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FIGHTLAND

El manual para empezar a amar la pelea entre Mayweather y McGregor

Ríndanse. Apaguen sus cerebros. Disfruten.
Ph

Después de que el cinco veces campeón del mundo Floyd Mayweather Jr. anunciara el miércoles pasado que se enfrentaría al campeón en dos divisiones diferentes de UFC, Conor McGregor, en 12 rounds con guantes de 10 onzas el 26 de agosto en Las Vegas, Nevada, el presidente de UFC, Dana White, respondió preguntas y comentarios vía Facebook Live. ¿Podrá esta pelea abrir el camino para eventos entre diferentes deportes como el boxeo y las MMA? "Dios, espero que no", respondió White. Gastaré mi dinero en una pelea de UFC, y no en otra pelea aburrida de Mayweather. "Es tu decisión hermano, te entiendo", dijo White mientras alzaba sus pulgares de forma aprobatoria.

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"Estoy emocionado por esta pelea", mencionó White en algún punto. "Al principio no me agradó la idea, ¿pero saben qué?" Dejó inconcluso su pensamiento, pero cuando el intercambio entre Mayweather y McGregor era sólo fanfarronería, me molestaba mucho. Era un escenario hipotético y estúpido que jamás sucedería, después se convirtió en tema de conversación de todos, y por último se concretó en un insulto monetario. Pero definitivamente sigue siendo uno de esos eventos por el que no pagaré un sólo centavo para ver.

Pero algo me hizo cambiar de parecer, pasar del cinismo al entusiasmo en las horas posteriores al anuncio de la pelea: los golpes lanzados son incidentales al momento que vive la cultura pop. En realidad es un cumplido: los 40 principales trascienden nichos de audiencias, y la Mayweather-McGregor trasciende el diminuto y embelesado mundo de las peleas profesionales. Puedes engañarte y hacer como que no te atraen los hits de Max Martin o puedes cantar a la par de la canción y arruinar la letra. Puedes enojarte por dos meses o puedes emocionarte con los mensajes de tus compañeros de trabajo que le dan una posibilidad a Conor McGregor ante Mayweather.

Los promotores le apuesto a esto, especialmente si planean superar el récord de compras PPV de 4.6 millones establecido cuando Mayweather se enfrentó a Manny Pacquiao en 2015. En llamada para los medios, Stephen Espinoza, vicepresidente ejecutivo de Showtime Sports, dijo esto de la pelea: "No somos queremos atraer a los fans del ámbito boxístico y de las artes marciales mixtas. Queremos llegar a esa audiencia que no sigue ninguno de estos deportes. Es un evento sin precedentes, al punto de que las personas que jamás se interesaron en estos deportes querrán ver qué pasa cuando pones a dos personalidades similares en un ring. Es una parte del mercado que no se ha explotado, ni siquiera cuando Mayweather y Pacquiao se enfrentaron".

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No se equivoquen: un cinco veces campeón del mundo en divisiones diferentes y la encarnación del poder positivo de los pensamientos de las MMA pretenden meter sus manos a tus bolsillos bajo la promesa de que será algo nunca antes visto y una pelea cerrada. "Cuando dos hombres se suben al ring y comienzan a lanzar golpes, todo puede pasar" es la frase más desesperada para vender una pelea. Es una forma de decirte que los milagros sí existen, así que deberías abrir tu cartera y gastar en una pelea dispareja.

Por otra parte, en serio nos encontramos en territorio desconocido. Existe una buena razón del porqué no se ven boxeadores con un récord de 49-0 enfrentando a tipos que hacen su debut en PPV, pero tampoco McGregor es un muerto. Pregunta abierta: ¿Cómo puede un increíble peleador defensivo, enfrentado por compañeros esculpidos por los mismos hábitos de un deporte que exige una entrega de toda la vida, lidiar con un peleador que ha noqueado a rivales en un contexto totalmente diferente?

Fácil, probablemente. Pero tal vez no. Si lo que buscas son rastros de dudas para incrementar las posibilidades de que McGregor —pelador alto, ágil, zurdo, con un movimiento de pies nada ortodoxo y con una izquierda que puede lastimar a cualquiera— pudiese ganar, su carrera en UFC estás más que lista para escoger a los rivales que quiera. Chad Mendes debió sacarlo de relevancia. McGregor no debió noquear a José Aldo, quien no había perdido en una década, en menos tiempo de lo que tarda una barra de mantequilla en derretirse adentro del microondas. Después de volar muy cerca del sol en contra de Nate Diaz, McGregor debió caerse a pedazos en la revancha. No debió haber derrotado a Eddie Alvarez y ganó un segundo campeonato con tan poco esfuerzo.

Nada de esto aplica en el boxeo —no al menos que así lo quieras—. Las artes marciales mixtas, deporte que le dio los reflectores a CM Punk y Jose Canseco, tiene mucha tolerancia para los espectáculos secundarios. Cualquiera que fuese el daño generado por esta pelea al boxeo, éste ya había sufrido los embates de la "Pelea del Siglo" después de más de una década de expectativas y promesas de algo especial. Mayweather vs. McGregor es una pelea adelantada a su tiempo sin pretensiones de grandeza, sólo de entretenimiento. Desde que se anunció el choque, he tenido al menos docenas de conversaciones con gente que jamás escuché hablar de deportes de contacto. Un amigo me dijo: "Tal vez me animé a ir con McGregor. Thunderlips le pateó el trasero a Rocky".

Olvidemos las suposiciones de cómo se llevaría a cabo al pelea. No importa si McGregor se lleva la humillación de su vida mientras Mayweather obtiene su victoria 50, o si disfruta la victoria moral de aguantar 12 rounds, o si logra la hazaña de noquear el mejor boxeador defensivo de la historia. El resultado del 26 de agosto es irrelevante porque esta pelea no tiene parecido alguno con algo que ya hayamos visto. Será otro verano largo, sofocante y caluroso. Mayweather vs. McGregor absorberá todo el oxígeno de los eventos deportivos próximos. Todos los que dijeron, "Cállate, de todos modos la verás", ganaron. Me tomó un tiempo aceptarlo, pero ahora estoy convencido.