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La gran muralla de Jordania: este es el plan de EEUU para acorralar a Estado Islámico

El rey de Jordania y Obama han vuelto a sentarse para debatir cuestiones sobre la guerra que libran conjuntamente contra ISIS. El gobierno estadounidense sigue invirtiendo secretamente miles de millones de dólares en un reino que ya casi le pertenece.
Un soldado mira a través de unos prismáticos en una torre de vigilancia en la frontera jordano-siria, cerca de Mafraq, el 16 de agosto de 2015. (Imagen por Muhammad Hamid/Reuters)
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El rey Abdalá II de Jordania se reunió con Barack Obama hace unos días en la Casa Blanca. Según informa la embajada jordana, el encuentro sirvió para charlar sobre estrategias de asociación entre los dos países. Además de discutir cuestiones como el enorme flujo de refugiados sirios que están llegando en masa al reino de Oriente Medio— se estima que actualmente son ya 750.000 —, la embajada jordana también ha subrayado que ambos países pretenden "aunar esfuerzos para derribar la amenaza terrorista y el extremismo que crece a espuertas por todo Oriente Medio, África, Europa y el resto del mundo". La Casa Blanca había contemplado las conversaciones con su homólogo jordano en la agenda del presidente. En estas se especificaba que ambos países iban a discutir medidas para "contener a ISIS y resolver el conflicto en Siria".

Claro que tal es una descripción de lo más reduccionista para aludir a la charla que, muy probablemente, sostuvieron el monarca y el presidente. Actualmente, tanto la frontera norte como la frontera oriental del reino hachemita se enfrentan a una guerra de gran envergadura que ha provocado el despliegue de la mayoría de sus fuerzas armadas.

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Y, obviamente, tal no es un tema al que aludan, precisamente, las notas de prensa de ninguno de los dos países. Lo mismo sea que la frontera jordana esté hundida en lo más hondo de la agenda de su presidente. El caso es que la administración Obama ha invertido cerca de 2.000 millones de dólares en construir un sofisticado muro electrónico para que discurra por las fronteras del norte y del este de Jordania, un muro que, según los diseñadores estratégicos de Obama, detendrá el flujo de refugiados que cruzan a diario a suelo jordano, y que impedirá que la cada vez más importante base militar estadounidense en la zona quede incomunicada de Siria e Irak.

El muro, que arrancó como un proyecto de 20 millones de dólares en 2008, preveía levantar una serie de torres de vigilancia a lo largo de los 50 kilómetros por los que se extiende la frontera con Siria. Claro que, desde entonces, el muro, o la valla, según se mire, se ha convertido en una construcción sensiblemente más cara.

Según ha confesado a VICE News un funcionario del Ministerio de Defensa estadounidense, la inversión actual ya ha rebasado el medio millón de dólares y está contemplada en un programa de seguridad. El programa en cuestión se llama Jordan Border Security Program (JBSP, Programa de Seguridad para la Frontera Jordana) y su propósito no es otro que impedir que el tráfico de armas de destrucción masiva. En realidad, eso era antes. Ahora el propósito principal es interceptar el contrabando de armas y de combatientes yihadistas, además de contener a los migrantes en ambos lados de la frontera.

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Cuando el muro sea completado, una obra que prevé concluirse a finales de esta década, la frontera contará con una valla de alta seguridad provista de cámaras, de una red de sensores terrestres y de una serie de torres de vigilancia, que serán capaces de observar e interceptar cualquier actividad que se lleve a cabo en un radio de ocho kilómetros. El sistema será coordinado desde un centro de operaciones conjunto, en el que Estados Unidos compartirá inteligencia militar con Jordania sobre las amenazas externas que pueda padecer el reino de Oriente Medio.

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La primera fase del JBSP, la del levantamiento de las torres, se completó en septiembre de 2009. La llamada fase 1B, la que cifra el principio de la valla, fue completada en marzo de 2014. Y luego están las fases 2 y 3, que consisten en el desarrollo de la parte de la valla que estará provista íntegramente de la red tecnológica y de vigilancia que surcará los 442 kilómetros de la frontera de Jordania con Siria e Irak.

Se estima que esta costará 300 millones de dólares y que será completamente funcional a partir de este año. Las fases subsiguientes prevén extender el muro por toda la frontera, además de mejorar la vigilancia y los sensores de detección. La estaciones de vigilancia móvil y las fuerzas de emergencia serán desplegadas en los lugares más vulnerables y en aquellos otros que se vuelvan más transitados.

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Se trata de una obra que será financiada por los contribuyentes estadounidenses. El JBSP forma parte de un plan que se ha propuesto detener el tráfico de armas de destrucción masiva y que ha financiado la Agencia de Reducción de Amenazas del ejecutivo de Obama. La agencia en cuestión concentra sus actividades no solo en Jordania, sino también en las fronteras de Turquía, Irak y Líbano. El contratista principal a quien se le ha obsequiado con el suculento bocado es la empresa estadounidense Raytheon Company — una de las compañías de defensa más grandes de Estados Unidos.

