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Música

Una charla en la azotea con SDH

Acaban de publicar su nuevo single, 'Tell them', y tocarán mañana sábado en la sala Apolo.
Foto de Marc Rodriguez

Nos encontramos un domingo matutino de resaca y nos apetece sol, así que cogemos una manta, un par de botellas de agua y subimos a la azotea de uno de los bloques de nuestro vecindario compartido, el barcelonés Barrio de Gracia. Sergi Alejandre y Andrea Pérez —los componentes del dúo SDH—, se aposentan a ras de suelo y empieza la conversación, que no se resiste, a pesar de que la resistencia, a todos los niveles, es una palabra clave en sus proyectos vitales.

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“A ti te interesa el punk cuando tienes 14 años, por alguna razón que no sabes muy bien cuál es —empieza Andrea—. Entonces, más adelante, descubres, por ejemplo, el nihilismo, el pensamiento débil o la mística española y haces conexiones entre todas esas corrientes que de manera intuitiva te interesan y cuyo nexo es la duda, la resistencia, lo negativo. La duda no solo hacia lo otro, sino de la propia mirada. Para mí es muy importante preguntarme sobre lo que estoy viendo, nunca darlo por sentado. Y es un ejercicio superdifícil, porque como ser humano, a veces necesitas poner las cosas en su sitio para poder seguir viviendo. Dudar de tu punto de vista es muy interesante, todos estos músicos y escritores lo hacían. Para mí tiene que ver con la lucha y con vivir en resistencia con el mundo, pero también con un mismo”.

"Te interesa el punk con 14 años por alguna razón que no sabes muy bien cuál es. Después descubres el nihilismo, el pensamiento débil o la mística española y haces conexiones entre todas esas corrientes que de manera intuitiva te interesan y cuyo nexo es la duda, la resistencia, lo negativo"

Ellos forman parte de la oposición al sistema, aunque sea a pequeña escala, con sus otras formaciones musicales (Wind Atlas, Titan Arch o Todesfuge), pero también llevando estructuras a la praxis como discográfica y programadores de conciertos con Dead Moon Records —que de 2013 a 2017 fue una tienda de discos especializada, ahora dedicada a la venta en línea— y Cønjuntø Vacíø; sello convertido en un festival que este año celebró su quinta edición, con John Maus, Drew McDowall y Puce Mary en la cabecera.

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De esa capacidad para la mutabilidad toma el nombre SDH (Semiotics Department Of Heteronyms): “La semiología es el estudio de los signos, de los códigos sociales y humanos. La idea era investigar y jugar con estos símbolos que hay en nosotros, las construcciones que nos creamos como seres humanos ante los demás o ante uno mismo y de ahí el nombre. Sergi, por su parte, y sin todo este rollo que te he soltado, estaba explorando sus heterónimos musicales y empezó con su proyecto personal Titan Arch”.

“La idea comenzó cuando pudimos grabar música en casa —continúa Sergi—, porque hasta ese momento dependíamos de ir a local y de que un amigo nos grabara las canciones”. Siempre han sido autosuficientes y autodidactas.

“Nos compramos el material básico para poder registrar desde el hogar: una tarjeta de sonido, un sintetizador Electribe que tiene también caja de ritmos y un Korg. Así nacieron nuestros proyectos en solitario, como es el caso de Andrea con Todesfuge. Un día compuse la canción 'The Scent', ella le puso voz y nos gustó el resultado porque salió muy natural. Sin ninguna pretensión de formar un nuevo grupo, intentamos componer algo diferente a lo que solíamos hacer, porque con Wind Atlas, por ejemplo, cuando una línea sonaba demasiado pop, la descartábamos en busca de sonidos más ritualistas. Muchas veces, cuando tienes un solo proyecto, intentas meterlo todo allí y a lo mejor no hace falta, puede ser otra idea aparte. Esto fue en mayo de 2016 y en cuestión de meses ya teníamos casi todas las canciones”.

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Fue componerlas y algo se materializó: “Teníamos la organización del Cønjuntø Vacíø #4 en el horizonte, así que decidimos darle más forma y presentarlo como banda en esa edición del festival”. Desde ahí fueron pocos los conciertos, pero estuvieron muy bien acompañados: en enero de 2017 junto a Marie Davidson en Almo2bar de Barcelona y el mayo siguiente junto a Merchandise en Razzmatazz.

