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Hacia un diseño gráfico latinoamericanista: una charla con San Spiga

Platicamos con el artista que pega a Maradona en las calles del mundo con el fin de generar nuevas conversaciones sociales.
Imágenes cortesía del artista.

En la figura del argentino Santiago Spigariol confluyen la del diseñador gráfico, el docente de la Universidad de Buenos Aires y el del activista que ataca la coyuntura política con su obra. Pero el todo es más que la suma de las partes: ya sea instalando murales de Diego Maradona por toda Europa, investigando las formas pedagógicas en las universidades de diseño de Europa o acercándose a otra perspectiva del color y de comunicar en el Norte de África, San Spiga construye algo que no debería rotularse: una noción del diseño como un arte que puede valerse de la iconografía popular para despertar conciencias cívicas dentro y fuera de las aulas. ¿Un Bansky latino? No, eso es un oxímoron. Su última propuesta, se hace se aprende, pronto lo tendrá girando por América Latina para contagiar esa idea de que no hay nada mejor que embarrarse para hacerse bueno. Aquí la charla con alguien que parece tener mucho que decir. Y qué hacer.

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Tus intervenciones sobre Maradona en Europa o "Se hace se aprende" muestran a un artista que encontró su veta de trabajo y expresión. ¿Cómo se desarrolló ese perfil?

Me limitaría a decir que siempre hay que hacer lo que uno tiene ganas. Tener ganas de hacer algo es lo mejor que te puede pasar. Los que alguna vez experimentamos la terrible sensación de no tener ganas de nada sabemos que es angustiante. No hacer, es morir. Una pregunta muy simple para hacerse es: ¿qué harías si no necesitaras dinero para pagar el alquiler y las cuentas? Bueno, en esa respuesta está tu verdadero eje. Siempre es fácil esa respuesta. Si después puedes hacer a eso rentable económicamente, es otro cantar. Yo tengo una agencia de branding, por ejemplo. Nunca me desprendí del todo de hacer trabajos por encargo. El diseño también es un oficio, ayudo a la gente a comunicar ideas, o a vender café, Mi abuelo vendía sifones de soda. A mí me pagan por mis diseños. Claro que no podría soportar la idea de hacer eso todo el día, ni creo que el diseño sea sólo un servicio a terceros. Pero sin ese ingreso, sería imposible dedicarle tiempo a enseñar gratis en la universidad pública, y hacer Street Art en villas, cárceles, en partidos políticos de izquierda y donde se me cante. Es la forma que encontré yo en este capitalismo salvaje. Quizás haya una mejor. No quiero ni me interesa vivir del arte. El arte urbano para mi es libertad total, es hacer colectivo, pero también es acción, es reflexión, es tomar una postura. Eso no se puede regir por las normas de mercado ni las modas. Pasa por otro lado. No me gusta la figura de artista pintando cualquier pavada por encargo, porque está de moda, o porque vende. Para mí la docencia el y el arte están unidas. Por eso casi siempre mis obras son colectivas o en el marco de un workshop. Me gusta decir que soy un trabajador de la imagen. No hago arte. Hago obra.

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En tu recorrido por el mundo, ¿qué diferencias encontraste en la manera de aprender y de “recepcionar” el diseño entre Europa, América y África?

Aunque ya lo imaginaba, el concepto de educación pública y gratuita, como lo tenemos en Argentina y varios lugares de Latinoamérica, no existe. Tampoco esa cuestión masiva y caótica que tenemos en la UBA, por ejemplo. Encontré que en nuestro taller universitario entraba toda una universidad entera de Berlín, por ejemplo. El compartir, el hacer grupal, el sentido de pertenencia a la universidad, todo ese trabajo caótico y colaborativo que se da en nuestros talleres, transformado en resultados gráficos explosivos, eso no lo vi en ningún lado. En la universidad KADK de Copenhague entré a un aula y me sentí como en un yate de lujo a la deriva en el Mediterráneo. Silencio, paz, boxes con alumnos con auriculares, Ni me miraron cuando entré. Todo eso a días de terminar la cursada y recibirse, por ejemplo. Un dato: en Marruecos está la primer universidad del mundo, y fue creada por una mujer. Todos te dicen que fue la de Bolonia. es mentira. Está en Marruecos, en pleno mundo árabe. Repito, fue fundada por una chica. ¡Vamos las pibas!

¿Qué momentos de tus viajes te hicieron decir “wow, esto está pasando y es increíble”?

Hacer un mural en el medio de Fez, Marruecos, con chicos del barrio, en el lugar más desamparado que vi en mi vida. Ellos no hablaban español, yo no hablaba árabe ni francés, ninguno hablaba inglés. Fue como un taller espontáneo de Street Art, nos entendimos mediante el hacer.

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También tuve la suerte de dar conferencia de posgrado en Saint Martins, para muchos “la mejor universidad para estudiar diseño del mundo”. Fue la clase más cosmopolita que di en mi vida. estudiantes de todo el mundo. Cada uno le tuvo que enseñar algo al otro, ahí en la clase. Hicimos un abrazo grupal, break dance, el moonwalking, los docentes se unieron y fue una fiesta. No había un solo estudiante de Inglaterra en esa clase, y me empezaron a contar del diseño en India, en Bangladesh, Costa Rica. Junto a la de Marruecos. Fue una de las experiencias educativas más intensas de mi vida.

