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Dinero

Parejas nos cuentan cómo gestionan su vida juntos

Seis parejas que viven juntas nos cuentan cómo se las apañan para compartir la carga que supone llevar un hogar y encontrar tiempo para echar polvos regularmente.
MA
traducido por Mario Abad

parejas vivir juntos economía dinero gastosPara muchos de nosotros, el amor —por complicado que sea— a menudo se reduce a esto: conoces a alguien, te enamoras y, si la cosa no acaba como el rosario de la aurora antes de que os vayáis a vivir juntos, finalmente os vais a vivir juntos.

Ya sea porque no soportáis pasar ni una sola hora separados, porque es más económico o simplemente porque es el paso más lógico a tomar, la decisión de iros a vivir juntos cambia la relación. De repente, te ves obligado a aguantar las mierdas (la mayoría de las veces, metafóricas, aunque a veces también literales) del otro y pagar un montón de facturas a medias.

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Este último aspecto —la economía compartida— puede ser un elemento desestabilizante, y es que una cosa es comprar cosas que no necesitas con tu dinero, y otra muy distinta, y motivo de ruptura, es pulirte los ahorros de tu pareja haciendo lo mismo.

Editores de VICE de toda Europa preguntaron a seis parejas que viven juntas cómo se las apañan para gestionar su vida juntos sin dejar de lado la vida sexual.

Marta, 31 años, community manager, y Silvia, 30 años, editora — Italia

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Silvia (izquierda) y Marta. Foto por Francesca Lovene

Marta: "Llevamos diez años como pareja, y hace cinco que vivimos juntas. Por ahora, nos hemos ceñido a nuestro plan inicial de pagar cada una la mitad de los gastos. Las pocas veces que no lo hemos hecho ha sido cuando una de nosotras ganaba bastante menos que la otra.

Las dos tenemos formas muy diferentes de gestionar el dinero: Silvia ahorra cada céntimo para el futuro y yo me lo gasto todo yendo a conciertos y restaurantes. Por eso dividir los gastos es la manera más sencilla de pagarlos y evitar discusiones largas y aburridas.

Silvia abrió una cuenta bancaria conjunta para las cosas básicas y para controlar los gastos, pero como con la cuentan venían dos tarjetas de crédito, a veces he usado la mía para comprar cosas no tan básicas. Pero intento no hacerlo, en serio".

- Escrito por Marta

Iva, 27 años, periodista, Dušan, 30 años, diseñador gráfico – Serbia

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Foto por Nenad Vujanovic

Iva: "Nosotros nos ocupamos de casi todos los gastos, aunque de vez en cuando pedimos ayuda a nuestros padres. A veces nos pagan la factura del móvil o nos dan dinero para acabar el mes. Siempre que vienen a vernos, nos traen comida o cosas de limpieza, y nunca les decimos que no cuando se ofrecen a pagarnos cosas un poco más caras, como un champú bueno.

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Dividimos los gastos casi por la mitad, porque Dušan paga un poco más. Él es el propietario del piso, así que por suerte no pago ningún alquiler. Eso sí: nos gastamos un dineral en comer fuera y en fiestas. Nos gusta darnos caprichos porque trabajamos mucho, pero no es una costumbre sana, lo reconozco. Yo también gasto mucho en ropa y accesorios, cosa que Dušan odia. A veces escondo las cosas que compro, como los zapatos; tengo una colección de zapatos que ocupa una habitación entera del piso. Pero bueno, él se deja un pastizal en discos, que a mi modo de ver es igual de malo.

Todos los meses nos proponemos ahorrar algo de dinero, pero nunca ocurre. De hecho, es bastante normal que estemos sin blanca a mediados de mes. Eso provoca discusiones que no hacen ningún bien a la relación. Me gustaría que tuviéramos la suficiente madurez como para ahorrar para arreglar el piso o viajar a sitios chulos".

— Según se le explicó a Ana Jaksic

Agata, 33, contable, and Pawel, 33, trabaja en un centro deportivo – Poland

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Foto por Edward Pulawski

Agata: "Dividimos los pagos de forma justa, no por la mitad. Es decir, que cada uno aporta en función de lo que gana. Intentamos hacerlo a medias durante un tiempo, pero me parecía muy tacaño eso de llevar la cuenta de lo que gasta cada uno, así que decidimos hacerlo proporcionalmente: cuando yo ganaba más, pagaba un porcentaje más alto de los gastos, pero cuando estuve de baja por maternidad no remunerada, cuando di a luz a nuestro segundo hijo, Pawel cubrió gustosamente todos los gastos.

