El empanizado: una de las maneras más atascadas de fumar mota

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El empanizado: una de las maneras más atascadas de fumar mota

Este fenómeno comercial es una muestra de las inagotables posibilidades creativas que ofrece el mercado de la marihuana.

Ni la crippy de chicle, ni la afgana, ni siquiera la renombrada AK47, han conseguido agitar tanto el mercado de hierba como lo está haciendo este sencillo pero suculento banquete, el empanizado: un potente porro de crespa recubierto por más crespa y que muestra claramente la evolución de la oferta y la demanda de mota en el mundo.

Se trata de un blunt —un papel para fumar hecho de tabaco y de un tamaño superior a las sábanas tradicionales— relleno de crippy, bañado en miel o piloncillo y cubierto por una gruesa capa de eso que llamamos "polen". Una mezcla de sabores capaz de deleitar los pulmones del fumador más exigente.

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El ingrediente principal de esta receta canábica es lo que se conoce como "polen", "resina" o "cristales", ese polvillo fino y diminuto que se desprende de hierba es una secreción glandular que contiene grandes concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC), cannabinol (CBN) y cannabidiol (CBD) (tres de los componentes de la mariguana que se encuentran aquí más que en cualquier otra parte de la planta) por lo que huele, sabe y pone más que el cogollo que nos fumamos regularmente.


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Como lo explica Ed Rosenthal, redactor de la columna 'AskEd' que forma parte de la popular revista estadounidense Cannabis Culture, "las hojas, los tallos y las otras partes de la planta que no tienen valor comercial, contienen gran cantidad de resina. Este material se muele en un grinder de tres niveles y así se obtiene la resina en forma de polvo que queda depositada en la parte de abajo".

Esa "resina", denominada por los conocedores como quife, kief o skuff, es un potente subproducto de la mariguana utilizado por el hombre desde hace milenios para la obtención de hachís, entre otros usos. En la mariguana transgénica o crippy, el quife se desprende de los cogollos casi que con sólo tocarlos, por lo cual es prácticamente un sobrante que resulta de la simple manipulación de la hierba.

Hasta hace poco, el "polen" fue un sobrante sin valor comercial que resultaba del empacado y el armado de porros para la venta al menudeo, pero ahora, gracias a Internet y la globalización, las costumbres de otras latitudes han inspirado a los nacomenudeadores locales, quienes no pierden oportunidad para tratar de introducir productos nuevos a un mercado ilícito que se diversifica y se especializa cada vez más.

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Por eso la idea del empanizado no es nueva: el ingenio consistió en poner el producto al alcance del consumidor y bautizarlo con ese provocativo nombre que evoca la tradicional receta que el coronel Sanders le aplicaba a su adictivo pollo de KFC. Una táctica comercial agresiva para un público que se muestra ávido de nuevas experiencias.


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El éxito de este producto puede obedecer, entre otras cosas, a la tendencia de los usuarios por consumir marihuana cada vez más potente. La irrupción del empanizado es un ejemplo de lo dinámico que puede ser el mercado de la mota, que se abre y se diversifica hacia el aprovechamiento de los derivados y los extractos, muchos de los cuales, como los aceites y hasta la misma resina, no restringen su uso al ámbito recreativo sino que son útiles en campos tan distintos como la medicina y la culinaria.

Este fenómeno sicoactivo comercial es una muestra de las inagotables posibilidades que ofrece el mercado de la mariguana, tan grandes que es probable que por fin haya llegado alguien capaz de vender más empanizados que el mismísimo coronel Sanders.