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un problema real

Abusos sexuales en el fútbol: niños desprotegidos por un sistema deficiente

Creemos que es un problema del pasado, pero todavía hay niños en riesgo de sufrir abusos en el deporte.
PA Images

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A lo largo de los últimos meses, las alegaciones sobre abusos sexuales a menores en el fútbol han estado en el punto de mira mediático, pese a que el problema de la explotación institucional en el deporte viene de largo. Existen pruebas que sugieren que los deportistas más jóvenes siguen estando en situación de vulnerabilidad frente a posibles abusos por parte de pedófilos.

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No cabe duda de que el fútbol ha desatendido su responsabilidad en lo que respecta a evitar los abusos sexuales endémicos e institucionales. Un comunicado emitido por el Consejo Nacional de Jefes de Policía de EUA (NPCC) a finales de 2016 revelaba que se habían identificado 155 posibles sospechosos de haber cometido abusos sexuales en el ámbito del deporte; asimismo, se señalaba que en total eran 148 los clubes de fútbol implicados en estos casos. En el momento de la publicación del informe, el número de víctimas afectadas era 429, cuyas edades en el momento de sufrir los abusos oscilaban entre los cuatro y los veinte años.

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Las alegaciones no se hicieron esperar desde que el exjugador del Crewe Alexandria Andrew Woodward renunció a su derecho al anonimato cuando concedió una entrevista al The Guardian en noviembre de 2016.

Steven Walters, hoy de 45 años, fue el segundo exfutbolista en declarar que fue víctima de abusos. En 1988, Walters se convirtió en el debutante más joven del Crewe Alexandria. Él es una de las víctimas detrás de Offside Trust, una organización fundada el pasado diciembre para apoyar a jugadores de fútbol que han sufrido abusos sexuales de jóvenes y a sus familiares.

Steve Walters, el día de la inauguración de Offside Trust // PA Images

Ante la pregunta de si creía que todavía había niños en riesgo de sufrir abusos en el deporte, Walters declaró para VICE Sports: "Sabemos fehacientemente que en el fútbol siguen produciéndose abusos aunque todavía se oye a mucha gente decir, 'Ah, pero eso fue hace muchos años, en los ochenta, blablablá'. La gente tiene que abrir los ojos.

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"Hay un montó de casos abiertos de la década de los noventa y del nuevo milenio. Esto nunca ha parado, y el que crea que es cosa del pasado es un ingenuo".

Resulta preocupante saber que Walters puede que tenga razón.

Charles Derham, jefe del equipo de lucha contra el abuso del despacho Verisona Law, señala que este tipo de abusos se dan con más frecuencia en clubs de menor categoría, refiriéndose concretamente a un caso que su despacho está llevando contra Daniel Gersh, exdirector del Club de Fútbol Southside Junior, en Essex. En 2007, Gersh fue ingresado en prisión tras haber confesado que abusó de 60 niños.

* * *

La organización benéfica británica NAPAC también ha observado un repunte en los casos de abusos: "En las últimas tres semanas, el número de denunciantes masculinos ha aumentado un 50 por ciento, y la cifra de personas que se han apuntado a grupos de ayuda se ha multiplicado por diez", asegura Kate Stipala, jefa de Relaciones Públicas de NAPAC. Y añade: "En este mismo periodo, el 35 porciento de los visitantes tenían edades comprendidas entre los 18 y los 34 años; el 12 por ciento, entre los 18 y los 25; y el 23 por ciento, entre los 25 y los 34 años".

Steve Walters jugando en Crewe en 1992, a la edad de 20 años // PA Images

"Por lo general, las personas que llaman al NAPAC tienen entre 30 y 50 años. Creo que se debe al efecto del fútbol: desde las declaraciones de Andy Woodward, más jóvenes han sabido de nuestra existencia y han llamado para recibir apoyo".

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Ante la evidencia de que siguen produciéndose abusos sexuales en el fútbol infantil, surge la pregunta de qué medidas se han tomado para evitarlo y proteger a las posibles víctimas.

En 2001, la FA implementó una nueva normativa para proteger a los niños, según la cual los equipos debían disponer de una figura debidamente formada que velara por la seguridad de los jugadores más pequeños. El ex director ejecutivo de la FA, Mark Palios, declaró a la BBC que la asociación había enviado cartas a los clubs de todo el país instándoles a poner en práctica y observar estos procedimientos.

Sin embargo, Palios admitió que resulta más fácil regular a los clubs de alta categoría que a los pequeños, que por lo general dependen del trabajo de los voluntarios.

La NAPAC sugirió que la tendencia a ignorar a los denunciantes en el pasado podría haber contribuido al silenciamiento de todo abuso conocido en el deporte. Tal y como lo expresó Kate Stipala: "Lo que ha descubierto la NAPAC es que es posible que la gente que expresaba su preocupación se lo comunicaba a otras personas y entonces un grupo de directores le decía: 'No te preocupes por eso'.

Andy Woodward, el primer jugador en hablar abiertamente sobre su abuso y cofundador del Offside Trust // PA Images

No cabe duda de que el problema del abuso sexual a niños no es algo exclusivo del fútbol, pero hay diversos factores que hacen a las academias juveniles y los clubes de cantera especialmente susceptibles a la explotación. Con el auge de la híper profesionalización, el fútbol es más competitivo de lo que había sido nunca antes. Solo una minoría de jóvenes jugadores conseguirán jugar en el nivel más alto y, para los niños ambiciosos que tienen sueños de éxito, esto añade una tremenda cantidad de presión sobre sus hombros.

Los niños procedentes de entornos humildes, de pequeñas poblaciones de todo el país, confían en que sus entrenadores y ojeadores les guíen a través de un mundo agresivo y fuertemente centrado en lo económico. La desesperación por lograr el éxito, la voluntad de impresionar y el respeto a las figuras de autoridad siguen siendo una peligrosa combinación para los jugadores más pequeños. Considerando el modo en que se entrenan los talentos y el poder de los ojeadores y entrenadores para crear o destruir el futuro de un niño, parece que los jóvenes jugadores siguen en una posición muy vulnerable dentro del sistema del fútbol juvenil.

Si queremos llegar algún día a afirmar con toda certeza que los niños están totalmente a salvo del abuso sexual en el fútbol juvenil, los organismos regidores, los clubes y las canteras deben someterse a requisitos legales que prevengan la explotación. Un sistema rígido y uniforme de mecanismos de control es la única forma de hacer que el proceso de vetar y reclutar jugadores sea abierto y transparente.

Conforme el fútbol continúa catalogando el flujo imparable de denuncias históricas de abusos y las autoridades empiezan a impartir justicia para las víctimas, no debemos dejar de procurar que el sistema actual sea más seguro. La apertura, la transparencia y las medidas de protección obligatorias son la mejor forma de conseguirlo.

Sigue al autora en Twitter @emiliabona