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Música

Bullerengue y hip-hop: cantarle a la vida en Montes de María

A pesar de la descarnada violencia y el desplazamiento forzado, Afro-Música quiere salvar su legado ancestral cantando.

*Este artículo se publicó originalmente en ¡PACIFISTA!, nuestra plataforma para la generación de paz.

Por Lexy Garay*

‘Un pueblo donde se puede soñar’, así definen sus habitantes al corregimiento de Libertad, ubicado al norte de San Onofre, en el departamento de Sucre. Unas 700 familias integran esta comunidad valiente que durante más de siete años supo resistir en silencio una descarnada violencia paramilitar que junto a la muerte, el miedo y el dolor, representó un fuerte golpe a sus tradiciones culturales.

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En una especie de misión salvadora del legado ancestral aparece Afro-Música, un colectivo cultural integrado por 10 jóvenes liberteños que se niega a la desaparición de las costumbres de sus antepasados africanos por cuenta de la violencia.

Ralan Pasi Pasi es el nombre artístico de Luis Miguel Caraballo, la voz líder del grupo que mezcla lo nuevo, representado en el hip hop y otros géneros urbanos, con lo tradicional, como el bullerengue y la cumbia, dando como resultado una explosión de sabrosura caribeña a la que ellos llaman “Bullenrap”.

Con la piel curtida por el sol y los sueños brillándole en los ojos, Luis Miguel debió huir de su natal Libertad por cuenta de los violentos: “Por las cosas del conflicto, a mí me mandaron a Cartagena pero después de un tiempo volví y decidí seguir con la música”, explica.

Muchas de “las cosas del conflicto”, por no decir todas, que exiliaron a Luis Miguel fueron lideradas por Marco Tulio Pérez Guzmán, alias el ‘Oso’, comandante del Bloque Héroes de los Montes de María de las Autodefensas. Lejos de ser héroes, estos hombres armados perpetraron al menos tres masacres en la zona que, sumadas, a las intimidaciones y las extorsiones, desencadenaron un éxodo masivo de liberteños hacia ciudades como Cartagena y Sincelejo.

En honor a las huellas de esos desplazados, muchos de los cuáles nunca regresaron a sus terruños, Afro-Música canta versos como estos:

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Hace años que me marché, pero hoy voy a regresar,

yo me voy para mi tierra que me ha de recordar.

Ay tierra querida, los Montes de María,

Yo me voy para mi tierra, los Montes de María.

Ay suenan tambores en los Montes de María,

Yo me voy para mi tierra, yo me voy para Libertad que me ha recordar”

No solo la tierra quedó desolada y solitaria, arrasada por las armas y la sangre. La cultura también sufrió un duro golpe.

“Yo no alcancé a ver, en mi infancia, a un señor tocar el tambor o cantar décimas, al menos en mi comunidad nunca lo vi, porque la violencia hizo que ellos se escondieran, todas esas expresiones quedaron en silencio”, dice Caraballo.

Alias ‘El Oso’ y sus hombres incluso vetaron el ‘Canto a las Maruchas’, un ritual fúnebre de las comunidades afro de la zona: Los liberteños ni siquiera pudieron llorar y cantarle a sus muertos.

Al recordar esos días grises, Luis Miguel sonríe y proclama una gran sentencia: “Eso ya no pasa y por eso surgimos como Afro-Música, somos la voz del silencio. No tenemos miedo, las víctimas antes sufrían, hoy sonreímos porque estamos vivos”.

Su relato termina como empezó, con música. Música inspirada en los viejos y cantada por los jóvenes para asegurar que la cultura montemariana siga tan firme como lo estuvo cuando fue hundida en la penumbra paramilitar.

!Mamá me dice que sonría, que debo ser feliz,

Tiene razón, para mí es un orgullo ser de aquí.

Aunque pasó la violencia y nuestra vida cambió

Y el dolor y la tristeza nuestra tierra marcó,

No somos un pueblo de guerra, somos un pueblo de paz:

Como la juventud que sueña en el pueblo de Libertad”

*Directora de Radio Nacional de Colombia. Esta nota fue publicada originalmente en radionacional.co.