'Ricky Riquín Canallín': así vieron nuestros expertos el debate
Ilustración por Clementina León.

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elecciones méxico 2018

'Ricky Riquín Canallín': así vieron nuestros expertos el debate

El segundo encontronazo entre presidenciables aceleró la polarización de opiniones en redes sociales. Hacemos un repaso a los chascarrillos de AMLO, el estilo ‘trumpista’ de Anaya y la flacura de Meade.

Todo parece indicar que el humor salvó a Andrés Manuel López Obrador de ser arrollado por Ricardo Anaya Cortés. Cuando el debate alcanzaba sus momentos más candentes, el contendiente retador se acercó al tres veces candidato presidencial para reclamarle haber inhibido la inversión extranjera cuando se desempeñó como jefe de gobierno de la Ciudad de México. El tabasqueño de 64 años tuvo que mostrar reflejos de viejo lobo: sacó su cartera del pantalón, la mostró al público y la escondió debajo de su saco. Y dijo: “Voy a cuidar mi cartera, se me acercó mucho”, en alusión a las acusaciones de enriquecimiento ilícito que pesan sobre el panista de 39 años.

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“El chascarrillo de AMLO podrá haber fastidiado muchísimo a los seguidores de Anaya, pero fue una puntada inolvidable y de la que, me parece, Anaya no logró remontar del todo bien, aunque volvió a aproximarse al espacio de AMLO en más ocasiones”, comenta Ignacio Lazagorta de 36 años, un antropólogo del Colegio de México (Colmex) que suele encender las redes con tuits políticamente incorrectos.

La imagen del tabasqueño escondiendo su cartera avivó los memes y comentarios en redes sociales, convirtiéndose en el icono visual del segundo debate entre presidenciables, realizado la noche del domingo 20 de mayo, en la fronteriza ciudad de Tijuana, Baja California.

“Muchos recordamos ese debate entre Donald Trump en que éste invadió continuamente el espacio de Hillary Clinton de una manera escabrosa, y ella definitivamente padeció el asedio. Aquí AMLO reaccionó con otra imagen que será icónica: la de guardarse la cartera. Esto, me parece, descolocó a Anaya. No lo esperaba”, cuenta Lanzagorta, quien además de entrarle a la politología está realizando estudios urbanos sobre la Zona Rosa.

Pese a la humorística defensa de López Obrador, Anaya se desempeñó como el contendiente que más se lanzó al ataque. Se le veía ir y venir con fluidez por el escenario. Propinó media docena de embestidas al líder de izquierda y soltó un par de coscorrones al candidato del PRI, José Antonio Meade Kuribreña.

“En cuanto a argumentos creo que gana Anaya, tiene más peso en cuanto a frenar el tránsito de armas y de concentrarse en que EU reduzca su alta demanda de drogas. Fue muy ágil en colocar críticas y cuestionamientos contra AMLO y Meade, pero no se vio muy ágil cuando recibió los cuestionamientos”, apunta Lilian Chapa Koloffon, joven analista de políticas de seguridad y prevención del delito que también suele generar reacciones con sus tuitazos.

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En cuanto a imagen, Meade parece haber llamado positivamente la atención. Se le vio menos acartonado que en el primer debate y, a diferencia de los primeros actos de campaña, donde mostraba cierto sobrepeso y la camisa descolocada, en esta ocasión lució aliñado.

“¿Imagen física de Meade? Pulcra, está más delgado, y eso le imprime dinamismo. Responde firme en su verbalización, sin centrarse en el ataque”, comenta Mac, como es conocida en las redes esta consultora en imagen y protocolo. Ella opina que el abanderado del PRI de 49 años mostró “el mejor ajuste de traje, lo que comunica pulcritud y sobriedad; en definitiva, le ha beneficiado la baja de peso y el formato le permitió moverse mejor y responder mejor”.


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Pese a no ser el que mejor se desempeña hablando, AMLO sigue a la cabeza de las encuestas. La última realizada por Consulta Mitofsky lo coloca 17 puntos por encima de Anaya, y a 20 de José Antonio Meade. Otra realizada por BGC pone la contienda más cerrada: coloca al queretano a 9 puntos del tabasqueño. En cuanto al norteño de 60 años, Jaime Rodríguez “El Bronco”, todos lo ponen en último lugar y no se ve cómo pueda repuntar.

