fantasías sexuales
Ilustración por Carlos Santoja

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Sexo

Gente nos cuenta su primera fantasía sexual

"Mi primera fantasía sexual fue con Natalia de Operación Triunfo 1".

Estábamos mis primos y yo en casa de mis abuelos viendo ¿Quién engañó a Roger Rabbit? cuando sucedió: apareció ella en pantalla moviendo las caderas de un lado a otro, parpadeando muy despacio y hablando muy segura de sí misma. Y comprendí de pronto, con 10 u 11 años, el significado del erotismo.

Ella era, por supuesto, Jessica Rabbit, que a partir de ese momento se convirtió en mi primera y seguramente más bella fantasía sexual. Porque hasta entonces me había pasado querer convertirme en algunos personajes de película, en Mowgli, en Mulán o en Anastasia. Pero con Jessica era distinto. No quería ser Jessica. Quería tenerla al lado. Muy al lado.

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Unos quince años después pongo en común mi fantasía con una amiga cuya primera fantasía erótica también fue con una mujer —aunque la suya no estaba dibujada—. Y para descubrir más sobre las pajas mentales —tenía que hacer la gracia— e indagar en nuestra fantasía infantil, le pedí a varias personas que echaran atrás en el tiempo y me contaran su primera fantasía sexual. Este es nuestro particular homenaje a la inocencia de la sexualidad primaria, a los tiempos en los que los chavales nos masturbábamos sin necesidad de saltarnos el control parental del ordenador o el iPad.

"Creo que fue con la película Drácula, muerto pero feliz. Debe ser mi primera fantasía porque me sentí algo confundida. ¿Incluso un poco culpable? Estaba acostada junto a mi hermana en la cama de nuestros padres y de pronto vimos la escena en la que un par de vampiras seducen a un tipo que se queda en el castillo de Drácula. Realmente es solo un momento, pero no me lo podía sacar de la cabeza. Claro, no me masturbé porque era demasiado pequeña, pero sí que me toqué las piernas, el abdomen, el cuello… todo pensando en vampiros. Además se me ponía la piel la gallina, había como una electricidad. Poco a poco dejé de sentir cosas al tocarme el cuello, pero sí: los vampiros me incitaron a comenzar el viaje por mi sexualidad"

Michelle, 30 años.

"No sé si son mis primeras fantasías sexuales, pero mis primeras pajas fueron pensando en Natalia de Operación Triunfo 1. Veía el programa solo por ella y después presentaba otro programa, creo que el Megatrix. Siempre iba enseñando la tripa y eso me gustaba muchísimo, tenía hasta un póster suyo en mi habitación que me regaló una niña de clase".

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Fernando, 27 años.

"Nunca he querido darle vueltas al asunto de adulta ni indagar más allá y ni siquiera le había contado esto a nadie porque a saber qué diría Freud, pero cuando tenía unos nueve años me imaginaba que mis vecinos de enfrente, que eran muy mayores y tenían una casa preciosa, me invitaban a su casa y me dejaban bañarme en su piscina.

Yo me bañaba mientras me miraban, y no sé si en el fondo aquello era sexual o no, pero con el tiempo lo recuerdo como algo muy oscuro y que me da mucha vergüenza recordarlo. Al final lo que yo me imaginaba, mi fantasía, era agradar a alguien mientras estaba en bikini, que supongo que al final era sentirme deseada de manera muy primitiva. Y no me masturbaba, pero me gustaba mucho la idea y me ponía cachonda".

Marta*, 25 años.

"La chica estaba montada en una de esas máquinas sexuales en las que te cogen de pies y manos y había un montón de chicos alrededor. Al principio me asusté porque no sabía que ocurría"

"Cuando tenía 9 o 10 años aún no había internet. Casi no había ni teléfonos móviles y los que existían tenían antena. Así que nuestros padres tenían que alquilarse las pelis porno o comprarlas no se dónde, la verdad que nunca les pregunté. Pero sé que, al menos los míos, las compraban, porque una tarde en la que estaban con otra pareja de sobremesa las descubrí mientras me escondía en el armario de su cuarto.

Me fijé sobre todo en una de ellas, en una versión porno de Blancanieves en la que aparecían haciendo posturas extrañas. La chica estaba montada en una de esas máquinas sexuales en las que te cogen de pies y manos y había un montón de chicos alrededor. Al principio me asusté porque no sabía que ocurría, era la perversión de un cuento que me habían contado muchas veces y esa mujer tenía las tetas demasiado grandes. Pero luego se lo conté a un compañero del colegio, que andaba un poco más espabilado que yo, y me explicó el sentido de aquello. A partir de entonces no pude quitármelo de la cabeza y cada vez que me acordaba salivaba mucho y me entraba calorcillo".

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Carlos, 27 años.

"Cuando tenía siete u ocho años me imaginaba muchas veces la siguiente situación: en el patio del colegio se formaba una fila con todos los chicos que me gustaban. Primero estaban los que me gustaban mucho —normalmente eran de los mayores— y al final los que me gustaban solo más o menos —había que darles una oportunidad—. Yo estaba delante de la fila y todos iban pasando y me iban besando, como quien hace cola para besarle los pies a la Virgen pero en versión mucho menos cristiana —aunque igual de virginal, claro—. La fantasía de la fila de tíos, ¡qué tiempos!"

