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Identidad

La opción de tomar PreP: por el derecho a follar sin condón

¿Qué tan fácil es conseguir en Colombia estos medicamentos que previenen la infección del VIH?
Con la PrEP desaparece el miedo al sexo y aumenta el autocuidado. | Fotos por: Raul Vidales. | VICE Colombia.

Artículo publicado en VICE Colombia.

Hoy en día nadie debería morir de Sida.

Los instrumentos para detectar el VIH y los medicamentos para controlarlo –como quien controla una diabetes o una depresión y vive con ello– existen. El avance es tal que, según algunos estudios médicos, las personas que viven con el virus pueden llegar a estados “indetectables” y no infectar a sus parejas con ayuda de los antirretrovirales, el tipo de fármacos que se utilizan para evitar que el virus se multiplique en el cuerpo.

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Sin embargo, tan solo en 2016, la Cuenta de Alto Costo de los ministerios de Salud y Hacienda reveló que 828 personas habían muerto ese año con un diagnóstico de VIH. Según la cuenta, el 39% de esa cifra estaba afiliado al régimen contributivo, el 60% al subsidiado y tan solo el 0.4% no estaba asegurado al sistema de salud. Estas muertes, además, revelan un país centralizado en su salud y paupérrimo en sus periferias: a pesar de que los departamentos con mayores registros de diagnósticos por VIH son Bogotá, Antioquia y Valle de Cauca, el índice de mortalidad por el virus en cada uno es menor a 10 muertes por cada 1.000 habitantes. Mientras Amazonas, uno de los departamentos con menor número de casos, presenta una tasa de 38 muertes por cada 1.000 habitantes.

Desde que se habla del virus en Colombia, se ha intentado controlar su difusión bajo las premisas morales de la abstinencia sexual o la monogamia, mientras la salud preventiva se ha limitado a evangelizar el uso del condón hasta el cansancio: un ejemplo de esto fue la memorable campaña de “sin preservativo, ni pío”.

Pero por fuera del confesionario, el salón de clase o el consultorio, la realidad interconectada por el sexo es otra: hay heterosexuales que creen que el condón sólo es anticonceptivo, hay trabajadoras sexuales para quienes el cauchito aún es un sobrecosto, hay mujeres engañadas a quienes penetran sin condón en medio de una borrachera, hay adolescentes que aún creen que el preservativo sólo se consigue después de los 18, existen los deslices para los fieles y también hay maricas que acuerdan culiar “a pelo”.

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“Te lo voy a decir así escuetamente”, me cuenta el artista bogotano Juan Betancurth, “hay hombres que quieren culito, simplemente eso. No usan protección porque creen que es anticonceptiva. Entonces van a un video gay después de la oficina, se comen un culito y como no hay riesgo de embarazo no usan condón. Les parece riquísima la idea de venirse dentro de alguien. Corren el riesgo de infectarse y de infectar a la esposa”.

Para Juan, el abordaje moral sobre el virus ha redundado en situaciones demasiado permisivas, desconocimiento e irresponsabilidad. “Ese moralismo viene de conciencias totalmente católicas donde al final lo importante es el pecado. Todo se enmarca en el pecar, en el ser licencioso y ese discurso se convierte realmente en un peligro propagador del virus”.

Juan regresó hace poco de Nueva York, donde según me cuenta, la información actualizada del virus está en las calles, los trenes y los bares. “Me sorprende muchísimo que aquí en Colombia no haya preservativos gratis en los sex clubs. O si hay no existe lubricante”, afirma. “Acá la gente tira muchísimo sin preservativo, se ofrecen como venga ‘préñeme’ o venga ‘lo preño’. Eso me puso a pensar: o aquí todos son indetectable o son unos irresponsables”.

En Nueva York Juan conoció a Love Lazers, un proyecto que nació en Europa y que reúne psicólogos, sociólogos, médicos, abogados, artistas y activistas que desde las redes sociales, la vida nocturna, los clubes y el sexo libre reafirman el placer con conciencia. Desde hace un tiempo el proyecto viene divulgando información sobre la Profilaxis Preexposición (PrEP) que, en resumen, es la posibilidad de utilizar ciertos medicamentos antirretrovirales que han demostrado ser efectivos en personas que no han adquirido el virus, creando una barrera contra este aún sin el uso de condón. Eso sí, aunque desde 2012 la Organización Mundial de la Salud ha venido dando visto bueno al uso de antirretrovirales para protegerse de una posible infección, el fármaco no ofrece seguridad frente a otras infecciones de transmisión sexual.

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El grupo artístico de Las Tupamaras hacen parte de Love Lazers en Colombia. | Foto por: Raúl Vidales.

