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​El beisbol se ha convertido en un deporte de contacto

Es cierto que los contactos que van del bateador al pitcher son carentes de intencionalidad, pero también es una realidad que cada vez más aparecen impactos de ese tipo.
Foto por Dale Zanine/ USA TODAY Sports

No existe otro deporte que no sea de contacto con más contacto que el beisbol. Es posible que no existan tantas lesiones en este deporte como algún otro, pero a raíz de unas cuantas la Major League Baseball (MLB) implementó medidas que pretendían, o pretenden cuidar la integridad de los peloteros.

Las reglas instauradas apenas esta temporada fueron a causa de una aparatosa barrida en la pasada serie divisional que disputaron los Mets en contra de los Dodgers. Chase Utley, segunda base del equipo con sede en Los Ángeles, barrió al panameño Rubén Tejada, de los Mets, quien trataba de fildear la pelota y conseguir un out. Las consecuencias fueron desastrosas: fractura de peroné para el torpedero centroamericano.

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El reglamento ahora apela a la buena fe de los jugadores, para que al barrerse buscando la almohadilla no interfieran entre el defensor y la pelota, y así puedan evitar una doble matanza. Aquí inician los problemas, esperar a que la buena fe de los jugadores evite lesiones trajo consigo una trifulca reciente entre los Rangers y los Blue Jays.

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Está por demás describir la jugada que se desató la penosa batalla entre José Bautista y Rougned Odor. El video ha rondado hasta el cansancio por televisión, redes sociales, y los impresos se han deleitado plasmando la imagen justa del derechazo del venezolano al dominicano. Esto ha derivado en una lucha estúpida entre venezolanos y dominicanos, todo gracias a la ignorante temeridad con la que las personas utilizan las redes sociales.

Bautista fue castigado con sólo un juego de suspensión, mientras que Rougned se perderá ocho encuentros. ¿Dar o intentar dar? Quienes hayamos practicado cualquier deporte que implique siquiera el roce con un adversario hemos sido castigados por "intentar dar", es decir, no acertar un golpe que lleva toda la intensión de lastimar, que bajo las reglas deportivas tiene la misma connotación que dar (acertar). Utilizando esta lógica que parece carente de sentido, prefiero dar a sólo quedarme en el intento.

Así es como la MLB intenta cuidar la buena imagen de su liga. Por lo pronto se comprobó que no se puede esperar a que los jugadores tengan buena fe, las barridas temerarias siguen apareciendo, pero ahora aderezadas con nocauts.

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Foto por Kevin Jairaj-USA TODAY Sports

Contactos accidentales repletos de buena fe

En 1920 Ray Chapman, quien jugaba para Cleveland recibió un pelotazo en la cabeza por parte del lanzador de los Yankees, Carl Mays, mientras esperaba conectar un buen impacto en la caja de bateo. El impacto lo recibió él. Chapman murió después de una cirugía que le practicaron a causa del fuerte golpe en la cabeza. Cincuenta y un años después, en 1971, la MLB implementó el uso obligatorio de casco para los bateadores.

Es una fortuna que en tanto tiempo la pelota sólo haya cargado con una víctima mortal. Y aunque ahogado el niño hayan tapado el pozo (51 años después) sigue habiendo otros pozos que no se han tapado aún y en los que los peloteros pueden morir ahogados.

En un reciente juego que los Olmecas de Tabasco disputaron en contra de los Pericos de Puebla, en la temporada 2016 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), el pícher estadunidense de los tabasqueños recibió en la cara un pelotazo proveniente del bate de Nyjer Morgan, jardinero central de los poblanos.

La línea que iba con ruta al central tuvo a mal impactarse en el rostro del jugador olmeca. Afortunadamente, el estadounidense se encuentra fuera de peligro, pero las consecuencias pudieron ser (que bueno que no) desastrosas. Tras ser trasladado al hospital, minutos más tarde se informó que se encontraba fuera de peligro.

Es cierto que los contactos que van del bateador al pitcher son carentes de intencionalidad, pero también es una realidad que cada vez más aparecen impactos de ese tipo. Y por supuesto la capacidad de reacción del lanzador disminuye por la velocidad de la jugada.

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Leer más: La gorra-casco que protegerá a los píchers en la MLB

Aunque la MLB ya ha aprobado el uso de cascos para los píchers (desde 2014), aún no son utilizados por los jugadores, ya que la mayoría argumenta que no son cómodos y que no se ve bien. Así es, un argumento es que no luce bien. Estamos viviendo las épocas que vaticinaba mi abuelo: "los vestidores comienzan a oler a perfume, en mis tiempos olían a linimento", decía.

Habrá que ser más coherentes con las situaciones que puede conllevar la colisión de un proyectil de unos 142 gramos a una velocidad de 90 millas por hora y un cráneo. Hay que dejarle a Ray Chapman el infortunio de ser el único en haber muerto por un impacto en un partido de beisbol.

Por lo pronto los cascos para lanzadores ya fueron probados en los entrenamientos de primavera, y se espera que su fabricante haga mejoras a la isoBLOX (unas placas de protección que amortiguan impactos y podrían evitar muchas lesiones en el beisbol y otros deportes), que aunque estéticamente no aporta lo mismo que una gorra de nylon, en términos de seguridad podría salvar vidas.

Mientras tanto los aficionados tendríamos que ser más conscientes, y dejar de pedir que el lanzador "arrime la pelota" al bateador. Ya que un acto utilizado para intimidar puede traer consecuencias mortales para el pelotero que espera franco y estoico la bala de cuero para repelerla con un trozo de madera, en un acto totalmente sensorial.