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Música

El BudLab se acabó, pero no estamos tristes porque lo despedimos a lo grande

Sacamos la casa por la ventana en la clausura del BudLab pero nos quedó chiquita para tanto fiestón, así que terminamos en Billares Londres. Una noche por todo lo alto.

El pasado sábado en la tarde se respiraba júbilo. Era un júbilo de celebración, una satisfacción del deber cumplido. Tras cinco semanas de BudLab, la sensación de haber contribuido al crecimiento tanto cultural como musical de la ciudad, era más tangible que nunca. El edificio, que fue testigo de todo tipo de fiestas, personas, talleres y discusiones, recibía por último día a sus visitantes, acogidos musicalmente por el parche de DJs de VICE. Todos en combo, decidieron despedir la última tarde de este laboratorio en medio de disquitos mansos de house y techno. A lo último Kike Jimeno, con su vibra caribeña y mezcla de tracks certeros, fue el encargado de tomar la antorcha y dirigirla hacia Billares Londres.

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Diez de la noche, la gente animada y los ánimos todavía en plena potencia. Billares Londres era la siguiente parada para continuar la noche de clausura con el dúo barranquillero Boom Full Meke, quienes con su champeta 2.0 lograron despelucar a más de la mitad de los presentes, y descaderaron a la otra mitad. Arriba en la terraza, All My Fears fue quien supo congregar a la masa, en donde una fina selección de discos, pasando por Âme hasta Joy Orbison y EQD, lograban llenar el espacio a tope, como pocas veces se había visto. Luego se le sumó Arango, que hizo parte de la tripulación del BudLab, ayudándole a All My Fears en la contienda de conquista con un B2B hasta altas horas de la noche, que contuvo varios clásicos y techno selecto. Mientras tanto, abajo, Otto Von Schirach empezó a prender el main a punta de santificaciones con piedras preciosas, sus gritos de ánimo durante todo el set, y su particular pinta. Todo un ritual chamánico traído del sur del continente, un despliegue de bass multigénero y beats psicodélicos como nunca antes se había visto en Billares. Después de la tormenta llega la calma, pero el cierre de esta noche no fue el caso, culpa de The Horny Chihuahua y Memek, que después de Otto Von Schirach se pusieron a la tarea de cerrar bien arriba una noche perfecta, donde hubo música para todos los gustos y una vibra casi familiar, un ambiente producto de lo que cultivamos con este laboratorio durante más de un mes.

El BudLab cerró con todos los juguetes, y no nos queda sino dar las gracias a todos los que, de alguna u otra manera, lograron que esto pudiera tomar forma y realizarse. No nos vamos a poner sentimentales, esto no es un adiós, es un hasta pronto…

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