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rick ankiel

El pitcher que exorcizaba los demonios del descontrol con una botella de vodka

Luego de su famoso colapso en los playoffs del 2000, Ankiel tuvo que recurrir al vodka

El ex jugador de Grandes Ligas, Rick Ankiel, escribió un libro su vida que saldrá en abril próximo, El Fenómeno: La presión, el nervio, y el pitcheo que cambió mi vida, que promete ser una buena lectura. Ankiel, por supuesto, tuvo dos fases totalmente opuestas en su carrera. La primera siendo un pitcher zurdo con gran repertorio pero con una proclividad endemoniada a descontrolarse y mandar un pitcheo tras otro a la malla de protección. El problema se agravó de forma horrible durante el Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional del 2000 frente a los Braves, en el que dio base por bolas a seis de los 16 bateadores que enfrentó, además de lanzar cinco wild pitches. Solo tenía 21 años.

Ankiel ofreció un anticipo del contenido del libro en el programa de radio Ryan Kelley Morning After de San Luis, donde aceptó que bebió mucho vodka antes de su primera salida en la temporada de 2001. Era el primer juego de Ankiel desde aquel legendario colapso sobre la loma con los Cardenales en octubre previo.

"Antes de ese juego… estaba terriblemente asustado. Sabía que yo no tenía oportunidad. Con toda la presión que tenía, justo antes de ese juego conseguí una botella de vodka. Y empecé a beber vodka. Como que eso tranquilizó al monstruo, y pude hacer lo que quería. Estoy sentado en la banca, sintiéndome como loco y tengo que beber vodka para poder pitchear. Funcionó para ese juego. (Nunca había bebido antes de un juego). Era como que sentía que el nervio, el monstruo, la enfermedad, no me peleaban de forma limpia, así que sentí que yo tampoco debía pelear limpio".

A Ankiel no le fue mal en su salida bajo los influjos del vodka. Permitió dos carreras, tres hits, y tres bases por bolas en cinco innings, para una victoria 9 a 4 sobre los Diamondbacks. Esa actuación de Ankiel, la que no terminó en la calamidad del salvaje descontrol, fue incluso elogiada como nota principal en las cobertura de Grandes Ligas del New York Times al día siguiente.

El alcohol no fue la cura completa, y el descontrol reiterado lo hundió en las últimas cinco salidas de su carrera como lanzador de Grandes Ligas en 2001. La falta de comando, junto a las lesiones, lo forzaron a convertirse en jardinero de tiempo completo, lo que tomó seis años en rendir frutos. El renacimiento de Ankiel en Grandes Ligas fue una de las buenas historias de 2007, y tuvo una gran temporada como bateador en 2008. En el camino, Ankiel pudo hacer buen uso de su brazo, logrando varios de los mejores tiros desde el jardín que se hayan registrado en video. Se retiró luego de la temporada 2013.