ilustración mujer desprecia a su pareja
Ilustración por Vivian Shih 

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Sexo

Cuando un pequeño detalle de tu pareja acaba con vuestra relación

El síndrome de repulsión súbita es lo que pasa cuando una pequeña decisión o un comportamiento insignificante acaban con una relación recién empezada. Investigamos las causas más comunes del SRS y cómo refleja la cultura de las citas de hoy en día.

Para Heather, el primer momento repulsivo se presentó muy al principio de una relación. Su pretendiente, un tipo parecido a Corey Feldman aficionado a los sombreros fedora, se presentó a su tercera cita con el pelo mucho más corto. “En realidad le quedaba muy bien, pero en un momento dado se dio la vuelta y vi que se había dejado una cola de rata trenzada que le caía por la nunca”, cuenta Heather. Intentó “tomarse bien” lo del mechón colgante (es decir, aun así se acostaron), pero aclara que tuvo que “estar apartando continuamente la cola de rata de su espalda para apartarla de mi vista durante el polvo porque verla moverse al ritmo de su espalda me daba mucha grima. Dejé de verlo un par de semanas después por muchas razones, pero la principal fue la cola de rata”.

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Aunque puede parecer que la decisión de Heather de acabar con la relación fue racional, su reacción repentina y visceral hacia el corte de pelo de su pareja sugiere que ahí tuvo algo que ver un fenómeno muy peculiar, el denominado síndrome de repulsión súbita (SRS), un término acuñado en 2007 que describe como “algo aparentemente insignificante, como un comportamiento, una característica física o una gran atracción por un futbolista de moda, hace que de manera inmediata e irrevocable tu pareja deje de resultarte atractiva”. El síndrome, como su propio nombre indica, aparece de repente y puede alterar la percepción de tu pareja en cuestión de minutos. Además, es mortal para una relación.


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Sigue sin haber consenso respecto a la explicación científica del SRS y todo lo que está relacionado con él, pero parece que se da después de la fase de luna de miel. Cuando ya han bajado los niveles de dopamina, cualquier fallo que antes parecía una simple peculiaridad se convierte en la sentencia de muerte de la relación.

Aunque obsesionarse con las minucias de una relación parece un vestigio de una época más sencilla (¡2007 fue un año en el que la gente escribía en su blog sobre minucias por diversión!), una breve encuesta entre conocidos reveló que sí, que la repulsión súbita se sigue dando, incluso entre la “buena gente” que normalmente no reacciona mal instintivamente ante lo que sucede a su alrededor (y que no mandaría a alguien a paseo si no tuviera una buena razón para hacerlo).
Todo esto parece indicar que el SRS no es una mera neurosis exagerada.

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Puede que, en vez de eso, ofrezca una excusa para dejar una relación que ya parecía que no iba a funcionar desde sus inicios, ya sea por las películas tan malas que le gustan a tu pareja, por sus pintas de vagabundo o por sus incontables hashtags en Instagram. Pero saber qué descubrimientos justifican acabar con una relación sigue abierto a debate.

Una amiga me contó que para ella el detonante fue un perturbador retrato manga que su cita le hizo a modo de regalo romántico. “¡Era horrible!”, asegura, lo que me habría parecido un poco extremo si, por lo demás, su pretendiente hubiera sido perfecto. (Por cierto, no lo era).

La consejera sentimental Julie Spira aclara que estar constantemente pendiente de los rasgos menos agradables de tu pareja puede ser indicativo de que tienes el listón demasiado alto. “Cuando clientes a los que asesoro me dicen que no les gusta el corte de pelo de alguien o que les molesta un tatuaje del que hasta hace poco no sabían nada, les digo que no se preocupen por pequeñeces”, explica. “Vivimos en una sociedad en la que nos hemos convertido en perfeccionistas, especialmente en lo relativo al amor”.

“Se puede ser exigente, pero algunos lo son tanto que son capaces de dejar a su pareja por llevar chanclas o zapatos con calcetines”, expone.

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Foto por Joselito Briones vía Stocksy.

Sin embargo, en otros casos la repulsión parece estar justificada. Lindsey llevaba viéndose con Valerie un par de semanas cuando esta le confesó algo en mitad de la noche que le cortó el rollo. “Me contó que solía entrar drogas en el país de contrabando. Le pregunté que si era meta y me guiñó un ojo”, cuenta. Lindsey ya tenía claro que Valerie “cuidaba fatal de su perro”, pero el contrabando de meta fue la gota que colmó el vaso.

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Para Corey la aversión se la produjo una canción de música dance que su cita había producido. “Era la canción más horrible que he oído nunca y además trataba sobre ella”, me cuenta. “En ese momento ya llevaba ignorándome una semana y no me hacía mucha gracia, pero cuando escuché la canción, me quedó todo claro. Pensé, Bueno, al menos ya no tengo que fingir que esto me gusta”.

Pero para otros el SRS describe una tendencia contraproducente que se da en una relación que, si no, sería perfecta. “Hasta mi último año de instituto no me di cuenta de que había un patrón”, recuerda Stephanie. “Cada vez que alguien dejaba de ser inalcanzable para volverse vulnerable y me correspondía, inmediatamente me provocaba repulsión durante un periodo de entre una semana y un mes”.

Stephanie dice que ya no le agobia sentir rechazo por una nueva pareja porque sabe que ese sentimiento desaparecerá en algún momento. Cuando estuvo saliendo con un chico encantador de Boston y su acento se convirtió en un problema, esperó un par de semanas, fingió ser feliz y la repulsión desapareció sin más.

“No sabía que esto le pasaba a más gente hasta que compartí mi teoría de la repulsión con varias de mis amigas más cercanas”, añade. “Es más común de lo que puede parecer”.

*Los nombres se han cambiado.

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