El balón requisado por un alcalde ilustra el peligro de la Ley mordaza
Captura de la imagen eliminada que aparecía en el Facebook de Francisco Torrecillas

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un abusón con poder

El balón requisado por un alcalde ilustra el peligro de la Ley mordaza

Francisco Torrecillas, alcalde de la localidad andaluza de Albox, ha ordenado que la policía confisque las pelotas de fútbol a los niños que jueguen en la vía pública, una decisión que podría ser inconstitucional.

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Los vecinos de Albox, un pueblo de Almería de 11 000 habitantes, no salen de su asombro ante la última cruzada de su alcalde, que ha decidido pasar a la acción para defenderles de una gran amenaza, las pelotas de fútbol.

Francisco Torrecillas, el regidor independiente de esta población, publicó en Facebook el inicio de su peculiar guerra contra los balones provocando una oleada de comentarios en las redes sociales. "Acabo de empezar la campaña de recogida de balones, este es de la plaza de San Francisco, está arrestado en la Policía Local, he dado orden que de aquí a final de mes tenemos que arrestar diez balones", anunció el alcalde.

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Para empezar, hay que decirle a este señor que arrestar un balón no es legalmente posible. Además, declarar la guerra a un recreo inofensivo de los niños en la calle suena a auténtica ida de olla, como confirman varios expertos a VICE Sports.

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"La única manera de que estuviera habilitado para hacer esto es a través de las ordenanzas municipales", explica Andrés Berrio, abogado del Centro por la Defensa de los Derechos Humanos IRÍDIA. Efectivamente, según la normativa del consistorio, "se prohíbe expresamente" el uso de la vía pública "como lugar de ejercicio".

Lo curioso del caso es que, aplicando la misma lógica, el alcalde podría multar a los corredores que invaden las aceras. "Es una medida desproporcionada, aplicar poderes penales y punitivos para evitar que se practique un deporte va en contra de los valores constitucionales", añade Berrio. "Forma parte de la hiperregulación de la vida pública, es una anomalía que se cuela por culpa de una corriente más grande".

Aunque no hay precedentes similares, se podría trazar una comparación con la situación de los músicos callejeros en las grandes urbes. En Barcelona, por ejemplo, la policía ha aprovechado las ordenanzas para multar más a este colectivo y empezar a confiscar instrumentos. Otros ayuntamientos, volviendo a lo deportivo, han prohibido jugar a fútbol en ciertos espacios públicos delimitados, pero "nunca han requisado balones".

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"El sentido común te dice que un balón no es un arma ni un objeto peligroso, así que ir por allí cogiendo los balones de los niños no tiene sentido", explica el portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) José Cobo, que duda que el pleno del ayuntamiento comulgue con la idea del regidor. "Con los más jóvenes no se puede aplicar la ley como medida de represión, sino que debería aplicarse con fines educativos".

Imagen vía Reuters

Los expertos recomiendan que los afectados denuncien esta situación, ya que ataca a los derechos básicos y encima es una medida delicada que afecta a menores de edad. "Si se está jugando en un espacio donde está prohibido, entonces lo máximo es poner una multa a los padres de los niños o a los chavales", afirma Cobo.

La acción, más allá de las particularidades de las ordenanzas públicas de cada población, no es justificable a nivel de legislación estatal, pero si que forma parte de una tendencia más general. "Es el reflejo del contexto represivo y punitivo del actual momento político; también muestra la falta de políticas públicas constructivas sobre el espacio público en nuestro país", asegura Berrio, que bromea con que en la Ley de Seguridad Ciudadana —conocida como ley mordaza— al menos "tuvieron la decencia de no prohibir jugar a fútbol en la vía pública".

El contexto es importante, y Torrecillas no es ni mucho menos un alcalde cualquiera. Para empezar, alcanzó la alcaldía de Albox a pesar de ser el único regidor de su partido —Ciudadanos Libres y Unidos— en entrar al pleno del ayuntamiento. Las luchas de poder entre el PP y el PSOE llevaron a los socialistas a entregarle la vara al candidato independiente después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anulara la proclamación de Sonia Cerdán, la candidata socialista, por irregularidades en su proclamación como alcaldesa.

"Gracias a este acuerdo se respetará la voluntad popular", proclamó entonces el actual alcalde, que ahora se dedica a quitar las pelotas a los niños. Aunque todo fue de rebote y en pleno verano, los vecinos no podrían haber imaginado nunca que su representante les colocaría en el mapa por arrancarle un balón a un niño y exhibir su trofeo en Facebook.

O sí, al final esto es España.

Sigue al autor en Twitter: @GuilleAlvarez41