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Comida

La guía para comer y beber marihuana

Te enseñamos a preparar el bhang, una antigua receta india que se prepara con marihuana.

En el municipio de Metepec, en el Estado de México, existe una bebida mítica que compite con la absenta en propiedades psicotrópicas –si es que la llamada «hada verde» alguna vez las tuvo–; se llama garañona y se dice que en su elaboración se utilizaba marihuana. Las versiones comerciales ya no la usan, pero igual lo ponen a uno risueño, ya que la marihuana se puede beber y comer para obtener sus «efectos lúdicos» (como se les llama ahora) o, para decirlo en términos técnicos: para colocarse. Por ello decidimos hacer un breve recetario para que podáis disfrutar al máximo esta planta aromática.

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En principio hay que recordar que el THC, la sustancia activa de la marihuana, esa que nos hace relajarnos y alucinar, es soluble solamente en grasas y en alcohol. Si lo preparamos en agua no tiene efecto, en todo caso se liberan otras sustancias que son beneficiosas, por ejemplo, para calmar los cólicos. Dicho lo anterior, vayamos con una de las recetas más antiguas y sencillas, que es la leche de marihuana, conocida en la India como bahng. Para preparar esta infusión, se utiliza la propia planta, no las flores, sino el tallo y las hojas (así se aprovecha toda la planta).

El primer paso es hacer una infusión con las hojas frescas. El agua debe estar caliente, pero no hirviendo; con eso saldrá toda la clorofila y buena parte del sabor fuerte de la hierba. La tisana resultante la puedes tirar, bebértela por mero gusto o guardarla para los cólicos premenstruales. Aparte, pon a calentar la leche (entera, jamás desnatada) y antes de que empiece a hervir echa las hojas ya pasadas por agua. Calcula un puñado de hojas por litro de leche, aunque puedes usar más —sin pasarte—. Es importante bajar el fuego y remover constantemente la mezcla para evitar que la leche suba y se derrame. Se deben cocinar las hojas hasta que el líquido se reduzca a la mitad, o sea, hasta que quede medio litro.

Una de las ventajas de esta receta es que se pueden usar las plantas macho, es decir, las que no dan flores y por tanto son inútiles para fumárselas. Una variante gourmet es usar la manicura, esto es, las pequeñas hojas que le salen a la flor y que siempre se le cortan; ten en cuenta que esta versión es más potente que las anteriores. La segunda variante es usar directamente las flores.

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Es preciso advertir que el bhang es bastante fuerte. Digamos que si lo hemos hecho bien, un chupito nos puede proporcionar seis horas de viaje. Otra advertencia prudente es que al entrar por vía gástrica, tarda entre media hora y una hora en hacer efecto, así que procura no desesperarte y repetir la dosis o podría pasarte lo que a un gran amigo, que cayó fulminado y durmió durante toda la fiesta. Si te llega a suceder, no te asustes. Tapa al sujeto en cuestión y dejadlo dormir tranquilo, que de THC no hay registros de muerte por sobredosis. Evita, en la medida de lo posible, no mezclar con otras drogas, sobre todo con alcohol, ya que puede producir vómitos.

Una vez que tenemos el bhang, podemos beberlo directamente o preparar diferentes guisos con ella. Te sugiero que evites preparar café con leche porque sabe horrible. Si haces licuados, usa frutas dulces, que le van bastante bien, digamos que te quedaría una especie de cóctel con bhang. Ahora, si quieres ir de exquisito, ahí va una receta de crema de chile poblano:

Primero hay que asar dos chiles poblanos al fuego hasta que se queme la piel. A continuación, échalos en una olla con agua fría, esto hará que la piel se despegue del resto del chile y que sea muy fácil retirarla con la mano. Abre los chiles por la mitad y quítales las venas, las semillas y el rabo, el resto va a la licuadora con el bhang.

En una olla, pon una cucharada de mantequilla, caliéntala y fríe en ella un cuarto de cebolla finamente picada hasta que se ponga transparente. Agrega entonces la mezcla de la licuadora. Aparte, diluye una cucharada de maicena en una taza de agua fría y agrégala a la olla junto con una taza más de leche.

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Sazona con sal y agrega unos granos de maíz previamente cocidos (pueden ser de lata) y deja que espese. Esta misma crema, si la dejas espesar un poco más, puede servir como salsa para pollo o para bañar unas tortitas.

Recuerda: el sabor de la marihuana es muy fuerte, así que modificará el sabor del guiso. Dicho lo anterior, ve preparando el delantal. ¡Ah!, una última advertencia: no vayas a calmar los ataques de hambre que te dé la maría comiendo cereales con esta «leche especial», si no entrarías en una especie de bucle de marihuana y será un cuento de nunca acabar.

¡Buen provecho!