Noa, 29 años.

"Creo que entre mis primeras fantasías están las sirenas de H2O, porque coincide más o menos con la época en la que empecé a masturbarme. Recuerdo pensar en ellas en bikini, en la playa, estar con las tres simplemente tocándonos o con una de ellas (la morena) ya en faena, acariciándonos los genitales. Igual es una fantasía que rescatar, oye, que con el porno nos hemos acostumbrado a no trabajar nada la imaginación".

Irene, 23 años.

"Siempre he sido una persona muy indecisa así que supongo que mi primera fantasía sexual tiene que ver con ello. Por aquel entonces ya sabía que era gay, que me gustaban los chicos, aunque no se lo había dicho a nadie aún e incluso creo que coincidió con mi primera y única novia —lo siento, Sofía—. Me ponía muy cachondo, de las primeras veces que recuerdo ponerme cachondo, imaginarme a Harry Potter y a Draco Malfoy siendo mis compañeros de clase. No era del todo explícito, era simplemente estar con ellos en clase, sentarnos muy juntos en el patio, jugar…. y al final besarnos y acariciarnos, pero de manera muy torpe y sin llegar nunca a masturbarnos el uno al otro. Supongo que no tenía idea de cómo el sexo entre hombres y era lo máximo que podía imaginar con 11 o 12 años".

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Daniel, 24 años.

"Recuerdo que cuando tenía unos 9 o 10 años, allá por 1994, cerca de las vacaciones de verano llovió durante muchos días seguidos, así que nos pusieron toda la saga de Regreso al futuro. Y recuerdo también que cuando veía a Michael J. Fox experimentaba una sensación física que nunca antes había experimentado: que alguien me gustara, que me atrajera mucho. Recuerdo sudar cuando veíamos las pelis, que se me hiciera un nudo en el estómago y no poder de parar de pensar obsesivamente en el. Era esa misma sensación que, posteriormente, he sentido muchas veces. La de cuando un chico que te gusta se sienta a tu lado y, cuando alguna parte de los cuerpos se tocan, esa parte arde".

Lila, 33 años.

"Estaba en una cruz, colgado, atrapado por mujeres que lamían todo mi musculoso cuerpo"

"Recuerdo muy claramente mi primera fantasía. Estaba tumbado en la cama y empecé a imaginarme una escena: yo era uno de estos héroes del catálogo del Salón del Comic de Barcelona que veía en la imprenta de mi padre y estaba ataviado solo con un taparrabos. Sin saber muy bien cómo (tampoco importaba), la aventura me había llevado a estar ahora atado a una cruz rollo Jesucristo. Éramos varios, colgados en cruces, ya sabéis, como lo del cristianismo, pero todos éramos muy musculosos (yo más) y era un mundo fantástico, con armas raras y criaturas maravillosas, no el jodido Israel.

Nos habían colgado ahí unas mujeres malvadas vestidas con trajes hechos de tiras de cuero que dejaban ver gran parte de su cuerpo y, sobre todo, sus grandes pechos. No sé qué querían, no sé qué queríamos nosotros, pero tratábamos de soltarnos aunque era imposible. Entonces, llegaba ese momento en el que las brujas dejaban de hablar sobre yo-qué-sé-qué, soltaban sus lanzas y empezaban a lamer mi musculoso torso.

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Poco a poco, iban ampliando su radio de movimiento hasta llegar a, bueno, mi polla. Ahí estaba la culminación de ese catálogo del Salón del Cómic de Barcelona y todas esas películas de aventuras que veía rollo He-Man (la de actores, no de animación), El Señor de las bestias, Conan el Bárbaro… La fantasía como portal hacia el placer sexual. Las mujeres esas terminaban desnudas y yo hacía el amor con todas ellas, primero colgado de la cruz y ya luego liberado, porque el placer que sentían esas brujas conmigo les había cegado tanto la mente que antepusieron el orgasmo a su seguridad e integridad física.

No sé qué pasó después (lo que pasa después del sexo nunca importa) pero creo que con una de las chicas "surgió algo" y los dos huimos juntos perseguidos por el resto de mujeres enloquecidas por la traición de su compañera. Desconozco qué les pasó a mis compañeros colgados en las otras cruces, intuyo que sufrieron un destino fatal. Esta fue mi primer fantasía sexual y estoy orgulloso de decir que, a veces, en momentos de profunda tristeza y desesperación, vuelvo a recurrir a ella".

Pol, 37 años.

"Recuerdo que mis primeras fantasías sexuales fueron con Harry Potter. Soñaba con él y era algo que iba más allá del amor platónico. En principio era algo muy ingenuo, bastante más romántico que sexual, pero poco a poco el tono fue subiendo. Luego me cambié a Robert Pattinson. Ya era más mayor, así que a ese me lo follaba directamente en mi imaginación. Aunque pensándolo bien, ahora ya no me gusta nada. Mis fantasías han cambiado por completo y por suerte han madurado. Quizás dentro de veinte años me ría de las que tengo ahora".

Alba, 30 años.

*Se ha cambiado el nombre para proteger su identidad.

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