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Cultură

Así se siente ser mujer y vivir con herpes genital

La mayoría de tus amigos tienen herpes y probablemente tú también. Pero descuida, no es tan grave.

Esta foto es de una modelo. No sabemos si tiene herpes o no. Foto vía Pixabay.

Esta semana la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó que dos tercios de la población del mundo menor de 50 años — más de 3.7 mil millones de personas— tienen el virus del herpes. Es decir, la mayoría de tus amigos lo tienen y probablemente tú también.

El tipo de herpes más común —y el que tiene casi todo el mundo— es el virus del herpes simple (también conocido como tipo 1 o HSV-1). Este virus es la causa de los fuegos labiales. El herpes HSV-2, que es menos común, es el que causa el herpes genital y es más grave. El informe de la OMS dice que cerca de 417 millones de personas menores de 50 tienen este virus.

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Pero ahora la mayoría de la gente coincide en que la definición es arbitraria. Puedes contraer el tipo 1 en tus genitales y el tipo 2 en tu boca (en especial si tu boca tuvo contacto con los genitales de una persona infectada).

"Si tienes sexo oral cuando tienes fuegos, puedes hacer que le de herpes genital a tu pareja", dijo Marian Nicholson, del centro de atención de la Asociación del Virus del Herpes. "Es como en la jardinería. Se pueden plantar los dos tipos de virus en el mismo lugar pero uno se da bien en el sol y el otro prefiere la sombra. ¿Me explico?"

Los fuegos son síntoma de los dos tipos de herpes y es probable que tengas al menos uno de esos virus. Foto vía Wikimedia.

Si la mayoría de nosotros tenemos el virus que causa el herpes genital, ¿por qué no todos presentamos síntomas físicos? Según el Servicio Nacional de Salud británico, ocho de cada diez personas con herpes genital ni siquiera saben que lo tienen porque no todos los cuerpos presentan reacciones.

¿Y cómo es la vida si tienes herpes y lo sabes? Para saberlo, platicamos con Ana, de 26 años de edad, sobre cómo es vivir con herpes genital.

Ana

Contraje el herpes cuando tenía 22 años de edad. Estaba en la universidad estudiando mi maestría en la universidad y tuve sexo casual con un tipo de mi clase. Éramos amigos pero una noche fuimos a un bar después de clase y terminamos durmiendo juntos.

Al día siguiente me ardía y creí que era cistitis. Fui al doctor y me dio antibióticos pero no se me quitó. Unos días después vi ampollas por todos mis labios vaginales. Me espanté muchísimo. Creí que estaba teniendo una reacción a los antibióticos. Fui al doctor otra vez, me revisó y entró en pánico. Me dijo que tenía herpes y que tenía que ir al ginecólogo inmediatamente. Cuando los doctores reaccionan como si fuera el fin del mundo, en serio crees que es el fin del mundo.

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El ginecólogo fue mucho más tranquilo. Dijo que iban a tomar unas muestras. Me explicó que había dos tipos de herpes, me dio unos folletos y me dijo: "No te preocupes, no es para tanto, es muy común", y me mandó a mi casa.

Llegué a casa y estaba muy confundida. Lo único que sabía del herpes era que no era nada bueno. Nadie quiere tener herpes, ¿o sí? En ese entonces no era una persona muy segura de mí misma. Acababa de salir de una relación larga que terminó muy mal y el tipo que me contagió el herpes fue el primero con el que me acosté después de romper con mi novio. Estaba muy enojada. El tipo que me cogí era mucho más grande que yo, ya pasaba de los 40. ¿Cómo era posible que no supiera que tenía herpes? Pero cuando le di la noticia, la sorpresa en su rostro me confirmó que no lo sabía. Me enojé todavía más por mi mala suerte. Todos mis amigos cogían con cualquier persona y no les pasaba nada. Estaba segura de que nunca iba a volver a tener una vida sexual normal. Creía que sólo iba a poder tener sexo con las personas que aceptaran mi "enfermedad" o con los que también tenían herpes, como si fuera un secreto oscuro.

Cuando me entregaron los resultados vi que tenía herpes tipo 1. Aunque ahora la diferencia entre el tipo 1 y el tipo 2 es muy arbitraria, me hizo sentir mejor. El tipo 1 es el que da en la cara, como los fuegos. Se supone que es menos grave y que los brotes no son tan malos. El tipo 2 es el que normalmente se presenta en los genitales y se considera más grave. Pero eso ya no importa porque te pueden dar los dos en cualquier parte.

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Le conté a unos amigos y su reacción fue bastante positiva. De hecho, me enteré que uno de mis mejores amigos también lo tiene y yo ni sabía. Y otros dos amigos lo contrajeron hace poco.

Después de que me diagnosticaron, me volví muy ansiosa. Tener herpes afecta a los nervios. Al principio sentía un cosquilleo en la parte de atrás de mis piernas. Tenía miedo de que regresara y así fue al principio. En el primer año me salían brotes cada dos o tres meses. En general, los brotes son puntitos que pican en mi vagina. A veces me salen un poco más atrás, cerca del ano. Es común que le pase eso a las mujeres. Como me daba mucha vergüenza ir al doctor, me compré un medicamento antiviral llamado Acyclovir en una pagina de internet autorizada. Tomar ese medicamento me ayudó mucho y ahora casi no tengo brotes, si acaso una o dos veces al año.

Cuando tengo brote, no puedo tener sexo porque es cuando soy más contagiosa. Muchas personas no saben que lo tienen y por eso se propaga. Eso o no les importa contagiarlo. Llevo dos años con mi novio actual. Él no tiene herpes pero no se me haría raro que lo tuviera y no presentara síntomas. Somos cuidadosos pero no exageramos. No es fácil pensar cuando empiezas a salir con alguien y quieres tener sexo todo el tiempo. Ahora veo el herpes como si fuera mi periodo; hay síntomas que me indican que se aproxima. Me siento cansada y me da temperatura. Pero, siendo honesta, ya casi ni pienso en eso.

Me di cuenta de que si le dices a los hombres que es algo muy malo, se lo van a creer. A mi novio le gusta mucho la ciencia y entendió muy rápido que el herpes no es grave. A veces me pongo a pensar qué haría si me quedara soltera otra vez. ¿Se lo diría a mis ligues casuales? Probablemente no porque no siento que yo sea un peligro. No quiero que defina quien soy yo.

Se cambiaron los nombres.