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VICE World News

Rusia convierte la guerra siria en una aberrante secuencia de ‘Juego de Tronos’

Estado Islámico se ha aprovechado de los bombardeos rusos para avanzar y conquistar más territorios. Al-Qaeda parece ahora la facción mejor posicionada para expulsar a los invasores foráneos, y el Ejército Libre Sirio coquetea con Rusia para una...
Imagen por Alexey Druzhinyn/EPA

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La presencia militar de Rusia en Siria está dejando una huella cada vez más profunda. La constelación de grupos rebeldes que luchan en el país, se están revolviendo para adaptarse al nuevo escenario que implica la irrupción del gigante euroasiático — y todavía está por ver quien gobernará en tamaño caos.

Los combatientes yihadistas de Estado Islámico (EI) se han aprovechado de los bombardeos rusos para expandir sus dominios. Al mismo tiempo, los grupos afines a Al-Qaeda que combaten a EI parecen ser los mejor posicionados para repeler a los invasores foráneos. Y por si fuera poco, ahora el Ejército Libre Sirio (ELS) parece coquetear con la idea de sumarse a la alianza rusa.

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"Es como un aberrante capítulo de 'Juego de Tronos' en que todos van pasados de crack". Así lo describe Thomas Joscelyn, miembro de la Fundación por la Defensa de las Democracias, y de la cúpula editorial de la página web The Long War Journal. "Cada vez se hace más difícil discernir las estrategias que imperan en cada bando".

La intervención de Rusia en Siria se produjo a finales de septiembre, coincidiendo con el momento en el que el régimen de Bashar al-Assad se enfrentaba a una preocupante escasez de tropas y de recursos. Hace un mes, el presidente sirio se encontraba al borde de la desesperación, muy necesitado de fuerzas aéreas para contener el avance de los rebeldes.

"Ahora que Assad ha redoblado su munición, ha conseguido que sus defensores salgan fortalecidos", cuenta Aron Lund, investigador en Siria y editor de la web Syria in Crisis, una de las páginas asociadas a la think tank Foro Carnegie para la Paz Internacional.

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Sin embargo, la intervención rusa también ha permitido la apertura de nuevos frentes para los opositores de Assad. Mientras EI se prepara ante el ataque de Occidente liderado por la insurgencia kurda, todavía es momento de que se produzca la tan anunciada intervención rusa contra la organización terrorista.

Lo más curioso es que Rusia ha repetido hasta la saciedad que su intervención en Siria solo tenía un objetivo: acabar con el terrorismo. Sin embargo, a lo largo del último mes, gracias a la cobertura que le han brindado los bombardeos rusos, los combatientes yihadistas han aprovechado para arrebatarles más terreno a los grupos rebeldes que batallan en los alrededores de la provincia de Alepo.

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Este fin de semana, sin ir más lejos, los terroristas se hicieron con el control de una carretera estratégica que une Hama y Alepo que estaba en manos del régimen — es la última gran ruta para conectar a las tropas del gobierno con la primera línea de fuego en Alepo.

Al mismo tiempo, el Frente al Nusra, la filial de Al-Qaeda en Siria, ha organizado una nueva coalición para combatir contra los rusos en las afueras de Damasco.

El pasado 21 de octubre los tres grupos insurgentes no yihadistas — al Nusra, Ahrar al Sham y Ajnad al Sham — proclamaron la formación de una nueva fuerza de Jund al Malahim ("Soldados de la épica"). Se trataría de una operación conjunta para combatir la obscena intervención rusa en la guerra civil siria.

A principios de este mes, algunas formaciones leales al frente al Nusra tacharon a los rusos de "infieles" y empezaron a orientar sus cohetes hacia la provincia de Latakia — uno de los enclaves estratégicos del régimen de Assad y sede del enorme aeropuerto de las Fuerzas Aéreas de Putin. Además, los insurgentes anunciaron que pagarán recompensas por cada soldado ruso capturado. Vivo o muerto.

Al Nusra ya controla la provincia siria de Idlib con la colaboración de una alianza de grupos rebeldes islamistas. Idlib es también un enclave estratégico desde el que se puede atacar con morteros a Latakia.

A principios de este mes, el líder del grupo hizo un llamamiento a los musulmanes del Cáucaso para que ataquen sin contemplaciones a los objetivos rusos — un movimiento que Aron Lund considera que podría "añadir una nueva y radical dimensión global al conflicto".

