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La pesadilla inmobiliaria

La pesadilla inmobiliaria del mes: compra una casa de Los Sims por 125.000 euros

Este piso es un auténtico tugurio, pero con un poco de imaginación y la magia de un ordenador, el vendedor pretende hacernos creer que merece la pena.
Pesadilla inmobiliaria casa Sims

'La pesadilla inmobiliaria del mes' es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

¿Qué te dicen que es?: En la imagen principal del anuncio de Idealista se ve un ‘render’ (imagen hiperrealista pero más falso que un máster en la Rey Juan Carlos) en el que hay una cocina de alta tecnología, una mesita de diseño y un cómodo sofá. Además hay varias plantas que le dan a la estancia un aspecto realmente bueno.
¿Qué es realmente?: Un bajo interior de 35 metros cuadrados con un aspecto no demasiado bueno y muchísimas camas. Ni de lejos se parece a lo que la primera foto deja entrever.
¿Dónde está?: Se encuentra en la calle Mesón de Paredes, una de las principales arterias del barrio de Lavapiés en Madrid. Pese a ser un barrio de callejuelas y muchos callejones, esta es una calle larga que sube desde Embajadores hasta Tirso de Molina.
¿Qué se puede hacer por ahí?: Lavapiés es seguramente el barrio más multicultural de Madrid, en sus calles hay bares y restaurantes de comida étnica y muchísimas tabernas castizas, así que tienes lo tradicional y lo más rupturista. En concreto este lugar se encuentra en la parte sur de la calle, cerca de la glorieta de Embajadores. Es una zona muy bien comunicada, ya que hay Cercanías y Metro, además dispone de mucha vida cultural en las inmediaciones. A pocos metros está la Casa Encendida y cruzando dos calles podemos encontrar el Teatro Circo Price.
¿Cuánto cuesta?: 125.000 euros, que no es barato si se tiene en cuenta el pequeño tamaño y el dineral que habría que meter ahí para llevar a cabo la reforma. Adelantando 30.000 euros y sin hacer reforma, se te queda una hipoteca de 400 euros al mes durante los próximos 30 años.

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Casi todas las sensaciones que percibe un ser humano son subjetivas: el dolor, el placer, el gusto, el cansancio… cada persona recibe estos estímulos de una manera u otra. Sin embargo también hay cosas tangibles. Cuando alguien escribe en un anuncio inmobiliario “ideal para inversión y posteriormente alquilar” ya deja a las claras que él no viviría ahí en la vida, ya se desliza cierta sensación de que ese inmueble puede estar bien siempre que se utilice para engañar a otros. En resumidas cuentas, cuando alguien dice eso es que el piso es pequeño, incómodo, seguramente céntrico y lo más probable es que caro.

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El problema de este anuncio es que hasta la décima foto no se descubre el estado real del apartamento que se ofrece. Las primeras nueve imágenes son recreaciones que buscan mostrar cómo podría quedar si le metiésemos 70.000 euros de reforma.

Incluso el anuncio presenta una idea aún más ambiciosa, ofrece al comprador la posibilidad de cambiar la distribución de la casa, pasando de tener dos habitaciones a disponer de una única alcoba más grande. Esto se entiende mejor si se repara en que las dos habitaciones actuales tienen siete metros cuadrados y ninguna de ellas tiene ventana. Más que dos habitaciones son dos trasteros.

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El propietario imagina un salón con cocina industrial incluida, muebles de diseño nórdico e incluso alguna planta. La realidad de ese salón es una pocilga con sofá cama, sábanas que llevan varios lustros sin ser cambiadas y varios detalles preciosos que procedo a enumerar.

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El perchero para colgar los abrigos de detrás de la puerta. Ahí vemos los clásicos ganchos de madera para dejar los abrigos al entrar a casa, sin embargo ese accesorio no se utiliza para tal efecto. Lo que cuelga de esos soportes son pantalones de diversos colores. Esto asoma una cosa más negativa si cabe, y es que la casa no tiene armarios.

Luego está la cortina. Aunque estamos ante un bajo, los actuales inquilinos no se llevan bien con la luz y han optado por una bonita cortina. En su día sería blanco roto, pero hoy en día ha cogido un tono rosa que es muy similar al de las banderas de España que llevan un año en el balcón, corrompidas por el sol.

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Si algo hay que reformar en esta casa es la instalación eléctrica. Encima de la puerta está el típico cajetín eléctrico y la solución que han elegido para distribuir la luz por la casa es admirable. De la puerta sale un cable que cruza todo el salón para incrustarse encima de la cortina antes mencionada. De ahí se descuelga de nuevo y termina encima de una mesa donde hay absolutamente de todo.

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La evolución que se ofrece para el dormitorio no es tal, es una metamorfosis. Para vaciar una de las habitaciones hay que pedir permiso al ministerio de Industria. La diferencia entre cómo está el piso y cómo le gustaría tenerlo nos obliga a pensar cómo es posible que se haya llegado a tal nivel de degradación. Solo con ver que hay un ventilador encima de la cama, ya da para hacerse una idea del desorden y poco espacio que tiene este lugar.

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Y vamos a cerrar con mi foto favorita del año. ¿Cómo se les ocurre colgar esta foto?

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Es la imagen que resume toda la vivienda y el caos institucionalizado que reina en ella. Un cubo de basura colgando de la pared, una tela clavada con chinchetas a modo de cortina, los pantalones colgados en el perchero, todo es un desastre salvo una cosa: las galletas.

Para las galletas hay orden, previsión y una organización propia de una reunión del G20. Se ven hasta diez tubos de galletas maría sobre el estante, ninguno de ellos está abierto porque una vez abierto la galleta pierde la frescura y está menos crujiente. Así que este inquilino prefiere meterlas en un tupper y tenerlas ahí ordenaditas para que no pierdan sus propiedades.

Una pesadilla más que no no hay por dónde cogerla.

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