Kenneth A. Myers III, responsable del centro para combatir las Armas de Destrucción Masiva de Estados Unidos, aseguró frente al congreso el año pasado que "el sistema ha sido diseñado para detectar a personas que estén hasta a 8 kilómetros de distancia y suministra a los jordanos la habilidad de detectar, inspeccionar y aprehender a cualquier sospechoso de estar transportando esa clase de armamento, de manera segura", explicó.

Si nunca has oído hablar del muro de Jordania es debido a que — a pesar de encontrarse físicamente en el epicentro de la lucha entre Estados Unidos y Estado Islámico (EI) —la posición oficial del gobierno jordano es que no exista tropa estadounidense alguna en el interior del reino. Y mucho menos existen aún, bases militares de ningún tipo.

Y, sin embargo, desde que el rey Hussein se opusiera a la Primera Guerra del Golfo y las relaciones entre ambos países alcanzaran sus mínimos históricos, en 1991, lo cierto es que Jordania y Estados Unidos viven sumidos en un idilio paramilitar que no tiene visos de terminar a largo plazo. La cooperación entre ambos creció durante la guerra de los 90, cuando la población y el comercio iraquíes empezaron a crecer en Jordania, que entonces gozaba de buenas relaciones diplomáticas con el ejecutivo de Bagdad.

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Luego, durante la larga década que contempló la continuación de la guerra velada de Estados Unidos contra Saddam Hussein, que culminaría con la aberrante invasión en 2003, los refugiados, empresarios y disidentes que tuvieron la desgracia de poner un pie en Amán, fueron explotados y reclutados por el gobierno de Estados Unidos. La capital jordana se convirtió entonces en un núcleo fundamental desde el que Estados Unidos desplegó sus ataques contra el régimen iraquí.

Después de los ataques del 11-S, Estados Unidos aumentó muy generosamente su financiación y apoyo logístico al Directorado General de Inteligencia jordano. Entonces la administración yanqui desplegó una serie de estaciones de inteligencia para supervisar sus posiciones en Jordania, y para poder someter a escuchas al régimen iraquí. Y lueg,o hacia el final de la segunda guerra del Golfo, Estados Unidos destacó una flota de aviones de guerra hasta sus bases en Jordania, y destacó, igualmente, a una unidad de operaciones especiales para atacar Irak desde el oeste.

El hijo del rey Hussein, el mismo Abdalá II, ex comandante de las fuerzas especiales jordanas, se erigió en un personaje instrumental para fortalecer los vínculos militares y de inteligencia con Estados Unidos. A cambio de ello, Estados Unidos ha destacado un generoso fondo de inversión para la creación del Centro de Entrenamiento de Operaciones Especiales rey Abdalá, un centro de combate multinacional consagrada a la lucho contra Estado Islámico (EI); además de un sinfín más de provisiones que veremos a continuación.

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Jordania también fue directamente instrumental durante la insaciable cacería de los objetivos de la cúpula terrorista de Al-Qaeda, tras los atentados del 11-S. De hecho, los esfuerzos de Jordania resultaron especialmente valiosos para eliminar a Abu Musab al-Zarqawi en Irak. Además, existen abundantes cantidades de informes estadounidenses que aluden de manera extremadamente laudatoria al trabajo de los servicios secretos jordanos y al de su personal de inteligencia.

Estados Unidos ha venerado el "trabajo sucio" de sus aliados, que ha consistido en tareas tan ingratas como los interrogatorios sumarios, asesinatos selectivos y en torturas de sospechosos. En abril de 2002 Jordania envió a sus fuerzas especiales al Yemen, para asistir a Estados Unidos en su trabajo de entrenamiento y de formación al ejército del país, para enfrentarse a Al-Qaeda.

Aunque quizá la recompensa más suculenta en la millonaria historia de este vasallaje paramilitar se produjera en 2008, cuando Estados Unidos y Jordania suscribieron un memorándum, que contemplaba el suministro de asistencia al país de Oriente Medio durante 5 años. En 2013 y 2014, Estados Unidos extendió más de 2250 millones de dólares en materia de préstamos a su aliado, lo que permitió al gobierno del mismo acceder a la nada desdeñable financiación de los mercados internacionales de capital. En febrero de 2014, Barack Obama anunció que Estados Unidos renovaría su memorándum.

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El presidente Barack Obama, durante un reunión sostenida con Abdalá II en el despacho oval de la Casa Blanca en diciembre de 2014. Imagen por Kevin Dietsch/EPA/Pool

Según el Centro de Información de Mano de Obra del departamento de Defensa del reino de Oriente Medio, el destacamento estadounidense en Jordania es de 56 personas — 42 militares, tres civiles y 11 dependientes, una cifra cuya modestia complace enormemente al país anfitrión, al que le gustaría que el número fuese secreto por motivos de orden interno. Sin embargo, un recuento ligeramente más exacto arroja una cifra sensiblemente mayor: 12.000 individuos nada menos. Es posible que la obscena cifra requiera ser escrutada con mucho mayor detalle para ser más exacta. El caso es que según la administración Obama, se trata de un destacamento de 3.300 hombres, contemplados alrededor del título "10'' fuerzas militares en el país — esto, es, aquellos que están allí como instructores paramilitares.