El efecto 'Ricky Riquín Canallín'

El candidato de la coalición “Por México al frente”, integrada por PAN, PRD y PT, se colocó bajó los reflectores del debate cuando el contendiente de la alianza “Juntos haremos historia”, en la que participan Morena, PT y PES, lo llamó “Ricky Riquín Canallín”.

Pausado y lento, a AMLO le costó formular el golpe a Anaya, pero fue tan efectivo que hoy tiene las redes inundadas de memes y comentarios al respecto. Cuando el debate parecía morir en intensidad, el candidato del Frente llamó hipócritas a López Obrador y a Meade; al primero porque su hijo se fue a estudiar a España y al segundo por haber realizado posgrados en el extranjero.

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“López Obrador se vio más ágil con este formato de debate, aunque en los ataques recibidos, tal vez por estrategia, no responde (…) Sobre cómo resolver los problemas de seguridad, quedan un poco débiles sus argumentos”, comenta Chapa Koloffon, también editora del blog de seguridad en la revista Nexos.

La afición del tabasqueño por poner apodos a sus adversarios dividió a la opinión pública. Sus cercanos lo celebraron, sus críticos lo tildaron de intolerante. “Encontramos un AMLO intermedio entre el amoroso y el del ‘cállate chachalaca’. Su ‘Riquín Canallín’ muy seguramente se volverá algo icónico en lo que resta de la campaña. La forma en la que interpeló a Anaya le habrá dado, esta vez, más puntos en carisma que los que podría perder por poco ortodoxo”, explica Lanzagorta.


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Aunque el Bronco era el único candidato originario del norte del país, sus intervenciones dejaron al descubierto su falta de conocimiento sobre los males que aquejan en la zona fronteriza del país. Una situación que fue calificada como un “autogol” para su campaña, sin contar con la imagen cansada que proyectó, incluido un traje que le quedaba grande, opina Mac, especialista en imagen pública.

El Bronco y AMLO, anticuados

La imagen que proyectó cada uno de los candidatos fue tan dispar como el proyecto político que encabezan. Los cuatro lucieron traje oscuro, con corbata partidista. Meade y Anaya se mostraron seguros en el escenario y a AMLO el traje lo hizo lucir cansado y anticuado. Pero el que se vio peor fue “El Bronco”, de acuerdo con Mac.

Martha Aida Cantú, nombre real de Mac, menciona que Anaya lucía pulcro, con un formato que lo favorece, pero con un traje juvenil cuya corbata lo hacía lucir infantil, además de un saco y pantalón ligeramente largos.

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Para Mac, López Obrador se vio cansado, pero menos que “El Bronco”. Con un traje y colores menos ajustados, lo que no lo ayudó fue su verbalización “mala y sin sustento”, además de evadir por momentos las réplicas y responder sin mucho sentido.

José Antonio Meade parece haber sido el vencedor en este rubro. La pérdida de grasa corporal le dio mayor dinamismo y sus respuestas fueron firmes. Tuvo el mejor ajuste de traje que lo hizo verse sobrio y pulcro.


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Fatigado y con una mala elección de camisa, el ajuste del traje que usó Jaime Rodríguez fue síntoma de descuido. Verbalmente también ofreció respuestas sin sentido. El traje le quedó grande y el cuello de su camisa arrugado lo mostró desaliñado.

Mención aparte merecen los dos conductores, que en algún pasaje del debate tal vez pecaron de protagonismo. Para la especialista en imagen no hay duda, la peor impresión la dejó Yuriria Sierra. “Mal maquillaje, peinado y atuendo, a veces también en su comunicación verbal y no verbal. Demasiado protagonismo”, comentó Mac.

A León Krauze, por su parte, se le vio con un buen atuendo, la combinación del traje azul marino y la corbata lo hizo resaltar, por no confundirse con los colores de los candidatos, aunque también abusó un poco del maquillaje. “Su comunicación verbal fue más protagónica al inicio, como para mantener control del grupo de candidatos como moderador, pero poco a poco fue moderando. Su comunicación no verbal, mesurada, pero a veces lo traicionaba cuando no obtenía respuesta de candidatos”, analizó la especialista.

Los expertos consultados por VICE apuntan a que este debate presidencial será recordado por los chascarrillos de AMLO, las embestidas de Anaya, la flacura de Meade… y por el célebre “Ricky Riquín Canallín”.

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