocimos. No sé cuanto podía cobrar, pero no llega ni de lejos a los 3.000 o 3.000 y pico que se gana al mes en Gran Hermano. Muchísimo menos, vamos.

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Tú no fuiste ni a la gira de Fama ni al programa de exconcursantes que volvían a entrar. ¿Qué pasó?
Cuando salí del programa no firmé el contrato con ellos y por eso no salí en la gira ni en Fama Grupos. Mis familiares me vieron que no estaba bien y lo mejor era parar.

En este año ha vuelto el programa. ¿Lo sigues?
La veo cuando puedo. Sigue el mismo formato de mediodía, aunque lo llevan distinto, como un Operación Triunfo. El nivel de baile ha subido mucho y por un lado es bueno, porque da cabida a más perfección artística, pero por otro lado se echan en falta más estilos de baile y el punto de Gran Hermano que tenía nuestra edición para conocer a las personas. Ahora hay el 24 horas, pero no es lo mismo.

Como decimos los de la primera y segunda edición en un grupo de WhatsApp que tenemos, nos alegra que vuelva, pero falta variedad de baile. Para que lo entienda la gente, es muy contemporáneo y se tiran todo el rato por el suelo. En nuestro Fama metían funky con rollos de otros estilos de por medio, hip-hop, clásico…. Ahora de las 8 coreos, una o dos son urbanas.

¿Entonces tenéis contacto con los exconcursantes de la primera edición de Fama?
Sí, alguno con más que otro. Tenemos un grupo de WhatsApp porque la vida da mil vueltas. Hace poco nos vimos Susana, Vicky, Javier, Jacob y Lidia en un evento de Javi. Alguna vez hemos comentado lo de Vicky en OT. Me alegro muchísimo por ella porque es muy luchadora, como muchos de nosotros, y se lo merece. A cada uno le llega su momento.

Por último, ¿te gustaría un Fama, el reencuentro?
Sí, por qué no. Me gustaría muchísimo por todo lo que he vivido porque la gente tiene sea imagen de mí. Yo sé todo lo que he hecho y la gente cuando lo ve flipa. Cambias físicamente, bailas mejor, eres coreógrafo, director, muchísimas cosas. Eso la gente no lo sabe.

Hasta aquí la entrevista. Muchísimas gracias, Marcos. Ojalá haya un reencuentro.
Gracias a ti, Jordi.