Si estás por asistir a un show de lucha libre en México, es mejor que tengas la piel gruesa. Los encuentros entre luchadores mexicanos profesionales se tratan tanto de decir muchas groserías (dentro y fuera del ring) como de hacer luchas dramáticamente artísticas.
Al entrar a la Arena Coliseo de Guadalajara, serás recibido con bocanadas deliciosas de olor a palomitas recién preparadas y burlas humorísticas de la multitud. Si eres mujer, probablemente te llamarán puta. Si eres hombre, las ofensas por lo regular girarán en torno a tu homosexualidad. A pesar de las obscenidades acometidas, nadie se siente ofendido.
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Cada jueves y sábado, la muchedumbre alegremente ruidosa se reúne aquí en Guadalajara para ver el fenómeno de luchas. Como cualquier espectáculo decente, la lucha ofrece comida tipo estadio para disfrutar mientras observas a los peleadores combatir entre ellos con una mezcla de fuerza y arte.LEER MÁS: Comer como un luchador mexicano
Alrededor del ring, vuelan los insultos y los vendedores caminan entre los pasillos ofreciendo golosinas como algodón de azúcar y donas. Para algo más sustancial, debes dirigirte a la ventanilla de la lonchería, donde sirven hot dogs, hamburguesas, salchichas y tostilocos. En el coliseo solo sirven cerveza, así que nada de tequila (a pesar de estar en la tierra del tequila). Pasa los insultos con ayuda de una cerveza Victoria o una michelada.
Me acomodé con una cerveza para presenciar la locura que es la lucha. Vuelan dientes y saliva, los hombres salen disparados por el aire como Superman, y no sólo dentro del ring, sino hacia las butacas también. Es mucho más que un deporte; es teatro, una experiencia de la que te enamorarás instantáneamente por la energía de la arena. Mientras miras a un luchador tomar un puño de cabellos, come y únete al coro de la multitud gritando.
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