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the special one

Las trucos de José Mourinho como nuevo entrenador

"The Special One" sabe cómo fichar jugadores para formar equipos históricos. ¿Podrá lograrlo con el Manchester United?
PA Images

Es 2 de junio de 2004, y la mitad de los periodistas deportivos ingleses están reunidos en un salón de conferencias acalorado y atisbado en Stamford Bridge. Algunos sostienen vasos de café, otros platican, y unos cuantos más están sentado a solas repasando por última vez sus notas. De repente, el sonido de las cámaras fotográficas inunda el salón y las personas se ponen de pie. Hay escándalo, empujones y todos regresan a sus asientos intentando guardar la compostura. Entonces cruza la puerta José Mourinho, escoltado por los dirigentes del Chelsea en ambos lados. Minutos después cautiva a toda la multitud.

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No le toma mucho tiempo para lanzar su comentario inmortal. "Soy campeón de Europa", le recuerda a todo el recinto. "Creo que soy especial".

En el momento en que estas palabras escaparon de la boca de Mourinho, el futbol cambió. Desde aquel punto en adelante, sería apodado por siempre "The Special One". Se trataba de una profecía que llegaba a su realización y pronto sería elogiado como el mejor entrenador de la Premier League. En un período de tres años, Mou ganaría dos campeonatos, un Community Shield, y tres copas nacionales. Sin embargo, esto era sólo el principio. Primero conquistó Inglaterra, después conquistó al mundo.

Por supuesto, Mourinho no le debe su éxito al destino. Sus palabras puede que suenen como una profecía pero sus triunfos con el Chelsea se dieron con base en cálculos y estrategias. Había sido una apuesta arriesgada anunciar su contratación de la forma en que se hizo, ya que de no haber sido exitoso habría quedado en una mala posición. Para su fortuna, contaba con un plan y con sus palabras para hacerlo funcionar.

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Si la conferencia de prensa de "The Special One" fue un acto de egocentrismo, también funcionó como una distracción de sus movimientos principales. Lo que Mou hizo después fue más importante, tal vez, que cualquier otra cosa durante su primer cargo en el Chelsea. Aseguró los fichajes de Didier Drogba y Ricardo Carvalho, y supervisó la finalización de la transferencia de Petr Cech al club. Construyó la espina dorsal de un equipo casi indestructible.

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Aunque hubo fichajes importantes esa verano, el cerebro del equipo siempre fue el enfoque de Mourinho. Lo reforzarían aún más la siguiente temporada, al fichar a Michael Essien para asegurar el centro del medio campo a pesar de haber ganado la liga en su primer intento. Estos jugadores al lado de Claude Makélélé, Frank Lampard, y John Terry, formaron una unidad cohesiva con la que los rivales simplemente no podían competir. El Chelsea ganó la League Cup aquel febrero, seguido de su primer título de liga en 50 años. Triunfaron con un récord de 95 puntos, sólo 15 goles concedidos, y una derrota en toda la temporada. Los cimientos que Mourinho construyó fueron la base de su éxito.

Si nos adelantamos doce años en el tiempo, Mourinho parece un entrenador muy diferente. Exiliado al final de su segunda temporada en Stamford Bridge, ahora se le ve como una versión hastiada comparada con el Mou de antaño. Su primera conferencia de prensa a cargo del Manchester United fue sencilla, en ocasiones casi sombría, y con las burlas despectivas que suelen acompañarlo y de las cuales ya nos acostumbramos. Sin embargo, su método para armar equipos nos resulta increíblemente familiar. Existen claros paralelismos entre su reciente estrategia de transferencias y la forma en que armó a aquel equipo del Chelsea hace una década.

Mourinho siempre se ha asegurado de contar con una base en sus equipos. Aunque está dispuesto a quitar y poner, las posiciones en el medio campo deben ser decididas y confiables. En su primera campaña con el Chelsea, Cech, Drogba y Carvalho disputaron cada uno de los partidos siempre que se encontraran bien. Pronto, Cech sería considerado uno de los mejores porteros de la liga, Carvalho era uno de los defensores más listos, y al frente Drogba atemorizó a los centrales enemigos con su físico y su fuerza bruta. Juntos era imparables.

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Intentos similares de crear la espina dorsal de un equipo se vieron reflejados en el Real Madrid con diferentes niveles de éxito. Mourinho tuvo la bendición de contar con una muralla de defensa en el Inter, pero trajo a Diego Milito y Thiago Motta para proveer un apoyo extra en el campo. En su primera temporada con el Real, fichó a Emmanuel Adebayor, Sami Khedira, y Ricardo Carvalho de nuevo. A pesar de que esta base no fue tan efectiva como las demás, las intenciones de Mourinho fueron claras.

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Ahora en el Manchester United, las tácticas inaugurales de Mou no han cambiado. Ya fichó a Eric Bailly, Henrik Mkhitaryan y Zlatan Ibrahimovic, y con esto pretende construir los cimientos de su proyecto. Bailly es un joven central hambriento de triunfo, Mkhitaryan es un excelente mediapunta, y Zlatan un delantero imponente que puede generar dolores de cabeza en las defensas rivales. Si los rumores de la llegada de Paul Pogba son ciertos, Mourinho habrá armado un equipo de ensueño.

Mirando en retrospectiva el verano de 2004, la estrategia de transferencias de Mourinho es una obra realizada por un genio. Al construir la base del equipo con Drogba, Cech y Carvalho, revivió a un club sediento de triunfos. Estos jugadores alcanzarían la grandeza y Mourinho sería uno de los responsables. Ahora, la pregunta que ronda nuestras mentes es si podremos decir lo mismo cuando echemos un vistazo al verano de 2016.

@W_F_Magee