Entrevistamos a José Madero, vocalista de PXNDX

La primera vez que supe algo de José Madero fue cuando escuché a Panda en la secundaria. "Amigo, ven, te invito una copa…" dice con voz rasposa y entre guitarrazos el primer verso del cover que le hicieron a la canción de los ídolos Joan Sebastian y Alberto Vázquez.

Dieciséis años después, el video de esa canción tiene más de diez millones de reproducciones en Youtube. "Panda" ahora se escribe en altas y con equis en lugar de vocales. Lanzaron un demo, siete discos de estudio, dos en vivo y uno de rarezas, además de algunas colaboraciones. Al principio de este año PXNDX ofreció una serie de conciertos para despedirse de sus fans e iniciar un descanso indeterminado.

José Madero aprovechó este descanso para iniciar nuevos proyectos. Acaba de presentar Odio odiar, su segundo libro y lanzó Carmesí, su primer disco como solista. Aprovechamos para platicar con él.

VICE: ¿Cuál consideras que fue tu peor etapa?
José Madero: Ha habido varias, pero sin duda la que más me golpeó como artista fue lo sucedido el pasado abril en la firma de autógrafos del lanzamiento de Carmesí, mi primer disco como solista. Dejando a un lado lo emocional, siento que mi carrera sufrió mucho, no por perder fans o gente, sino por perder nuevos seguidores en potencia. La gente me empezó a descartar por un suceso aislado extra musical, y es algo que no le deseo a nadie. Afortunadamente aquí sigo poniendo gorro, y eso es gracias a la gente que cree en mí.

¿Qué es lo que más recuerdas de la escuela?
Lo que todo mundo recuerda: el ser un niño sin más responsabilidades que hacer la tarea, estar con los amigos en la aventura al aire libre, jugar futbol en el equipo del colegio y las anécdotas sobre esas épocas que casi platico semanalmente con mis amigos.

¿Cuántas personas se han enamorado de ti?
No me corresponde a mí contestar esto. Además no tengo idea.

¿A cuántas personas has amado?
Muy pocas.

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¿Cuál ha sido la canción más difícil que has escrito?
Hay un empate entre "Nuestra Aflicción" y "Puerto Partida". Me refiero más al tipo de composición que a la letra. Ambas carecen de un coro que funcione como ancla, por lo que mantenerlas interesantes por más de dos minutos fue un buen reto, pero creo que lo logré.

¿Crees en alguna teoría de conspiración? ¿Cuál o cuáles?
Creo que la llegada del hombre a la luna fue un montaje y que el Paul McCartney que vemos hoy en día es un farsante porque el verdadero murió hace muchos años.

¿Cuántos libros leíste en este año? No mientas.
Difícil pregunta. Unos 20 puede ser buena cifra. The Thief of Always, de Clive Barker, fue un libro que volví a leer este año después de haberlo leído de niño y lo disfruté mucho. Definitivamente es un libro totalmente distinto al leerlo ya de adulto.

¿Cuál ha sido el momento más aterrador de tu vida?
Por más que hago memoria, no tengo un momento muy especial que digamos. Podría ser cuando se estaba cayendo un avión que nos llevaba de Puerto Vallarta a Monterrey, o cuando tuve un encuentro con el fantasma de una monja en busca de venganza por su asesinato.

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¿Cuál es el objeto más preciado que posees?
No existe tal, te podría decir el cliché de "el reloj de bolsillo que me regaló mi abuelo antes de morir" o "la guitarra acústica con la que compuse tal disco", pero la verdad no soy muy apegado a los objetos materiales. ¿Cuál sería tu última comida?
Un festín de comida árabe.

¿Qué película o programa de televisión te hace llorar?
Sólo he llorado con la película The Green Mile (Milagros inesperados). Estuve cerca de lagrimear con What Dreams May Come (Más allá de los sueños) pero mantuve la compostura.

¿En qué foto de este año crees que te ves mejor?
No me gusta salir en fotos, y para mis ojos en todas salgo mal, pero ésta puede ser la ganadora:

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¿A qué querían tus papás que te dedicaras?
No tenían en mente una profesión específica para mí, pero estoy seguro que ser músico no lo era. Eso no quiere decir que no estén orgullosos de mí, sí lo están y mucho.

¿De qué te arrepientes más?
Creo que al igual que todas las personas tengo una larga lista, pero la más reciente es el no haberme dormido temprano ayer. Estoy en un avión que abordé a las siete de la mañana y estoy sufriendo. De todos los errores aprendemos y cambiamos para bien, no somos máquinas.