La embajada en sí misma y el aparato de ventas militares que apoya al equipamiento estadounidense que está en manos de las tropas jordanas — que han atacado a Estado Islámico con varios F-16 —, contemplan a más de 1.000 soldados, espías, administradores y contratistas. Otros 1.000 contratistas cuyos sueldos los paga Washington están trabajando en el muro y en otros proyectos inmobiliarios esparcidos por el país. Obviamente, ninguno de tales estadounidenses forman parte de recuento alguno debido a que no se encuentran oficialmente "radicados" en Jordania. Simplemente están "destacados".

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Mientras que por lo que respecta a la guerra contra Estado Islámico, a la que se conoce por el misterioso nombre de Operación de Resolución Inherente, ambos países permanecen blindados en cuanto a las cifras de sus respectivos destacamentos. Lo que a nadie escapa es que Jordania ha visto cómo la fuerzas de la coalición estadounidense desplegaban un montón de sedes en el interior del país. Estas incluyen a fuerzas y unidades como el Comando Central Avanzado (CJF en sus siglas inglesas) — en el que Jordania solo es mencionado como CJF, y que es el centro de operaciones que vincula a los más de 40 países implicados en el mismo.

Otro comando es el que se conoce como Centro del Comando de Operaciones Combinadas o CJOC-J en sus siglas inglesas, que supervisa el comportamiento del destacamento encargado de instruir a las tropas jordanas. Además, la brigada 513ava de Inteligencia Militar descansa junto a sus homólogos jordanos. Ambas se encargan de supervisar y de intercambiar información de inteligencia en el Centro de Entrenamiento de Operaciones Especiales Abdalá II. Además, como extensión de este último, existe también el llamado Centro de Entrenamiento Conjunto — de Jordania, apadrinado por la Marina de Estados Unidos. Igualmente, el Centro de Inteligencia Terrestre de Amán es el epicentro de todos los intercambios en materia de inteligencia militar.

En el interior de Jordania, el Comando Central de Operaciones Especiales se encarga de su propia fuerza especial y de sus bases remotas, de la misma manera en que lo hacen las fuerzas "negras" del Comando de Operaciones Especiales y la CIA. Asimismo, el personal especial de conflictos navales trabaja con sus homólogos jordanos en la operación Gallant Phoenix, cuyo objetivo no es otro que proteger los puertos y las aguas del sur del país. La inteligencia naval estadounidense está apoyando a los sistemas de Vigilancia Marítima del reino, un sistema de protección radicado en el mar, hacia el sur del país.

La presencia estadounidense, a pesar de que es de sobras conocida por los ciudadanos jordanos y por los espías locales, sigue estando encubierta. Claro que no sucede así en todo lo relativo a la guerra sin cuartel que el ejecutivo de Obama le ha declarado a Estado Islámico. Así, los cazas F-16 de las fuerzas aéreas jordanas, intercambian efectivos abiertamente con la unidad de bombarderos 162 en Tucson, Arizona. Estados Unidos y Jordania disponen de un programa activo — y en su mayoría público — de ejercicios conjuntos desde 1993. Se lleva a cabo anualmente y los barcos estadounidenses visitan regularmente el puerto de Aqaba, en el mar Rojo, el único puerto marítimo del que dispone Jordania.

Soldados estadounidenses y jordanos durante un momento de su entrenamiento conjunto. Imagen vía departamento de Defensa.

El nuevo muro para frenar a los yihadistas y a sus celadores tampoco es ninguna novedad en Jordania, por mucho que los comunicados oficiales del gobierno no aludan a su existencia.

La presencia de tropas estadounidenses y aliadas se convirtió en una inundación en toda regla conforme se aproximaba la guerra en Irak. Entonces las fuerzas especiales de los ejércitos estadounidense, británico y australiano, y sus respectivos operativos de inteligencia, entraron en el país sin problema. En la vigilia de la guerra, los centinelas nacionales de Florida se dedicaron a proteger las bases militares estadounidenses y a apoyar las operaciones especiales en la frontera de Irak.

La guarda nacional de las fuerzas aéreas de Rhode Island fue destacada hasta Jordania para aumentar las infraestructuras; mientras que cinco unidades de cazabombarderos Patriot provistos de armamento nuclear, se desplegaron alrededor de Amán para proteger la capital de la ofensiva iraquí. Además, aviones de vigilancia de las fuerzas de inteligencia del ejército estadounidense, sobrevolaron sin descanso la frontera aérea con Irak. Y, por si fuera poco, durante el principio de la operación Iraki Freedom, más de 5.000 soldados de las tropas de la coalición y de Estados Unidos, fueron desplegadas en el país. Lo hicieron bajo el nombre de Joint Task Force-West, y fueron comandadas por el general Jonathan S.Gration.

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