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Los hijos te cambian por completo la forma de gestionar tu vida, sobre todo la economía. Ahora, claro está, gastamos más en nuestros hijos o en comer fuera y menos en fines de semana, porque no salimos tanto como antes. A Pawel le gusta comprarle cosas caras a los niños, como calzado o ropa de marca. Yo soy más cuidadosa con el dinero porque no quiero que afecte a nuestra relación. En época de vacas flacas, las parejas discuten mucho, pero cuando tienes estabilidad económica, no existe esa necesidad de criticarse mutuamente".

— Según se le explicó a Izabela Szumen

Mary, 29 años, ayudante de contabilidad, y Akis, 28 años, oficial de la Marina — Grecia

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Foto por Panos Kefalos

Mary: "Sabes que has perdido la inocencia de la juventud cuando te ves obligada a crear una hoja de Excel para llevar la cuenta de los gastos de la pareja. Akis paga el alquiler, el seguro de vida y las compras, y yo los servicios, la televisión e internet. Akis gana más dinero, pero a mí también me gusta contribuir. Ha habido veces en las que ni siquiera me llegaba para pagar mi parte de los gastos, pero las cosas han mejorado.

Al principio de vivir juntos, siempre le estábamos dando vueltas al tema del presupuesto semanal. Hoy día no viajamos tanto como nos gustaría, principalmente porque no nos lo podemos permitir, pero también porque estamos ahorrando para hacer un máster y crear una familia.

Los jóvenes en Grecia lo tienen muy complicado con la situación económica actual. Por suerte, los dos tenemos trabajo y nos ayudamos mutuamente siempre que podemos".

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— Como se le explicó a Niovi Anazikou

Aida, 23 años, camarera, y Gonzalo, 24 años, editor online — España

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Foto cortesía de Aida y Gonzalo

Gonzalo: Llevamos casi cuatro años saliendo y en agosto hará un año que empezamos a vivir juntos. La verdad es que fue bastante difícil encontrar un piso que nos pudiésemos permitir ya que los alquileres no han parado de subir en la ciudad desde hace un par de años y Aida trabaja en una cafetería y no cobra mucho, aunque después de mucho buscar encontramos un piso más o menos barato cerca del centro.

Nos ocupamos nosotros totalmente del piso: la mayor parte del alquiler, las compras y las facturas las pago yo ya que cobro mucho más que ella, Aida paga internet, algunas compras esporádicas y una parte pequeña del alquiler; la única ayuda que hemos tenido de nuestros padres fueron algunos muebles que nos compraron cuando nos mudamos. Nuestra idea es que cuando cobremos más o menos lo mismo, los dos paguemos todo por igual y hagamos los dos las mismas tareas del hogar, pero de momento pactamos que, como yo pagaba prácticamente todo, sería ella la que se ocuparía de la gran mayoría de las cosas de casa. No es la situación ideal, pero fue la fórmula que encontramos para que todo quedase 50/50 entre los dos y la verdad es no nos ha afectado negativamente en absoluto, al contrario. Cuando decidimos irnos a vivir juntos hubo mucho gente de nuestro entorno que se escandalizó, pero nosotros creemos que ha sido la mejor idea y nos va muy bien.

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— Escrito por Gonzalo

Daniela, 30 años, mánager de RR. PP., y Octavian, 34 años, propietario de un sitio web de videojuegos — Rumanía

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Foto cortesía de Daniela y Octavian

Daniela: "Los dos hacemos aportaciones a la cuenta conjunta que tenemos para comprar las cosas de casa. Uno de nosotros se encarga de pagar lo más caro —alquiler, servicios, comida— y el otro se encarga de pagar a tiempo el sueldo de la niñera de nuestro hijo y de que haya dinero para cubrir gastos inesperados. Cuando alguno de los dos no tiene mucho dinero, el otro le echa una mano. Nos gusta hacerlo así, es como si fuéramos un equipo. De hecho, el dinero es uno de los pocos temas por los que nunca discutimos.

Pocas veces les pedimos dinero a nuestros padres, y si lo hacemos, son siempre pequeñas cantidades. Yo creo que es imprescindible tener suficiente dinero como para llevar una vida relativamente cómoda y así poder concentrarte en las cosas verdaderamente importantes de la relación".

— Según se le explicó a Julia Rosu