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El pene de 23 centímetros de Danni Daniels domina el porno actual

Aunque la mayoría de las estrellas del porno trans encajan en una representación de género más heteronormativa, Danni destaca con sus 182 cm de altura, su corte de pelo andrógino, sus tatuajes y su enorme pene de 23 centímetros.
Foto cortesía de Dannidaniels.com.

Esta entrevista se publicó originalmente en octubre de 2015.

Para Danni Daniels, ser una de las estrellas del porno trans alternativo más conocidas tienes sus pros y sus contras. "Una vez se me acercó un fan en Disney World, con sus hijos en los brazos, para decirme lo mucho que le gustaba mi trabajo", me explicó. "Pasó un tiempo hasta que empecé a ser borde con algunos de mis seguidores. A veces estaba firmando autógrafos y siendo amable y a lo mejor alguien me preguntaba, "¿Podemos ir al servicio rápidamente y nos la enseñas?". '¡Pues no! Y ustedes, ¿tienen 5,000 dólares en la bolsa? Porque en caso afirmativo, me la saco aquí mismo y me la sacudo', me daban ganas de responder".

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Aunque la mayoría de las estrellas del porno trans encajan en una representación de género más heteronormativa, Danni destaca con sus 182cm de altura, su corte de pelo andrógino y sus tatuajes. En 2013, colaboró con Peaches en su producción de opera-rock Peaches Does Herself, en la que Danni interpretaba a la enfermera que llevaba a Peaches en silla de ruedas por el escenario.

En su afán por forjarse una imagen contraria a los paradigmas dominantes del porno, en seis años Danni ha logrado tener control absoluto sobre su trayectoria profesional, algo poco usual en un sector en el que las mujeres trans suelen estar mal pagadas y verse obligadas a realizar escenas de sexo intensas y violentas para mantener a su audiencia. Danni optó por abandonar el porno convencional. Hoy puede presumir de que nunca la han penetrado delante de una cámara y de tener dos sitios web exitosos (no aptos para ver en la oficina), en los que crea sus escenas y escoge a las personas o —como ocurre en una escena especialmente memorable, llamada "Pumpkin Fucker"— las calabazas con las que quiere trabajar.


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El mes pasado platiqué por teléfono con Danni para que me contara cómo el porno la había ayudado a comprender su sexualidad e identidad de género. Quise hablar con Danni porque, como mujer cisgénero, la visión de una mujer con tetas penetrando a hombres sumisos con un pene de 23cm me parece tremendamente poderosa. En el contexto de una industria en la que puede parecer que todo está inventado, su trabajo resulta perturbador y arriesgado.

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VICE: ¿Cómo empezaste en el porno?
Danni Daniels: Cuando tenía 16 o 17 años empecé a trabajar de modelo para contenidos editoriales. Aparecí en Vogue y en un montón de revistas de moda importantes, pero luego empecé a tatuarme y a hacer la transición, lo cual supuso un problema para mi agencia de modelos. Gané algo de peso y los de la agencia me dijeron que me estaba volviendo demasiado gorda y alternativa y que no podían seguir trabajando conmigo. Cuando estás en tratamiento de transición, tu cuerpo tiene tantas hormonas como el de una mujer embarazada de gemelos. Por eso siempre tenía hambre y estaba de mal humor. Así que no iba a tolerar que alguien me dijera que dejara de comer tanto y lo dejé.

Empecé a trabajar en el teatro, entre bambalinas. Cuando el espectáculo de Broadway en el que trabajaba estaba a punto de acabar la temporada, empecé a sufrir ataques de pánico. Mi mentora también padecía un trastorno de pánico y me ayudo mucho a lidiar con la ansiedad, pero justo cuando el espectáculo terminó, un día rebuscó en mi bolso sin que yo lo supiera, me robó el bote de Xanax que tenía y se suicidó tomándoselo entero. La persona que me había ayudado a encontrar mi lugar en el mundo se había ido.