Por supuesto que también enloquecí con pegar afiches de Maradona en Londres, la ciudad con más cámaras de seguridad del mundo y pegar afiches de Maradona en Nápoles. La ciudad más afectuosa, ordenadamente caótica y hermosa del mundo. ¡Y con pegar afiches de Maradona en todos lados! O con compartir un asado y mirar la clasificación de Argentina al Mundial con David Carson… el Maradona del diseño gráfico. Y con poder entrevistar a Erik Spikermann, Javier Mariscal, Alex Jordan del colectivo Grapus, Fred Deakin, Jay Rutheford, profesor genio de la Bauhaus y a profesores referentes de la escuela del cartel polaco; todos esos referentes que había estudiado en apuntes de clase fotocopiados.

En materia de política, es común escuchar que los gobiernos de derecha comunican mejor. ¿Por qué te parece que el diseño a veces es visto como algo ajeno a lo popular?

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Se me ocurre que los partidos populares, latinoamericanistas, o de izquierda le dan más importancia al contenido que a la forma. Los gobiernos de derecha vienen de la mano de los CEO acostumbrados a vender y hacer negocio a como dé lugar. Research, estudios de mercado, estrategia de marca, diseño comercial son conceptos muchos más afines al mundo corporativo capitalista. Los partidos populares, progresistas, vienen de otro lado, de las Ciencias Políticas, de la elaboración del discurso. Sabemos que un candidato no es un producto, y que un partido no es una empresa, pero a nivel comunicación y diseño, diría que es casi lo mismo. En Argentina, el triunfo de la derecha liberal disfrazada con un diseño y una comunicación limpia y “moderna” (con comillas gigantes) es, por lo menos, innovador. Este fenómeno me llevó a implementar un workshop que doy en distintas agrupaciones políticas generalmente de izquierda o ligadas a lo popular. Generalmente los militantes tienen mucho para decir, pero quieren decirlo todo a la vez y muchas veces, a los gritos. Es difícil empatizar con alguien que está enojado todo el tiempo o que te aburre con discursos largos, dirigidos siempre a los que piensan igual que él. Podemos, en España, supo instalar un nuevo paradigma al respecto, creo.

¿Entonces?

Falta mucho trabajo en la construcción de un estudiante de diseño gráfico con una mirada crítica, con actitud colectivista, solidaria. Me gustaría que surjan más colectivos gráficos, por ejemplo. En cambio, se potencian todo el tiempo los valores individuales Y muchas veces el diseñador gráfico está más preocupado por actualizar su portafolio que por las desigualdades sociales que tiene en la esquina. El diseño gráfico también es, lamentablemente para muchos, un servicio generalmente al mercado. Y las veces que lo hace “para la cultura” se queda en una copia mala de estéticas extranjeras de moda. Ahí es cuando el diseño y la derecha se dan la mano. Lo bueno es que hay mucho para hacer, para aprender. Pero no son tiempos de optimismo para los que nos gusta lo popular, y lo latinoamericano, por decirlo así.

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¿En qué consisten los encuentros de "Se Hace Se Aprende"?

Learning by doing -Se hace, se aprende- se convirtió en una especie de lema que atraviesa todas mis actividades. Principalmente las entrevistas a docentes y alumnos en universidades, y mis talleres de arte urbano, mis intervenciones callejeras. Me apasiona conocer universidades extranjeras, y también descubrí que hay mucha curiosidad por conocer cómo se enseña aquí en Latinoamérica. El primer año en Europa, cuando empecé con las entrevistas, tenía el temor de que el proyecto fuera “poco original”, y lo encaré más como una indagación personal, o para compartirlo solo en mi facultad, pero descubrí que allá también había mucha curiosidad. Docentes de Amsterdam no tenían ni idea de que pasaba en Berlín, y así. Esta idea de hiperconectividad, “aldea global”, está muy inflada.

Uno piensa en artistas urbanos y se le viene a la mente Banksy. Pero su faz política es, para parámetros latinoamericanos, fría, si se quiere. En tu caso, entiendo que los artistas pueden ser gatillos de un cambio pero son mejores si los protagonizan. ¿Es así?

Bueno, en Londres protegen los stencils de Banksy con un acrílico. Para artistas urbanos, recomiendo a Stinkfish de Colombia, o Nazza Stncl de Argentina. Cada vez que se quiere institucionalizar algo relacionado al arte, pierde un poco la esencia. Los festivales, las bienales y todo eso. Son lindos para encontrarse con gente y boludear, pero el verdadero cambio está en la calle, en el día a día. Por eso elegí la calle para hacer mi obra, y las aulas para trabajar. En un mundo y una región que gira hacia a la derecha, hacia el individualismo, la represión. En un mundo que se está yendo a la mierda la verdadera revolución es la educación.

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¿Qué próximas ideas tienes en mente?

Sigo investigando universidades por Europa y Latinoamérica. Tengo toneladas de material para editar, entrevistas espectaculares. Quiero seguir conociendo universidades. También tengo proyectos de nuevos talleres para el año que viene, de activismo gráfico, de arte urbano, de comunicación política. Por supuesto que quiero hacer un mural de Maradona en el Estadio Azteca. Y uno de Jorge Campos con colores fluo. Es mi portero favorito de los 90. También quiero conocer la UNAM.

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