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Jocelyn, a su vez, considera que "al Nusra y sus aliados están intentando orquestar un movimiento contra Rusia para fortalecer su propia formación. Ya han proclamado lo de 'nosotros nos encargaremos de la guerra contra los rusos".

Lund, por su parte, advierte de lo delicado que podría resultar responsabilizar únicamente a Rusia de los reajustes de poder entre las facciones rebeldes.

"Todos odian a Rusia, de acuerdo… Todos los rebeldes sirios llevan años quemando banderas rusas", relata. "Es posible que la cada vez mayor implicación de Rusia pueda empujar a la gente a radicalizarse y a galvanizar a la oposición".

En el campo de batalla, sin embargo, las facciones rebeldes siguen tan divididas como de costumbre.

Incluso el flamante frente Jund al Malahum, la coalición para combatir a los rusos a las afueras de Damasco, ha excluido de su núcleo al mayor grupo rebelde que opera en la zona: el Ejército del Islam, apoyado por Arabia Saudí.

De hecho, Lund está convencido de que la alianza anti rusa es una cortina de humo estratégicamente diseñada no tanto para combatir contra los rusos, sino para forzar la retirada del Ejército del Islam de los alrededores de Damasco. No casualmente, el líder del Ejército del Islam, Zahran Alloush, es un proverbial enemigo de al Nusra.

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Si bien tanto al Nusra como Estado Islámico han hecho un llamamiento a la guerra santa para combatir al ejército ruso; Rusia, a su vez, ha tendido su mano pacíficamente a los rebeldes del Ejército Libre Sirio, apoyados por Occidente. Hace solo dos días, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov proclamó que su país apoyaría al ELS si esta dejaba de combatir a Assad y se sumaba a la lucha contra Estado Islámico.

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Los medios de comunicación rusos hicieron circular entonces una oleada de rumores según los que un representante del ELS habría accedido a entrar en conversaciones con los rusos. Sin embargo, el representante al que se apelaba, Fahad al-Masri, "no tiene, de hecho, ninguna relación con el ELS", cuenta Lund. "Tan solo es un tipo al que se encontraron por Europa".

Un portavoz del ELS radicado en Siria, rechazó la oferta siria este lunes. Sin embargo, dejó la puerta abierta a una posible alianza — lo más parecido a una aceptación a la intervención rusa entre los rebeldes que se recuerda.

"Sus palabras no se corresponden con sus acciones. ¿Cómo es posible sentarse a negociar mientras nos están bombardeando?", se pregunta Issam al-Rayyes, portavoz del Frente Sur del ELS. "Ahora mismo no necesitamos ninguna ayuda. Deberían de dejar de atacar nuestras bases. Entonces podremos discutir nuestra futura cooperación".

La primera ofensiva de bombardeos rusos desplegada el mes pasado, atacó posiciones del Ejército Libre Sirio en Homs y Hama. Los ataques destrozaron a células del ELS que estaban siendo apoyadas por Estados Unidos y sus aliados.

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Para Michael Kofman, un experto en Rusia que trabaja para el Wilson Center "la alianza propuesta no es más que un ofrecimiento maquiavélico diseñado para poner al ELS contra las cuerdas".

"Lo que están haciendo los rusos es dejar al ELS con dos alternativas: la primera, es liquidarles. La segunda, es, 'os cambiáis de bando y os ponéis a luchar contra los combatientes yihadistas junto a nosotros'", explica Kofman.

Rusia se ha propuesto como intermediario entre ambas facciones para cimentar lo más posible su alianza con Assad, y proponerse como el único aliado capaz de tomar las riendas de la situación. O sea, en el único aliado capaz de poner a los sirios contra la espada y la pared; en obligarles a elegir entre luchar contra el régimen o luchar contra los guerrilleros yihadistas. Es un movimiento arriesgado, considera Lund.

"Hay mucha gente a la que le gusta pensar que Putin es una especie de calculador estratega geopolítico, un gélido jugador de ajedrez", añade. "Pero yo creo que ni Putin ni ninguno de los implicados tienen la menor idea sobre cómo gobernar el caos en el que están metidos".

Sigue a Avi Asher-Schapiro en Twitter: @AASchapiro