Estas fotos de las manos de los chefs son lo opuesto al food porn
All photos by Katie Wilson

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Comida

Estas fotos de las manos de los chefs son lo opuesto al food porn

Katie Wilson ha pasado 10 años haciendo retratos de chefs y sus manos repletas de heridas de guerra. Echa un vistazo a las quemaduras que sucedieron detrás de la comida que acabas de instagramear.
Phoebe Hurst
London, GB

No hay como negarlo. Extrañamente nos hemos obsesionado con fotografiar nuestra comida. Tal vez todo empezó con una foto de una paella que comiste en tus vacaciones en Tenerife o con una toma borrosa que grita "¡hice sopa!" en Facebook. No sé, pero mira el lío en el que nos ha dejado las obsesivas ganas de documentar lo que comemos. Ahora encontramos cuentas parodia de Instagram, como ésta que muestra comida chatarra emplatada bellamente y clases de The Guardian para aprender a tomar las fotos de tu almuerzo, solo por 450 dólares.

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Piensa en eso la próxima vez que le saques una foto a tu café con leche.

No hay nada malo en querer hacer una representación visual de las cosas que estamos por comer o beber, es lo que los seres humanos hemos estado haciendo desde tiempos prehistóricos (junto con las caricaturas de penes). El problema es que hay demasiadas tomas de aguacates untados sobre tostadas que ver, antes de que eso se convierta en una indeterminada masa verde. Eso es extremadamente inapetecible. Y lamentable.

LEE MÁS: La vida loca de un chef no es nada para celebrar.

Este hartazgo general hacia las fotos de comida es lo que hace tan interesante el proyecto de Katie Wilson: Fifty Chefs-The Hands That Feed London (Cincuenta chefs: las manos que alimentan a Londres).La última exhibición que realizó la fotógrafa está compuesta de cincuenta —sí, lo pensaste bien— retratos de chefs de toda la capital. La primera fotografía los atrapa en una pausa entre servicio en su restaurante y la segunda es de sus manos —muchas de ellas quemadas o lastimadas—.

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Margot Henderson.

Los resultados son fascinantes. Tenemos, por ejemplo, el dedo de Margot Henderson lleno de cicatrices y a James Lowe con una toalla de té colgada de su cadera y sus muñecas repletas con sinfín de heridas.

El acercamiento de Wilson, enfocado a la sangre, el sudor y el jugo de betabel que salpica las manos de los cocineros, está a millones de kilómetros de distancia de esos platos llenos de arte que los chefs envían desde su cocina hasta la mesa (mismos que muchas veces vemos en las redes sociales). Es horrible ver cuántas quemaduras con sartén se necesitan para que puedas comerte esas cosas deliciosas que te sirven en los restaurantes, desde el más humilde hasta el más fino.

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Me senté con Wilson para saber más sobre lo que las manos de los chefs pueden decirnos sobre la comida y sobre la forma en que comemos.

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Las manos de Margot Henderson.

MUNCHIES: Hola Katie, ¿Cómo empezó el proyecto de Fifty Chefs-The Hands That Feed London?

Katie Wilson: Un par de mis amigos son chefs y cada vez que me encontraba con ellos veía el estado de sus manos y sus quemaduras. Ahí surgió mi inquietud por hacer este proyecto. Me hizo pensar sobre lo que hacen en la cocina y cómo obtuvieron estas heridas, pero luego la idea evolucionó en algo más sobre las manos, en vez de ser específicamente sobre las cicatrices. Es la historia que las manos de diferentes personas dicen.

Tienes a todo el mundo ahí, desde chefs con estrellas Michelin a los que trabajan en pequeños cafés familiares. ¿Cómo elegiste a quién incluir?

El proyecto fue construido enteramente con recomendaciones. Empecé con mis amigos y ellos me recomendaron a distintas personas, pero luego gente como Mark Hix me recomendó Mangal, un lugar de kebabs turcos. Era importante que no fueran todos chefs con estrellas Michelin o lugares finos. A la mayoría de las personas les preguntaba, ¿a dónde vas el jueves por la noche? y tomaba sus respuestas como recomendaciones de lugares. Pero tampoco escogí los lugares por la calidad de su comida, sino que me enfoqué en los que los londinenses realmente aman. Muchos de los cafés como Arthur's pueden desaparecer dentro de los próximos 20 años. Sentí un poco de responsabilidad de incluir a todo el mundo, de hecho ¡pude haber continuado!

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Hussein de Mangal.

Empezaste tomando estas fotos de chefs hace diez años. ¿Cómo ha cambiado la escena culinaria de Londres desde entonces?