"Internet da la sensación de que las cosas son mucho más grandes de lo que realmente son, pero el trabajo offline que hay detrás sigue siendo ingente e incluso más difícil todavía"

“Hubo muy buen rollo el día del concierto y ahora le hemos sacado una cinta al nuevo proyecto del cantante, VideoBlu”. Al final, estos circuitos se mueven por los lazos del cariño, y un ambiente parecido se respiraba durante este verano, cuando fueron invitados al Festival Kalabalik på Tyrolen de Alvesta (Suecia), junto a otras bandas nacionales como Belgrado o Paralelo. “Es un evento en mitad del bosque, donde traen a músicos de todas partes de Europa, y lo monta Christoffer Gunnarsson prácticamente solo: desde recoger a los grupos en la estación a reponer el papel de váter”.

“El problema de nuestra primera experiencia en el extranjero es que la compañía aérea nos perdió el material —cuenta Andrea—. Suerte que estaba Paralelo y pudimos tocar con su equipo. Fue un poco agridulce, porque a pesar de que el concierto salió bastante bien no estábamos muy cómodos. Esto también nos hizo pensar que nunca más vamos a facturar instrumentos y con más razón queremos un set sencillo de montar, que podamos llevar en la mochila y economizar. Nadie ha escuchado el disco y no pudieron notar la diferencia entre el directo y como suena de verdad. También lo que hacemos tiene una repercusión relativa: hace un año y medio que tocamos y tan solo existen dos canciones en la red. Aunque ahora hemos grabado un álbum, con el productor Sergio Pérez —conocido por su proyecto Svper—, que saldrá durante la primera mitad de 2018”.

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Así es como crecen la mayoría de proyectos que se desarrollan ahora, pero Sergi tiene algo que matizar: “Tal vez internet da la sensación de que las cosas son mucho más grandes de lo que realmente son, pero el trabajo offline que hay detrás sigue siendo ingente e incluso más difícil todavía. Aunque la tentación de estar muy presente en las redes y que la gente te conozca puede existir, los grupos que nos han interesado siempre han trabajado de una manera totalmente diferente, más subterránea: ir experimentando, colaborando entre ellos, etc. Por ejemplo, Current 93, Coil o Psychic TV, ¿qué son? ¿qué música hacen? Depende del disco, del momento, del concierto; son grupos que han explorado muchos caminos y a nosotros es lo que más nos interesa. Por ejemplo, en Wind Atlas cada álbum es diferente y aunque SDH sea una música de género —synth pop, minimal o dark wave—, también es lo que buscábamos, explorar un estilo, y son los límites que nos hemos puesto. Esta necesidad de cuestionar nuestra creatividad y nuestro discurso viene de querer seguir conociéndonos a través de lo que creamos musicalmente”.

Para Andrea esto ha supuesto encontrar una nueva lírica, con imágenes tan evocativas como “There’s a non-place inside of me” (hay un no-lugar dentro de mí): “Tiene que ver con un agujero que se llena: con una parte puramente sexual que es una penetración pero también con una concavidad. Para que exista esta penetración tiene que haber un vacío que poder penetrar física o figuradamente. En el caso de la canción 'Guilty and Gifted' se habla de la penetración de la otredad, de lo extraño. No llenar el hueco para dejar de sentirte vacío, sino para permitir que también lo otro entre en ti: la desidentificación sexualmente y conceptualmente hablando. En realidad, voy construyendo mi discurso a medida que escribo y me salen estas imágenes que me parecen potentes, pero no son premeditadas. Las letras de SDH tiran mucho de escritura automática. Por ejemplo, imagino a una persona entrando en una habitación de noche, en la que le espera un cuerpo yacente con una voz grave, y a partir de aquí voy escribiendo lo que me va saliendo”.

“La verdad pura no existe y es muy liberador cuando sabes que puedes construir lo que quieras ser"

Y lo que ha emergido son toda una serie de personajes, las máscaras que forman el ser humano: “La verdad pura no existe y es muy liberador cuando sabes que puedes construir lo que quieras ser. Con SDH me he construido mucho. Poniéndome en otro papel, que es algo que nunca había hecho, descubrí muchas cosas que me salían de una manera natural, pero que nunca me había puesto a escribir, por ejemplo a explorar una forma de hablar más física. Encarnar estas otras construcciones me ayuda a ponerme en duda: físicamente, corporalmente o a soltarme en el escenario. No es que sea algo falso o no auténtico, sencillamente me permite construirme una persona que también soy. Con SDH me di permiso para ser cualquier cosa, y en ese sentido es muy gratificante. Y con este mensaje tan liberador y apetecible, recogemos los bártulos y regresamos a casa a permitirnos ser los que nos plazca en las horas que nos quedan de este domingo de resaca.