Decibel prueba (de nuevo) que los festivales independientes son mejores que los mega corporativos

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Música

Decibel prueba (de nuevo) que los festivales independientes son mejores que los mega corporativos

El festival de una semana en Seattle entendió que no se trata de apuntarle a lo grande, sino de sorprender a la gente.

Mientras las trágicas escenas del desastre ocurrido en TomorrowWorld—inundaciones, lodo, sexo público y muchas otras—se desvanecen de las redes sociales, nos damos cuenta de nuevo que la tan esperada explosión de la burbuja del EDM está cerca. La noción de que mientras más grande mejor, conducida por codiciosas corporaciones aprovechándose de la cultura de la música electrónica, está comenzando a desplomarse.

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El Festival Decibel de Seattle, que se llevó a cabo el mismo fin de semana que TomorrowWorld la semana pasada, se ubica en el lado completamente opuesto del espectro. Lanzado hace doce años por Sean Horton para celebrar el experimentalismo en la música electrónica, Decibel ha crecido de 2,500 asistentes a 25,000 y lo han hecho tranquilamente, sin comprometer su comunidad "hágalo usted mismo" mantenida por el staff de voluntarios y el compromiso con un nicho del mercado, específicamente el techno, los actos en vivo experimentales y los más recóndito de la música house (y quizá un poco más de techno).

La programación de este año fue un festín. El evento se alargó a más de cinco días y noches en notorios sitios de Seattle como Neumo's y The Crocodile hasta la institución clubber de Capitol Hill, Q Nightclub y The Triple Door, un teatro que hospedó la serie audiovisual de Decibel, Optical. Dos fiestas se llevaron a cabo en un bote llamado The Islander que zarpó de Lago Washington, mientras un evento gratuito en el parque Volunteer fue una oportunidad para los regulares de Seattle de entrar en acción. Un desayuno y un circuito de fiestas de toda la noche completaron el calendario musical.

Lo más difícil de Decibel es la sorprendente cantidad de opciones disponibles a cualquier hora que nos generó un estado perpetuo de FOMO (Miedo de perdernos algo). Dadas que se se sobreponían actos como The Acid y Bob Moses o Clark y Dan Deacon, andhim y Julio Bashmore o Daniel Avery y The Black Madonna, ¿cómo puedes decidir que escuchar el jueves por la noche? Afortunadamente para los fans y para los conductores, todas las locaciones estaban cercanas, así que podías ver cuatro o cinco eventos en una noche si lo planeabas bien (o permanencias despierto hasta tarde).

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Entre lo más sobresaliente se incluía a Nicolas Jaar, que mostró una serie de presentaciones en West Coast, incluyendo un show estelar en FYF Fest en Los Ángeles, con un set de su característico y esotérico estilo. Fue un poco más espiritual que su presentación en Symbiosis en Northern California unos días antes.

En otra parte, Daniel Avery levantó al público tirando un remix de "Energy Flash" de Joey Beltram entre su acida estética patentada y más temprano la presentación del nuevo álbum de Bob Moses, Days Gone By, reafirma su increíble habilidad de ser consistentemente bueno.

El tan hablado componente audiovisual de Decibel se engloba bajo el nombre Optical en The Triple Door, un adornado teatro donde actos como ESKMO y Tim Hecker de Decibel presentaron sets en vivo con proyecciones de visuales en tiempo real en la programación. Aunque muchos festivales en el espacio de la música dance han introducido elementos en vivo en su programación, para Decibel ha sido un aspecto intrínseco desde el comienzo.

Del miércoles al viernes en The Crocodile, las conferencias de Decibel sostuvieron discusiones sobre todo, desde "Construye To Propio Sintetizador" de Native Instruments con Drumcell y Raiz hasta pláticas sobre colectivos base con Joe Kay de Soulection, pasando por seminarios de Max MSP, Ableton, síntesis modular y FM. Horton señaló que muchos de los artistas que han sido parte de Decibel entraron a la escena atendiendo estas conferencias.

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Una armada de voluntarios, desde gente que transporta artistas hasta directores de programación, son el núcleo para el éxito de Decibel. Muchos de los 21 directores de la organización comenzaron como voluntarios y es en gran parte como se mantiene la ética de la comunidad del festival. La gente que viene al festival y se enamora de él tiene una oportunidad de involucrarse.