Ha sido un viaje fascinante. Cuando empecé esto no teníamos la cobertura tras bambalinas de la cocina en los shows culinarios que se transmiten los sábados por la mañana. Ahora la comida está por todas partes y todo el mundo parece ser un foodie. La parte fantástica de todo es que ha mejorado la calidad de la comida —puede ser que Carluccio's no era el mejor lugar para tomar café hace diez años, pero ahora lo es—.

El haber ido a los restaurantes y a sus cocinas me dejó un increíble archivo de fotos. Hablar con porteros, peladores de papas, jóvenes ayudantes de cocina y grandes chefs, y saber de dónde vienen —eso ha cambiado en los últimos años gracias a las reformas migratorias— y qué tipo de comida les interesa. Eso me encantó.

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Mark Hix.

¿Y cómo fue que tomaste las fotos?

Las fotos lucen como si hubiesen sido tomadas en un estudio, pero en realidad yo iba preparada a sus cocinas con luces y un fondo. Entonces los chefs salían de su cocina y se paraban frente a la cámara para que yo pudiera hacer la toma. Algunos tienen manchas de transpiración o de comida entre los dedos. Eso fue real.

Cuando sacamos las fotos en Nobu los cocineros estaban comiendo su almuerzo y algunos chefs estaban acurrucados durmiendo una siesta. Me impresionó mucho ver ese lado del restaurante, ver a los chefs en ese ambiente tan distinto y saber que son las mismas personas que salen en revistas posando muy orgullosamente.

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La mano de Arthur Woodham. Arthur Woodham de Arthur's Cafe.

Tu trabajo muestra un lado muy humano de la industria de los restaurantes.

Me encantan los cocineros. Me siento muy atraída hacia ellos y al hecho de que quieren dar sustento a otras personas. Nos quieren alimentar. Creo que se necesita un talento especial para tener esa motivación de alimentar a otros. Con todos los bombos y platillos que rodean a la comida estos días, es fácil olvidar lo complejo que es el aparentemente simple acto de nutrir a un extraño.

Y ¿las cicatrices y quemaduras en las manos de los chefs son la reflexión física de eso?

Sí. Creo que no hay escapatoria ante las heridas cuando usas tu manos en la cocina todos los días. No puedes falsificar la buena comida ni puedes mantener tus manos ilesas. Yo solía trabajar en la industria de la moda y ahora que me he colado al mundo de la cocina me doy cuenta de que aquí hay más honestidad y amabilidad entre la gente.

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James Lowe

¿Notaste vergüenza en los chefs al mostrar sus manos llenas de cicatrices?

No. Son como huellas de batalla. Los cocineros suelen estar muy orgullosos de ellas y recuerdan qué hecho ocasionó cada cicatriz. Me dicen? 'esa fue de un horno, cuando estaba cocinando ostras' o 'esta es de cuando casi pierdo un dedo'. Son heridas bastante graves, pero ninguno me dijo '¡no mires mis manos!'.

¿Algo te sorprendió en las manos que conociste?

Es interesante. Personas como Michel Roux o Ángela Harnett no tienen demasiadas marcas, aunque ambos tienen muy buena presencia —sin manchas en sus delantales—. Es algo que tiene que ver con las personalidades, no quiero decir que si no te quemas, no eres un buen cocinero. Las heridas quizá signifiquen que la persona es un poco más apasionada que las otras. No sé, las manos simplemente cuentan historias diferentes.

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La mano de Fergus Henderson.

Cuéntame sobre la obra de beneficencia que tu proyecto está apoyando.

Todas las ganancias de la exposición van a FareShare, que es una fundación de beneficiencia en el Reino Unido que trabaja con el desperdicio de comida y el hambre. Muchos de los chefs fotografiados –como Fergus Henderson con su idea de comer animales de cabo a rabo— están muy conscientes del problema del desperdicio de comida.

Fergus Henderson.

Muchas de las fotografías de comida que vemos en estos días son platos hermosamente arreglados y tomas artísticas de nuestras cenas. ¿Ves tus fotos como una especie de antídoto al food porn?

Quería que las fotos fueran muy honestas. Hay un poco de trabajo de edición, pero realmente no están retocadas. Después de mi experiencia como fotógrafa de moda —con su perfección y su artificialidad, que es genial en su propio estilo— tenía ganas de hacer algo muy crudo y honesto. No es que quiera que alguien luzca horrible en su peor momento, o que la comida se vea inapetente, pero me preocupa la realidad. Tal vez sí, tal vez esta serie fotográfica es una respuesta contra la moda de tomar fotos de comida.

Y nada más honesto que la comida. Gracias por hablar conmigo, Katie.