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Corea del Sur

Corea del Sur lucha por acabar con el consumo de la carne de perro

Con la creciente urbanización, cada vez son más los coreanos que rechazan esta costumbre, y uno de los mercados más famosos está siendo presionado para dejar de vender este tipo de carne... y más cuando Juegos Olímpicos Invernales están ya en puerta.
Imagen vía Yonhap/EPA
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Nuevamente los perros de Corea del Sur para consumo humano vuelven a ser polémica. Después de que grupos protectores de animales reiteraran sus críticas a las prácticas del conocido mercado Moran, éste implementó nuevas reglas para la venta de carne esta semana.

Estas medidas surgen después de que los vecinos de la ciudad de Seongnam se molestaran por el ruido y el olor; aunque las autoridades también buscan evitar la controversia que puede causar el consumo de carne de perro, ya que el país será anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2018. Corea del Sur tomó medidas similares para las olimpiadas de Seúl 1988, y el mundial de fútbol en 2002.

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Activistas defensores de los animales han condenado las condiciones del mercado, uno de los más emblemáticos en la venta de este tipo de carne. CARE, asociación protectora de animales, publicó un comunicado el miércoles dejando claro que esta carne seguirá estando disponible en el mercado Moran, a pesar de que los periódicos digan lo contrario. Sólo se dejarán de exhibir perros vivos, y matarlos frente a todos.

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Hay diferentes estimados sobre la cantidad de perros que mueren al año en Corea del Sur, algunos reportes dicen que se necesitan hasta 2,5 millones de canes. Para una población cercana a los 50 millones de coreanos, este es un número pequeño, pero la preocupación de los activistas es grande, además de que es una práctica rechazada por extranjeros con costumbres occidentales.

El gobierno de la ciudad de Seongnam anunció el diciembre pasado que la matanza y carnicería de perros estaría prohibida en 2017, por lo que los 22 locales que venden este producto deben estar cerrados para mayo.

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Los vendedores del mercado mantenían a los perros vivos en jaulas, así los clientes podían escoger a cuál querían, para luego matarlo ahí mismo. Según el diario Korea Heralden un año se vendieron 80.000 canes para el consumo humano. Con la implementación de las nuevas reglas los consumidores ya no van a poder ver a los perros, ni presenciar las matanzas.

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Organizaciones en pro de los animales y la prensa extranjera dan la impresión de que la carne de perro abunda en Corea, pero en realidad no es así. Una persona promedio apenas come un perro completo en un periodo de 81 años, mientras que come 21 kilos de puerco, 11 kg de pollo y 10 kg de carne al año, según un reporte del gobierno publicado en 2015.

Entonces, ¿dónde comienza esta tradición? La respuesta es: lejos de las zonas urbanas de Corea del Sur. El estilo de vida en lugares como Seongnam es muy diferente al de Seúl, Busan, y otras ciudades importantes.

En zonas rurales es probable que la gente compre la comida y la ropa en mercados al aire libre que en centros comerciales. El siglo XXI parece no haber llegado a estas provincias, mientras que las grandes ciudades están repletas de tiendas de teléfonos celulares y en cada cuadra se encuentra un restaurante abierto 24-7.

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La actitud de los coreanos sobre la carne de perro varía mucho. Las zonas rurales y urbanas, ricos y pobres, viejos y jóvenes están fuertemente divididos. Tradicionalmente, los ancianos que viven en zonas urbanas no se oponen a comer perro, dicen que es parte de la cultura coreana.

Por otro lado, la población urbana, que cada vez es mayor, siente disgusto por la carne de perro, y es más probable que suban la foto de un cachorro a Instagram a que se lo coman.

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Un estudio de Gallup Korea publicado en 2015, dice que sólo el 17 por ciento de la población alrededor de los 20 años de edad ha probado la carne de perro durante el 2014, comparado con el 39 por ciento de los ciudadanos de 50 que sí lo ha hecho, y un tercio de los encuestados mayores de 60 años.

La percepción que se tiene de la carne de perro ha cambiado principalmente por los cambios que se dieron en los últimos 50 años. Durante el siglo XX, la población del país sufrió de hambruna, invasores extranjeros y dictaduras.

Antes el Producto Interno Bruto (PIB) de Corea se encontraba entre los más bajos a nivel mundial, y ahora, se tiene un nivel alto en calidad de vida, según diferentes mediciones. Después de que Corea del Sur luchara por salir de la pobreza, la necesidad de comer carne de perro disminuyó, mientras que la censura social aumentó.

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El alcalde de Seongnam, Lee Jae-myung, una estrella política en ascenso, dijo en una conferencia de prensa hace dos meses que está preocupado por la imagen que da Corea al aceptar la práctica de comer perro.

"La ciudad de Seongnam va a tomar la iniciativa para transformar la imagen que tiene Corea del Sur, porque la grandeza de una nación se puede juzgar por la manera en la que trata a sus animales", dijo Jae-myung.

Para los coreanos más viejos, estas nuevas medidas son poco familiares e intimidatorias. La preocupación por parte de los carniceros de perro del mercado Moran ha aumentado, ya que así se ganan la vida.

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