Antes de aquello ya me habían hecho varias ofertas para trabajar en el cine para adultos, pero en ese momento quería hacer algo liberador y que me sacara de Nueva York. Además, me daba pánico volar y viajar, en general. Cuando me siento así, acabo queriendo hacer precisamente lo que más temo, y finalmente viví una aventura de seis años como una persona sin hogar.

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En tus películas más recientes penetras a hombres cisgénero. ¿Siempre ha sido así? ¿Has practicado sexo con mujeres cisgénero u hombres o mujeres trans frente a la cámara?
Para mí el porno es una forma de descubrir mi sexualidad y saber cuál es mi lugar. Siempre he sido muy sexual, pero esta industria me ha ayudado mucho a entender lo que quiero en la vida. Me he expuesto a todo lo que he podido, todo tipo de géneros y sexualidades; cada vez que aparecía algo nuevo, me sentía atraída por ello. Ahora, por fin, sé que soy una mujer trans heterosexual. Necesito un pito en mi vida.

Como mucha gente.
Pero cuando vas más allá de tu sexualidad en la industria del porno, tienes que entrenar tu cuerpo para que sea tu herramienta de trabajo. Diría que el porno me ha ayudado a centrarme y a trabajar otros aspectos que ni siquiera están relacionados con él, simplemente por el hecho de tener tal grado de control sobre mi cuerpo y mi mente. Estar en un entorno profesional en el que hay más personas que también consideran esto un trabajo me permite disponer de un espacio sin prejuicios para mi sexualidad.

Pero mi sexualidad es totalmente distinta a la que muestro ante la cámara. Es algo muy íntimo y privado para mí. Siempre le digo a la gente que lo que ven en la pantalla es una actuación. Que lo disfruten, pero sabiendo que no soy yo. Es como si te encontraras con Robert Downey Jr. y le dijeras, "¡Madre mía, si eres Iron Man!" Pues no.

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¿Cómo mantienes la erección cuando trabajas con gente que no te atrae? ¿Tomas Viagra?
Cuando empecé a hacer escenas con otra mujer, sin que hubiera ningún hombre, no era capaz de mantener la erección sin ayuda. Pese a ello, durante los tres primeros años, me negué a tomar fármacos, porque he visto a tipos pasar de la Viagra al Cialis y luego a una mezcla de ambos, para acabar inyectándose fármacos en el pene porque sus cuerpos se habían inmunizado al efecto de los anteriores.

¿El hecho de tener pene te ha ayudado a encontrar tu identidad sexual o ha sido un impedimento?
Entrar en el mundo del porno con un pene de 23cm fue lo mejor que me podía pasar. Me dio confianza y me facilitó mucho las cosas. Simplemente tenía que presentarme donde fuera y desnudarme, y en seguida me halagaban. Tenía tetas, pene, tatuajes y era alternativa. Además, podía correrme varias veces frente a la cámara. Yo estaba en un nicho dentro de un nicho dentro de un nicho, lo que me permitió ser más creativa y selectiva con lo que hacía y con quién lo hacía.

¿Has observado un trato distinto en mujeres cisgénero y trans con vulva?
Desde luego. Como seas una mujer genética o trans sumisa, te tratan como a una mierda, como si fueras un objeto. No te imaginas la cantidad de gente que me ha ofrecido mucho dinero por hacer de pasiva. Me han ofrecido hasta 10,000 dólares. Lo habría hecho por 50,000. Y todavía estoy dispuesta. Si alguien me llamara y me dijera "Te doy 50,000 dólares para que te destrocen frente a una cámara", firmaría sin pensarlo.

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Entonces, si hicieras de sumisa una sola vez, ¿se depreciaría tu cotización en la industria?
Sí, sería el fin de mi carrera profesional porque a partir de ese momento recibiría un trato distinto. Entonces empezarían a llamarme para ofrecerme la mitad de lo que pidiera. Una vez te ganas la fama de sumisa en la pantalla, las productoras también te consideran una sumisa en la vida real. Te ven como un simple agujero y piensan que aceptarás lo que decidan darte.

