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Música

Cinco canciones para tomar en buen plan el regreso de ABBA

La música con la que crecieron tus papás a veces puede ser más genial de lo que siquiera sospechas.

Habría que darles un premio a las personas que en Twitter sintieron la comezón inclemente de opinar algo sobre la noticia de unas nuevas canciones de ABBA. Esta cuarteto sueco de grandes músicos y grandes cantantes que en los años setenta se hizo famoso por dos cosas que generalmente nunca van juntas: ser bondadosos hasta con las cosas que se ven en microscopios y forrarse de dinero, mucho dinero.

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La noticia llegó a internet de manera muy atípica. Como todas las cosas que asaltan las redes sociales en estos días. Fue como si, de algún modo misterioso, el tío abusador de cualquier personaje de novela rusa volviera a casa para reclamar lo que es suyo. O peor aún, una llamada de teléfono a la medianoche del bully del colegio que recordó lo buenos que éramos con él y pide una visita a casa a desayunar.

Quienes no saben qué es ABBA tomaron la noticia como una nueva película de Mamma Mía, o un nuevo Greatest Hits del cual conocen un par de canciones, lo cual estuvo bastante bien. Celebraron posteando temas como "The winner takes it all", "When i kiss the teacher", "Fernando" o "Chiquitita". Hubo quien posteó la presentación de "Waterloo" en Eurovision diciendo que la había visto con sus papás en unas vacaciones en Acapulco en el 74 y otro más que dijo haber visto ABBA the Movie en un camión ADO de Chiapas a Córdoba, Veracruz.

Para quienes no conozcan de ABBA, deben saber que fue la banda pop más famosa del mundo de 1973 a 1982 y no había quien les hiciera sombra. Consistía en cuatro integrantes: dos cabrones cabezones llamados Benni y Björn; y dos princesas, Frida y Agnetta. Benni estaba casado con Frida y Björn con Agnetta. Juntos eran de esos nerds inquietos que igual no te hacían un sandwich bien tostado, pero en menos de 40 minutos armaban un par de temas pop barrocos con el groove de Sly and the Family Stone y la melodía coral de Otis Redding, por decir algo.

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Y para quienes saben quién es ABBA pero lo escriben en bajas y creen que no sirve de mucho su regreso -incluso para aquel que de verdad lo conoce más que cualquiera, pero piensa que se les ha agotado la fortuna y tienen que regresar como unos vampiros-, van aquí cinco canciones para entender la importancia de esta banda sueca, que vuelve en medio de un clima de cese armamentístico nuclear, una posible guerra fría, y un entretenimiento televisivo de una sola dimensión.

1. "Head over heels" (1982)
Del ABBA tardío, en el cual ya habían agotado la fórmula y habían optado por doblar las voces de Agnetta y Frida, deja un verdadero testamento de melancolía muy poco común en carreras de bandas pop en la historia de la música. The Visitors, su último disco, tiene frases que se escuchaban poco en los ochentas, como del tipo "es una chica que se come el mundo" o "batallando con una nueva jungla cada día", para dejar, sutilmente claro, lo constantemente salvaje que era cualquier ciudad para una chica, que luego Crystal Waters lo haría bastante bien en "Gypsy Woman". "Head over heels" es una profunda postal feminista de los ochentas.

2. "My mamma said" (1974)
Del Waterloo, y en la cúspide como resultado de esa gran presentación en Eurovision -que los catapultó a todo el mundo-, era casi imposible pensar que luego de canciones como "Me and Bobby and Bobby's Brother" o "Nina, pretty ballerina", dieran un salto más allá y adoptaran el funk en plan maestro como algo que los europeos apenas y resbalaban con la orilla del zapato. Este, uno de los temas preferidos de Stevie Wonder, tiene una línea de bajo que recuerda a "Funky Miracle" de The Meters, y es una puerta segura para entrar a ABBA si lo que de verdad buscas esa conexión soul Estados Unidos-Europa que no la encuentras ni en Daft Punk.

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3. "Money, Money, Money" (1976)
Una sobre el dinero. Extrañamente, algo que no es sucio o vergonzoso en Europa por razones que nunca llegaré a entender. Aquí ABBA ya tenía dominada como un palillo de dientes en la comisura ese arreglo clásico complicado que hacía sonar sus canciones como piezas de música sinfónica. Pausa, golpe, pausa. Varios estribillos cortos, y luego una pausa, un juego, y un coro otra vez. Lo más cercano, válgame la redundancia, a amasar el dinero. Locura. Si Benny y Björn hubiesen sido novelistas, este estilo sería lo más cercano a la broma Infinita David Foster Wallace. No poca cosa.

4. "As good as new" (1979)
Rareza única, inexplicable. Y sin embargo, si no su más grande testamento funk, es otra de esas joyas imprescindibles para entender el fin de la era disco. De un álbum que se antoja planeado a sonar, en su estructura, como una sola canción, es uno de los trabajos más extraños de ABBA por no decir que incómodos. En su conjunto, y como pieza de todo el corpus de los suecos, es perfecta por su grandilocuencia. Todo suena demasiado tenue, frágil y cansado, y a la vez es demasiado rápida, con ese arreglo de guitarras y esos picos altos en las voces que quedan y a la vez no quedan. Una joya importante en la corona pero que no brilla con luz propia.

5. "S.O.S." (1975)
Es como el tráiler de la vida de ABBA con todos los spoilers. Y, obviamente, mi canción favorita de la banda. Aquí está todo. Es la base teórica para entenderlos, el cheat sheet: glam rock, arpegios poderosos, un gran coro, un riff de guitarra imponente. Es difícil escuchar el álbum homónimo y no regresar a "SOS" para escucharla dos o tres veces. Comparte espacio con otras grandes canciones "Man in the middle", "Rock me", o ese tronco de ópera rock impresionante que es "Intermezzo no. 1". Pero es en "SOS" donde los atributos más relevantes de la banda se hacen presentes. Un trofeo.

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