Además de todo esto, lo que realmente hace sobresalir a Decibel son los tan debatidos hot dogs con crema y queso. He vivido en Los Ángeles por veinte años y estas cosas son mejores que cualquier monstruosidad envuelta en tocino. Me crucé con uno por primera vez con el chico afuera de Neumo's tras el set de Recondite. El artista aleman fue una gran revelación para mi. Su set fue destacable, una selección minimalista que encajó con su atmósfera. Sonaba como música chill out para el fin del mundo.

Lo que siguió fue una sesión de 24 horas de fiesta que comenzó el sábado. Aproximadamente a la hora del almuerzo, un público alocado y maduro, como de menos de 200 personas, llegaron a The Islander, un tambaleante bar sobre el agua para la fiesta en bote de System of Survival y M.A.N.D.Y. El buque, con paneles interiores de madera y suficiente alcohol para sobrevivir un naufragio, cruzó a lo largo del Lago Washington mientras los curadores antes mencionados viajaban por música disco, house y techno mientras los botes y canoas flotaban cerca del bote de dos pisos.

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Mientras navegábamos por el gran lago, el equipo de football de la Universidad de Washington se hizo visible desde el bote. Botes estacionados salpicaban el agua por cientos de yardas y podías escuchar las porras desde el estadio que se mezclaban con la música. Un bote patrulla tuvo que retirar algunos botes de alta velocidad de nuestro camino y mientras dábamos vueltas alrededor de Mercer Island, surgió un jodidamente increíble arco iris antes de que se ocultara el sol, con hidroaviones despegando y aterrizando en nuestra periferia.

Una pequeña siesta después, estaba batido en un remolino de sets en tres lugares diferentes, Dauwd y John Tejada en Neumo's, Taylor McFerrin y Bonobo en Showbox y Shiba San en Q, el cual me arrojó a la calle para el tercer y ultimo after en Q NIghtclub con Drumcell. Ahí, Alan Fitzpatrick tiró el nuevo clásico de Jimmy Edgar, "Let Me Tell U", una adictiva canción con un sintetizador staccato y toques electro-tech que aún no puedo sacar de mi cabeza.

Con Drumcell y Fitzpatrick teniendo de forma consecutiva a Joseph Capriati y Marcel Dettman, no tendrías problemas para encontrar un fuerte itinerario techno en cualquier otro sitio que no sea el afterhours de Q.

Como si estas sancionadas fiestas no fueran suficiente, las afterhours de promotores locales como Secondnature de db Edition en el club Kremwerk fueron lo más destacado de la semana. DJ Qu y Aurora Halal tuvieron a la multitud pegada a la pista de baile hasta el amanecer y disfrutamos de shots de Jaegermeister como desayuno a las 6AM cuando se hizo legal servir alcohol de nuevo. Halal en particular nos llevo implacablemente por un aturdido techno.

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La noche podría haberse terminado pero la fiesta no. Con cara de sueño nos dirigimos a un rave de 4AM a 4PM llamado The Breakfast Club en un club de dos niveles llamado Monkey Loft. Desde nuestra llegada, vimos paramédicos sacando en silla de ruedas a una sonriente mujer fuera del club para llevársela en ambulancia. No nos detuvimos a pensar si era una buena o mala señal y muy pronto nos pusimos a ingerir Bloody Marys con el profundo y obscuro sonido del patriarca de Desert Hearts, Lee Reynolds, mientras la audiencia compuesta de lo más tierno de la demografía de Burning Man mantenía la pista de baile con vibras extrañas mientras el sol seguía subiendo.

Al medio dia, en en parque Volunteer, Db in the Park, J.Philip y Christian Martin tiraron un set libre a una multitud que incluía familias, niños y un castillo infalible renegado colocado sobre la hierba. No me da pena de subir que me subí a brincar en él. No podía sentir mis piernas y mi cabeza tenía una cacofonía de beats en conflicto, pero la experiencia y la música que he tenido el privilegio de escuchar toda la semana sobrepasa la experiencia de cualquier otro festival que te obligue a quedarte atorado en el estacionamiento por días enteros.

Aunque Decibel ha crecido de tamaño formidablemente, la programación estilo archipiélago y el ethos de la comunidad aún se sienten pequeños. Y ahora, más que nunca, es la razón por la cual es importante. Como todo este debate por el EDM nos debía haber enseñado, no se trata de hacerse grande, se trata de ser jodidamente increíble. Muchos de la generación EDM se darán cuenta de esto y se unirán a la verdadera cultura de la música electrónica, festivales como Decibel ganarán un gran apoyo.

Jemayel Khawaja es Editor en THUMP - @JemayelK