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Cultură

Cartas de un nazi enamorado

Las cartas que enviaba Himmler a su esposa muestran que a pesar de ser un hombre monstruoso, era un novio inseguro y tierno.

© United States Holocaust Memorial Museum, cortesía de James Blevins.

Durante muchos años se pensó que las cartas que Himmler había mandado a su esposa Marga y a su hija habían desaparecido. Nos habíamos quedado sin conocer la "hermosa" relación entre el jefe de la SS e ideólogo del exterminio con su mujer. Una enfermera a la que conoció en un viaje en tren en 1927 y con la que se casó unos meses después. Sin embargo, 70 años después del suicidio de Himmler los papeles aparecieron en Tel Aviv.

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Marga, una rubia de ojos azules, ya había estado casada antes, pero Himmler se saltó sus convicciones y se enamoró de ella. Lo hizo porque era una auténtica alemana (algo que le gustaba en una chica) y porque compartían la misma ideología perversa. Pero como el guión de una película romántica barata, faltaba un punto de giro. Himmler tuvo una relación (y dos hijos) con su secretaria Hedwig Podhast durante la guerra. Algo de lo que la abnegada Marga estuvo siempre al corriente.

Ahora, la sobrina nieta del dirigente nazi, Katrin Himmler, junto con Michael Wildt, catedrático de historia alemana del siglo XX en Berlín, recopilan y analizan estas cartas en el libro Himmler, según la correspondencia con su mujer (1927-1945), que será publicado por Taurus el próximo 10 de septiembre. Hemos podido leer algunas de las cartas y hemos encontrado algunos detalles que definen al personaje tanto en su ámbito más privado (un angelito) y que también explican muchos de sus detestables comportamientos públicos (un auténtico demonio).

Ese joven enamorado

No recibir una carta a tiempo era algo que encabronaba Himmler. Como cualquier enamorado que comienza una relación (la pareja llevaba un año juntos en 1928), necesitaba saber de su amada todo el tiempo. Y tenía su forma especial de hacérselo saber. “¡Mi preciosa, querida y 'muy mala' mujercita! Imagínate, ni ayer ni hoy el 'pobre' marido ha recibido carta de su buena mujer. Yo digo entonces que es una mujer 'muy mala'. El viernes ella echó la carta tan tarde que el correo no la trajo el sábado, y el sábado la buena mujer olvidó que tenía que ser una carta urgente. ¿O le falta a la buena mujer algo? Me preocupo un poco, ojalá mañana temprano tenga una o dos cartas (…)”.

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Himmler y su solución final

“¿Cuándo nos abandonará esta basura para que podamos vivir una vida feliz?”. Una perla que escribe en referencia a los judíos, al día siguiente de la llamada noche de los cristales rotos. También en sus cartas hace referencia a las visitas a los campos de exterminio y a las cosas sorprendentes que allí encontraba. “Me voy a Auschwitz (…). De sábado a martes estaremos en los campos de la muerte para probar un nuevo e interesante método de ejecución”. Algo que confirma su participación como principal impulsor de la denominada solución final. “Hoy hemos visitado el campo de las SS de Dachau, con mamá (…). Una gran comilona (…). ¡Qué gran proyecto son los campos de concentración!”.

¿Un optimista nato?

"Esta será probablemente la tarea más difícil que me han encomendado hasta ahora. Pero creo que lo lograré y pese a todo estoy convencido de nuestra victoria final", (20 de enero de 1945). Y luego, más adelante, a sólo un mes de su muerte, insiste en su optimismo: “Los tiempos son terribles para nosotros, pero todo, no tengo ninguna duda, se resolverá bien. Los ancestros y sobre todo el valiente pueblo alemán nos protegerán y no dejarán que nos hundamos”.

Vida en pareja: castración (de animales)

Heini le envía a su mujer un formulario de pedidos en la primera de las cartas recopiladas en este libro (15 de abril de 1928). Le cuenta que estuvo en una librería y descubrió cosas realmente interesantes para sus gustos y aficiones.

“Te recomendaría que compraras los libros pintados en azul. El pintado en rojo es la mayor obra que existe sobre avicultura. Quiero que más adelante lo compremos juntos, cuando nos hayamos familiarizado con el tema gracias a otros escritos. Te envío también los folletos sobre la 'castración'. Te aconsejaría que encargaras a tiempo quizá el instrumental de castración, para que podamos probarlo el domingo siguiente a Pentecostés, cuando esté en Berlín, en casa de tus padres con un gallo muerto (en primer lugar)”. Su redacción es tan escalofriante como atropellada.

La respuesta de su mujer es clara. Dice que va a comprar inmediatamente los libros, el instrumental y concluye: “También podemos hacer el experimiento con el pollo muerto. Quiero leer el libro”.  Uno de los sueños bucólicos de Himmler fue tener una hacienda junto a su mujer, que había pasado parte de su vida en una granja y tenía conocimientos sobre la vida en el campo.

Romántica despedida

“Os mando, a ti, mi querida mami, y a ti, mi querida Muñequita, muchos abrazos y besitos. ¡Heil Hiler! Con amor, vuestro papi”. Esta es la primera vez que se despide con el saludo nazi. Y la última, porque poco tiempo después fue hecho prisionero y se suicidó.