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Las reformas del Poli quieren hacer técnicos, no ingenieros, para que inversionistas extranjeros paguen sueldos miserables

Miles de estudiantes del IPN salen a las calles a repudiar las reformas de su institución.

El sueño de tu familia: Que algún día te graduaras en una de las universidades más importantes del país y se te abrieran las puertas del mundo.

Logras entrar. Vas por buen camino para convertirte en un ingeniero en la universidad técnica pública más prestigiosa de México. Hasta que un día, la directora de la escuela anuncia las nuevas regulaciones que van a transformar tu título de licenciado en título de técnico, algo que devalúa tu desempeño académico y te vuelve vulnerable ante un rígido mercado laboral.

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Eso fue lo que ocurrió el día 24 de septiembre, cuando anunciaron a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la escuela emblemática de ingeniería y tecnología en México, que las reglas del juego habían cambiado y ellos eran los más afectados.

“Si de por sí nos pagan mal como ingenieros, ¿cuánto nos van a pagas si sólo nos consideran técnicos?”, preguntó Alejandra Saldaña, de 18 años de edad, estudiante de ingeniería en construcción en una de las escuelas vocacionales del IPN, o Poli.

Los padres de Alejandra son comerciantes que nunca asistieron a la universidad. Alejandra le dijo a VICE que su educación en el IPN la ayuda a buscar mejores oportunidades de las que tuvieron sus padres.

El martes pasado, Alejandra se unió a un grupo masivo de compañeros estudiantes, profesores, alumnos y familias que en la Ciudad de México marcharon desde los principales campus del IPN hacia la Secretaria de Gobernación para expresar el rechazo a las nuevas reglas que presentó Yoloxóchitl Bustamante, directora del IPN. Según los estudiantes, estas nuevas reglas van a “abaratar su educación”.

A diferencia de sus colegas más políticamente activos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los estudiantes del IPN no acostumbran tomar las calles para protestas masivas. La policía asegura que había 25 mil manifestantes, sin embargo, los estudiantes organizadores afirman que eran cerca de 60 mil.

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Estudiantes de medicina en la marcha del IPN el martes pasado. (Foto por Andalusia Knoll)

De cualquier forma, fue una marcha sin precedentes para la comunidad del Poli, cuyos alumnos a menudo se dirigen a sectores recatados como lo son la ingeniería, la robótica, la química y el turismo. Hay más de 150 mil alumnos del IPN dispersos en más de una docena de escuelas, incluyendo las escuelas vocacionales que son fundamentales para el sistema educativo superior en México.

Los alumnos del IPN comenzaron a organizar las protestas y plantones en varios campus desde que se anunciaron las reformas académicas. La marcha del martes pasado causó tanto revuelo que las autoridades instaron a que Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, saliera del edificio dar una explicación a los estudiantes. El funcionario salió con tanta prisa del edificio de alta seguridad de la Secretaria de Gobernación que hasta olvidó su saco.

Además de lo antes mencionado, la marcha se llevó a cabo un día antes de la marcha anual del 2 de octubre en conmemoración a la matanza de Tlatelolco en 1968, durante la cual los cuerpos de seguridad pública masacraron a cientos de estudiantes y civiles. Año tras año, la marcha del 2 de octubre termina con enfrentamientos entre manifestantes, grupos de enmascarados y la policía.

Osorio Chong escuchó las peticiones de los estudiantes —una de ellas es la renuncia de Bustamante— y afirmó que volvería a reunirse con ellos el viernes por la tarde para darles una respuesta oficial.

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Un manifestante descansando con una bandera del IPN durante la manifestación en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. (Foto por Andalusia Knoll)

“La reforma no va de acuerdo a los objetivos con los que se fundó la institución”, dijo para VICE News Hilario Montenegro, profesor de ingeniería que estudió en el IPN. Hilario declaró que estaba impactado por la reforma que rebaja la importancia de las asignaturas básicas de química, matemáticas e ingeniería incluidas en el plan académico del IPN y las convierte en cursos de especialización.

Al igual que otros que explicaron la reforma, el profesor Montenegro dice estar seguro de que las reformas en el IPN están relacionadas a las reformas estructurales que favorecen el mercado aprobadas por la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

El monopolio estatal del petróleo mexicano ahora está abierto a inversiones privadas y extranjeras. Montenegro dijo que debido a esta expansión (liderada principalmente por inversionistas extranjeros), la industria petrolera considera que tener una gran cantidad de técnicos mexicanos es mucho menos costoso que tener una gran cantidad de ingenieros mexicanos. El IPN manda a muchos estudiantes graduados a trabajar a Pemex, el monopolio estatal petrolero de México.

“Esto va a ser de gran utilidad para los inversionistas que están expropiando los recursos naturales del país a quienes sólo les interesa conseguir mano de obra barata y no profesional”, dijo Montenegro.

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Granaderos detrás de una barricada que impedía el acceso a la secretaría de gobernación. (Foto por Andalusia Knoll)

Bustamante, la directora del IPN, defiende las reformas e insiste en que van a ayudar a que tanto la universidad como los graduados sean más competentes en el mercado global. Estos argumentos fueron los mismos que presentaron antes la huelga estudiantil de la UNAM en 1999, la cual dejó en paro a la universidad por nueve meses y provocó una crítica generalizada de la administración escolar y de la manera en que el gobierno manejó el conflicto.

El martes pasado, los alumnos líderes del IPN revisaron las credenciales de todos los estudiantes que trataban de participar en la marcha y dijeron que todo era para evitar que hubiera “infiltrados” que pudieran provocar confrontaciones con los granaderos, algo muy común durante esta clase de manifestaciones.

“Con frecuencia, muchas personas que no son estudiantes vienen a nuestros eventos para provocar actos criminales violentos y alborotos”, dijo un alumno. “Debemos ser cuidadosos para no dejar entrar a los infiltrados”.

Mónica Cabrera, de 18 años, sostenía junto con su compañera un letrero en el que se leía “Quieren agarrarnos dormidos, pero se les olvida que los estudiantes del Politécnico nunca duermen” (un chiste clásico en el Poli).

“Querían aprobar la reforma sin que nos enteráramos”, dijo Cabrera. “Pero ya deberían saber que siempre estamos estudiando y que siempre estamos alerta”.