“Si cualquier activista en Europa se mete en temas que tienen que ver con la salud pública y pasan información que no es correcta, pueden ir a la cárcel”, me cuenta Juan sobre el trabajo de Love Lazers. “Acá en Colombia a nadie le importa. Sinceramente nos pusimos a investigar cómo era la situación y en general es de mucha desinformación”. El propio Juan se fue como conejillo de indias a la Liga Contra el Sida en Bogotá: “me hice la prueba y cuando salí negativo dije que quería empezar tratamiento de PrEP. Lo primero que me dijeron era que no me la recomendaban, que era malísimo para mi salud. Que lo único que servía era el preservativo”.

El dilema del condón es que, así como se ha convertido en la nueva píldora anticonceptiva de las personas con VIH, la posibilidad de follar sin miedos, también le ha cedido a esta población la responsabilidad total sobre la vida y la muerte de los demás. Socialmente le hemos heredado esa responsabilidad de protección a las personas que viven con VIH, a los “positivos”, como si fuera cómodo andar revelando la historia clínica y el autocuidado no fuera también responsabilidad de la otra parte.

“Hay unas cosas interesantes con la PreP”, me cuenta María Natalia Sáenz, coordinadora en la Fundación Red de Apoyo Social de Antioquia (RASA), que se dedica a acompañar pacientes cuando las EPS les niegan los tratamientos. “Y es que no solo apunta a evitar nuevos diagnósticos sino a reducir la carga de estigma, discriminación y de responsabilidad que nos han atribuido a las personas viviendo con VIH. Porque pareciera que si tengo el virus, la responsabilidad de que no te infectes es mía. Y no es mía, es tuya. La Profilaxis PrEP te lleva a vos a hacerte responsable”.

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Con la PrEP, el miedo al sexo, pero sobre todo, a las personas conviviendo con VIH desaparece al tiempo que aumenta el autocuidado. Es lo que me cuenta David*, un barranquillero que vive en Filadelfia, Estados Unidos, y lleva cuatro años casado con su esposo. Ambos decidieron tener una relación abierta sin ponerse en riesgo el uno al otro. Según David, sólo fue hablar con su doctor familiar y les recetó la PrEP al instante.

“Nuestro seguro médico cubre una parte de la medicina y la otra parte la pagamos nosotros”, dice David. “Pero hay programas de asistencia para pagar el resto que el seguro médico no cubre. Así termino pagando cero dólares. Cada tres meses vamos al médico para hacernos todos los exámenes de enfermedades de transmisión sexual y revisar los riñones y el hígado, porque son medicamentos súper fuertes”.

David incluso conoce personas que, aún en condición de ilegales, reciben el tratamiento de forma gratuita. Sin embargo, me cuenta que la carga de estigmatización sobre las personas que toman PrEP ha ido aumentando, aun cuando se trata de un método de autocuidado: “las personas que no la toman juzgan muy duro a quienes sí. Automáticamente piensan que sos un puto. Me han insultado por Grindr, donde lo digo públicamente. Pero es la heterónoma que ha dictado la sociedad”.

Cuando le pregunto por el riesgo latente de otras infecciones, me responde que el sistema médico cuenta con tratamientos que protegen también contra la gonorrea, la sífilis y la clamidia. Mejor dicho, hay tecnologías para tratar Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y como tal el Estado las asegura a los ciudadanos. Eso sí, me dice que él prefiere combinar la PrEP y el condón, pues se siente más seguro. Eso porque, aunque la PrEP ha demostrado ser efectiva, su seguridad no es del 100% y es una medicina en continuo estudio. Se han presentado casos de infección en pacientes que tomaban el medicamento, pero los científicos no han concluido si se trata de un posible descuido en la toma de las pastillas o a una resistencia creada por el virus.

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El problema aparece cuando hablamos de un sistema de salud como el colombiano, en el que ni siquiera el acceso al condón es gratuito para toda la población sexualmente activa. Según las normas vigentes, el Plan Obligatorio de Salud sólo asegura la gratuidad del preservativo a parejas con diagnóstico confirmado de VIH/Sida y Hepatitis B o C. El resto de ciudadanos nos toca conseguirlo a precios elevados en farmacias, con algún amigo activista de temas VIH, postergando “el gustito” o follando sin cauchito.

Para María Natalia Sáenz, pensar en una PrEP gratuita en Colombia es aún un pajazo mental, pues en este país no hemos logrado ni siquiera asegurar que las personas que son diagnosticadas tengan acceso continuo a tratamiento. La “tramitología” se convierte en una barrera para los pacientes, quienes incluso para cambiar de una EPS a otra en su estado “indetectable” es todo un lío.

“Se siguen presentando barreras que a uno le parecen increíbles después de más de treinta años de existencia del virus en Colombia”, dice Sáenz. “Indiscutiblemente desde la transformación social y los estereotipos sí hay cambios que consideramos positivos. Pero si acá no tuviéramos las inequidades y vulneraciones que tenemos en el acceso al servicio de salud y hubiera para todos, excelente”. A Sáenz le sigue pareciendo absurdo destinar un medicamento que puede ser entregado a personas que viven con VIH a una que no.

