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La oscura relación entre el insomnio y la depresión

La media noche es el mejor momento para pensar en la vida, reflexionar, sufrir y angustiarse; las circunstancias perfectas para deprimirse.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de tecnología.

La depresión llega de noche. Cuando el público se desvanece y queda lo privado, y me quito todas las máscaras que uso en el día, mi mente se inunda con pensamientos de desesperanza, futilidad e ideas suicidas.

Desde que me diagnosticaron un trastorno grave de depresión en diciembre de 2012, el tiempo me ha enseñado a disfrazar mi tempestad nocturna. Aprendí a estar con la luz apagada y siempre tener una toalla azul junto a mi almohada que ya estaba tiesa por el moco seco del llanto de las noches anteriores. No importaba qué tan silencioso fueran mis sollozos, era imposible evitar que las decepciones del día me saltaran en mi mente. Llorar tanto me provocaba dolores de cabeza tan fuertes que parecía que tenía un aneurisma.

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Los episodios de depresión hacen que duerma mucho pero mi sentido de peligro inminente llega cuando duermo poco. El insomnio causa pensamientos negativos que ni los amigos, la familia o las tareas diarias pueden calmar.

Quiero descifrar cuál es la relación entre el insomnio y la depresión para ver si puedo encontrar la forma de solucionar las dos. Para entender mejor por qué la depresión y el insomnio son mis conspiradores nocturnos, platiqué con el doctor Julio Fernández Mendoza del Centro de Investigación y Tratamiento del Sueño Penn State Hershey. Un estudio reciente que llevó a cabo el doctor Fernández reveló que los insomnes que duermen menos de seis horas por noche tienen el doble de probabilidad de padecer depresión. Descubrió que el insomnio y la depresión tienen una relación en la que una puede provocar la otra y viceversa.

"No deberíamos tratar la depresión nada más. Es necesario tratar las dos cosas al mismo tiempo".

"La media noche es el mejor momento para pensar en la vida, reflexionar, sufrir y angustiarse", dijo el doctor Fernández Mendoza. "Son las circunstancias perfectas para deprimirse".

El estrés produce insomnio y depresión. Igual que con los carros o las motos, son diferentes pero funcionan con el mismo combustible. "La presencia de niveles altos de cortisona en los insomnes explica por qué se deprimen conforme pasa el tiempo", dijo el doctor Fernández Mendoza. "Sabemos que la depresión también se asocia con niveles altos de cortisona e inflamación".

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La hiperexcitación puede ser consecuencia de acontecimientos estresantes de la vida, incluso los positivos como casarse, tener hijos, o mudarse. No obstante, la hospitalización es un detonante del insomnio que puede causar serios problemas, lo sé por experiencia propia.

El año pasado, después de varias noches de luchar contra mis pensamientos suicidas, decidí que era momento de hacerlo. Ingerí muchas pastillas y terminé en la sala de urgencias y terminaron de lavarme el estómago hasta la 1AM.

Dormir era imposible porque al lado de mi cama había una adorable mujer jamaiquina que trataba de salir de la sala de urgencias. No paraba de decir "Sigue yo vamos", lo cual provocó un forcejeo con los guardias de seguridad. En la cama al otro lado de la habitación, una mujer de mediana edad se quejaba de que le dolía la pierna y el personal del hospital ignoraba los sonidos cada vez más rápidos de su monitor cardiaco.

Después de la 1AM me trasladaron a la unidad siquiátrica. Respondí soñoliento a todas las preguntas que me hizo una enfermera amable y comprensiva. Poco más tarde, me llevaron a una sala de observación que estaba llena de sillones reclinables y personas dormidas. Alrededor de las 5 AM, una enfermera me tocó el hombro y me llevó a una habitación privada.

Unas horas después me dijeron que uno de los mejores hospitales de salud mental se iba a encargar de mi recuperación. Recorrí los corredores elegantes con alfombra y muebles de madera antiguos que daban a unos ventanales enormes. Mi mejor amigo y yo dijimos en broma que más bien había entrado a un resort y no a un hospital siquiátrico. Ya dentro de una de las salas cerradas, me di cuenta de que iba a estar rodeado de pacientes mucho más enfermos que yo.

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En la primera noche, mi compañera de cuarto se la pasó azotando su libro contra la pared. Mientras trataba de dormir, podía escuchar a un paciente frente a mi puerta gritar "¡Odio este lugar! Odio la puta comida. ¡Quiero irme a casa!". Le eché porras en mi mente porque teníamos las mismas quejas. Poco después, llegaron los guardias con la orden de esposarlo.

Tratar de separar el estrés y el sueño ha sido una lucha constante desde que salí del hospital, incluso después de una terapia cognitiva-conductual (CBT, por sus siglas en inglés) para redefinir mis pensamientos nocturnos.

No obstante, el doctor Fernández Mendoza dice que él habría sugerido otro método. "No deberíamos tratar la depresión nada más. Es necesario tratar las dos cosas al mismo tiempo", explicó. Los sicólogos que se especializan en el sueño le enseñan a sus clientes dos métodos de terapia del sueño: control de estímulos –evitar la tecnología o la lectura antes de acostarse y desconectarse del entorno del sueño cuando no pueden dormir– y restricción del sueño –aumentar sus horas de sueño a más de seis para ver si hay señales de mejoría–.

El doctor Fernandez Mendoza también utiliza la terapia cognitiva para modificar los patrones de pensamiento que producen hábitos del sueño dañinos. "La CBT para el insomnio es un tratamiento muy estructurado. Es hermoso porque utilizamos todo lo que sabemos sobre la biología del sueño y la conducta del sueño para manipular la forma en que el cerebro reacciona al insomnio".

Después de hablar con el doctor Fernández Mendoza, volví a creer que era posible vencer a la noche. Ya no me juzgo tanto por el insomnio y ahora sé que debo salir de la cama y hacer otras cosas hasta que me de sueño. Incluso si mis pensamientos nocturnos hacen que me pregunte cuál es el punto de estar vivo, estoy aprendiendo a verlos como distorsiones cognitivas que cambian de forma y se ven muy diferentes a como son en realidad.

La misión del doctor Fernández Mendoza es que los adolescentes de la actualidad nunca toquen fondo como yo. "Trabajo con el insomnio para evitar que provoque depresión porque lo veo como un factor que se puede modificar, algo en lo que podemos desde el principio y así proteger a las personas de decisiones que podrían costarles la vida".