¿Ocurre lo mismo con los hombres sumisos?
Con los hombres sumisos es diferente, porque hay una cola enorme en la puerta de las productoras de hombres dispuestos a hacer de sumisos, cientos al día, así que les pagan una miseria porque hay mucha demanda.

¿Cómo logras mantener separadas tu sexualidad en la pantalla de la privada?
Yo me identifico como mujer trans y mi pareja lo acepta y me trata como tal. Pero hay muchos tipos que empiezan una relación con mujeres trans y pretenden tratarlas como a mujeres. Pero al final acaban asumiendo un papel de sumisos. Ha ocurrido infinidad de veces. También es cierto que hay muchas mujeres trans que no saben lo que quieren hasta que lo experimentan. Muy frecuentemente les atormenta el pensamiento de no saber qué son o de no ser capaces de encontrar su sexualidad.

Yo también he vivido eso. Todas las parejas que he tenido acababan por descubrir mis videos y querían que la dominación y la penetración formaran parte de nuestra vida sexual, y no era lo que yo quería. Para mí ha sido duro separar ambas cosas.

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Muchos de los hombres que salen con mujeres trans son homosexuales no declarados que ven en estas relaciones una manera más segura de explorar su homosexualidad sin llegar a ser homosexual. Se ha cosificado y perjudicado tanto a las mujeres trans en las relaciones que nos hemos vuelto prejuiciosas y desconfiadas.

Pero yo tenía claro cómo me sentiría emocionalmente cuando encontrara a mi pareja ideal y aquí está él, sonriéndome. He estudiado muchas relaciones heteros y he tomado nota, y también conozco a muchas trans más mayores que están felices con sus relaciones. No podía predecir cuándo ocurriría, pero al final ha pasado y es increíble. Ahora sé que todos esos tópicos sobre el amor de los que se habla en las canciones son ciertos. Adoro mi vida y no la cambiaría por nada.

¿Qué cambios ha experimentado este sector desde que empezaste a trabajar en él?
Se ha vuelto muy retorcido y han desaparecido muchas de las libertades con las que una se sentía cómoda. Ahora hay mil formularios que rellenar y todo son impuestos. Ya nadie te paga en efectivo y tienes que declararlo todo.

Antes, en las escenas de porno solo había Viagra que traían de México, pero ahora que es un fármaco con receta no es fácil conseguirlo. Como estrella porno, si te pasara algo por tomarla podrías arruinarlos con una demanda, por lo que las farmacéuticas se asustaron y dejaron de suministrarla sin receta.

Para mí, tener Viagra es como llevar Xanax, un inhalador o EpiPen en el bolso. Sé que está ahí. Es como una red de seguridad, por si las cosas se tuercen.

En la última escena que hice, no tenía ningún fármaco para la disfunción eréctil y tenía que trabajar con una mujer por la que no sentía ninguna atracción. Era una sustitución de última hora y fue terrible. Se tiró un pedo en mi boca y cuando acabamos la escena tenía ganas de dejarlo todo por un tiempo.

¿Qué proyectos tienes entre manos ahora?
Sigo haciendo cosas con mi empresa y mi sitio web, y me encanta. Casi todo en solitario.

Supongo que el hecho de tener el control sobre todo ello te hace sentir bien.
Sí, hace que estés muy relajada. Piensas, Es mía, es mi criatura y hay gente que sigue pagando por verla. También me ayuda a ser más exclusiva. Atrae mucho tráfico hacia mí y yo soy la que se lleva todos los beneficios. Además, solo hago escenas en solitario cuando me apetece. Nadie me obliga a hacerlas. Así puedo producir el material que me apetece y firmar orgullosa todo lo que hago.

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