Artículo publicado por VICE México.Hace un año se cumplieron 30 años de la primera vez que los Ramones pisaron Argentina; en 1996 se despidieron de aquél país desde el River, luego de completar siete conciertos a lo largo de una década. Logrando una relación muy sólida entre los seguidores y fans con la banda misma. Además de un romance entre Dee Dee y Bárbara Zampini, su novia argentina con quien vivió una temporada en Buenos Aires.
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Toda esta historia —tejida entre Argentina y Nueva York a través de los Ramones—, se cuenta en el libro ‘Ramones en Argentina’ de Gerardo Barberán Aquino, y culmina con disturbios y una batalla campal en la intersección de Florida y Lavalle en el centro de Buenos Aires.
Fueron cientos de jóvenes los que se congregaron a intercambiar tapitas de un popular refresco a cambio de una entrada al show de los neoyorquinos. Parecía una enorme incongruencia juntar a una monstruosa trasnacional con la escena punk, pero es sólo una demostración más de lo cerca que conviven el under y el pop. De cualquier forma, como revelación divina, las entradas no llegaron completas y después de dos horas comenzaron los disturbios: golpes, empujones, piedrazos y gritos en pro de la justicia.Como dice Barberán en su libro “fue algo que la gente de marketing no entendió” y, claro, al subestimar una afición tan grande y lanzar una campaña incalculada, es natural tener como consecuencia una ola de jóvenes enfadados porque, una vez más, no habían conseguido lo que en algún momento les prometieron: un pase para ver a los Ramones a cambio de unas tapitas.
A pesar de que en esta riña no hubo muertes o heridos graves —algo que solía suceder cuando la policía actuaba de forma represiva en estos conciertos—, el daño económico fue bastante profundo debido a las destrucciones que sufrieron varios locales del centro de Buenos Aires, igual de abismal que la irreversible partida de los Ramones de Argentina para sus seguidores.
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Esta serie de fotografías apareció en el grupo de Facebook "Negativos Encontrados", Gabriela Parborell —la propietaria— nos compartió su colección; puedes ver el resto de las fotos abajo.