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El problema en un sistema como el colombiano es que ni siquiera el acceso al condón es gratuito para toda la población sexualmente activa.

El panorama es más desalentador si se tiene en cuenta que incluso las EPS ponen trabas en el acceso a la Profilaxis Posexposición, que es el uso de antirretrovirales cuando una persona estuvo expuesta al virus (por vía sexual, contacto con sangre, etc) y que debe ser utilizada dentro de las setenta y dos horas posteriores al contacto.

“Hemos conocido casos de niños, niñas o adolescentes, para quienes ha sido activado código fucsia por abuso sexual, que han tenido dificultades para acceder a este tratamiento”, explica Sáenz. “Casos de personas que tienen sexo y se les rompe el condón, o no lo utilizó, estaba borracho o en cuatro y no se dio cuenta si el otro se quitó el preservativo. Son personas que tendrían que estar accediendo a una profilaxis y no lo hacen” Sáenz también reconoce que ha habido casos donde las IPS siguen el protocolo pero, según ella, se cuentan con los dedos: “bajo estas condiciones y existiendo una guía de atención en VIH, ¿cómo garantizamos que haya un acceso como debe ser para una profilaxis PreP?”

Esta misma pregunta se la planteó Juan Betancurth y el equipo de Love Lazers. La responsabilidad ahora recae sobre los ciudadanos quienes deben abrir el debate sobre la PrEP, discutirlo y exigirlo como una posibilidad preventiva ante el sistema de salud.

“Me parece importante que se genere presión para que el gobierno incluya la PrEP en el POS”, me dice Juan. “El gobierno firma tratados de beneficios económicos pero no de salud. Eso es grave porque la salud es lo principal. Pero entre más gente sepa, mucha más gente puede exigir para que el gobierno la apruebe. Eso es fundamental”.

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En este mismo sentido, para el activista VIH Raúl Esteban Valencia el mayor reto de la ciudadanía es instalarse el chip de la autogestión y el autocuidado. “Yo nunca me he quedado sin tratamiento, pero se trata de hacer gestión, conocer, crear buenas redes de apoyo y redes sociales”, asegura. “Conozco un chico positivo de Pereira, habitante de calle, que mantiene sus 25 pastillas de Atripla (antirretroviral). Conozco casos de mamás que viven con el diagnóstico y logran aprender la autogestión. ¿Cómo si ellos lo logran, no lo va hacer alguien que trabaja, tiene Facebook y es autónomo?”.

Valencia me explica que hay que desmarcar también el virus de las poblaciones que históricamente han sido asociadas a este. Si bien hay “poblaciones claves”, para él existen unas más invisibles que aún desconocen su derecho a recibir un tratamiento preventivo como lo es la PrEP.

“Los estudios muestran que son las chicas trans, los hombres que tienen sexo con hombres y las poblaciones que todo el mundo sabe. Pero hay otras, por ejemplo los tatuadores”, opina Valencia. “Mi tatuadora me contó que cuando contó en los cursos del Sena que ella tatuaba personas que vivían con el virus, fue un escándalo. Y que incluso por el miedo que le metieron pensó en preguntarle a las personas su estado”. Para Valencia esta población también es clave para la PreP y la Pos. “Por la ARL o los riesgos profesionales debería pasar esa discusión”.

El mayor obstáculo para acceder a la PrEP, por ahora, es económico. Según me explica María Natalia Sáenz, el único medicamento que ha mostrado ser efectivo y cuenta con estudios es la Truvada, que se consigue en Colombia por cerca de 800 mil pesos. Sin embargo, en países donde la PrEP es considerada como método preventivo, se utilizan genéricos de la Emtricitabina y Tenofovir (los componentes de la Truvada). En Colombia, según la guía realizada por Love Lazers, la caja para un mes (30 pastillas) se consigue por 142.000 pesos en la Liga contra el Cáncer bajo la marca Aurobindo Pharma, así como el genérico de Seven Pharma que está alrededor de los 180 mil pesos y el Emtrivir Teva, que cuesta unos 240 mil pesos.

Eso sí, todos coinciden en que no hay que perder de vista el acompañamiento médico en caso de que se decida tomar el tratamiento con la PrEP. Finalmente, es un medicamento al que el cuerpo puede generar resistencia y necesita de constantes pruebas para corroborar la eficacia.

“Si el sistema nos ve como anormales, debemos tener una actitud distinta hacia él, más espontánea, libre y normalizar la situación. Si el sistema no lo aprueba, hagámoslo nosotros”, me dice finalmente Juan Betancurth. “A pesar de que se necesitan discusiones públicas, realmente se necesita es una conciencia individual. Tenga clara la información, su conciencia y siga siendo el pervertido, morboso, doble moral, lo que quiera ser, ese es su sistema de creencias”.


Para conocer la guía Love Lazer y enterarte a fondo de la PrEP en Colombia ingresa aquí: http://www.lovelazers.org/co/