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ciencia y tecnologia

Los exámenes oculares podrían revolucionar el diagnóstico del Alzheimer

En los próximos años se prevé que se dispare el número de enfermos de Alzheimer, hecho que hace acuciante la búsqueda de alternativas que permitan anticipar el diagnóstico. Un estudio apunta que podría bastar con una visita al oculista para averiguarlo.
Imagen por Dboybaker/Flickr

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Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

Las pruebas médicas previas al diagnóstico de Alzheimer podrían quedar finiquitadas con una visita al oftalmólogo. La disminución del espesor de la retina, la presencia de proteínas anormales y las alteraciones en la manera en que los vasos sanguíneos reaccionan a la luz…. Todos ellos son síntomas de enfermedades neurodegenerativas. Así lo han concluido los investigadores que han comparecido para hablar durante la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer recién celebrada en Toronto.

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Todo ello puede ser detectado sin necesidad de practicar pruebas invasivas. Si lograra instalarse el sistema vaticinado por los investigadores, el futuro del diagnóstico del Alzheimer podría conocer un cambio definitivamente sustancial.

El Alzheimer es la causa más común de demencia y es irreversible. Se trata de una enfermedad degenerativa que afecta a 40 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, a día de hoy no existe la manera de diagnosticarla. Algunos médicos someten a sus pacientes a pruebas de memoria. Otros revisan el historial médico de la familia.

Todo ello significa que a menudo la enfermedad no se detecta hasta que ya está muy avanzada. El diagnóstico definitivo no puede formularse hasta la muerte del paciente, de hecho; cuando grupos de proteínas anormales llamadas placas amiloides (una de las claves de la enfermedad) pueden encontrarse en los tejidos del cerebro.

Una detección más temprana significaría que tanto las familias como los pacientes podrían planear con antelación el advenimiento de la enfermedad, y que los investigadores podrían estudiarla con mayor precisión. La mejoría de los métodos de detección permitirá a los médicos identificar quién puede ser un paciente de riesgo incluso antes de que los síntomas se hayan manifestado.

Los ojos son cada vez más percibidos como un portal, como la antesala de lo que sucede en el cerebro. En una de las sesiones celebradas durante la Conferencia de Toronto sobre Alzheimer, los investigadores se concentraron en la retina, enclavada en la parte dorsal del ojo y formada de tejidos nerviosos.

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Los ojos son como ventanas del cerebro, explica Melanie Campbell, una profesora de optometría y de ciencia de la visión en la universidad de Waterloo. Tal y como relata Campbell, las placas amiloides pueden aparecer en la parte posterior del ojo. En su retina, nada menos.

Es posible que las amiloides se filtren a través del fluido vítreo del ojo que circula por los fluidos cerebroespinales, cuenta Campbell. Los investigadores han elucubrado con que las proteínas amiloides sean sintetizadas a través de las células neurales contenidas en el ojo. Se trataría de un procedimiento comparable al que experimentan los cerebros de los enfermos de Alzheimer, cuando aparecen tanto en la retina como en el fluido vítreo.

RESULTADOS EN OJOS VIVOSLa retina de un perro antes de que se le aplique una inyección de tinte en la que no hay rastro visible de amiloides.

La misma retina después de la inyección de un tinte que facilita que se vea el amiloide.

Imagen por universidad de Waterloo.

Ahora mismo, en el laboratorio, los amiloides se pueden detectar en las retinas gracias a la aplicación de técnicas más bien caras y muy complicadas de escaneo del ojo. Sin embargo, Campbell y sus colegas han desarrollo un dispositivo que hace el trabajo de manera más sencilla y mucho más barata. Se trata de una nueva tecnología a la que se ha bautizado como polarimetría y que funciona gracias al uso de luz polarizada.

"Sucede que los amiloides se pueden ver fácilmente gracias a la luz polarizada", cuenta.

Visibilidad creada empleando luz polarizadaProducto patentado.

Imagen por la universidad de Waterloo.

Campbell ha presentado los resultados de una serie de placas realizadas en ojos humanos y en retinas de perro para demostrar su teoría. Los placas fueron realizadas en retinas de varios cadáveres distintos, gracias a la colaboración del Banco de Ojos del Canadá [20 de personas que padecían Alzheimer y 22 de controles rutinarios], además de en retinas de algunos perros vivos y de otros fallecidos.

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Los investigadores han concluido no solo que los restos de placa amiloide son fáciles de detectar gracias a su flamante tecnología, sino que además resultaba relativamente fácil contarlos y calibrar su tamaño —algo que otras escaneos oculares no permiten hacer. El siguiente paso será llevar a cabo ensayos clínicos con el dispositivo, en pacientes enfermos de Alzheimer, cuenta Campbell. Pese a todo, la presencia de amiloides no supone una garantía de diagnóstico al cien por cien; entraña algunos riesgos. Así que deberá de ser analizado.

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Restos en retinas ADFluorescencia Thioflavina

Índice de despolarización

Polarización cruzada

Retardo óptico

Imagen por la universidad de Waterloo.

Otra de las claves para detectar la enfermedad son las capas delgadas que se forman en las fibras del nervio de la retina (los llamados RNFL en sus siglas inglesas). De hecho, cuanto más delgadas son las fibras del nervio de la retina, peores son los niveles cognitivos de las personas. Al menos así lo entiende Fang Ko, un profesor asociado de oftalmología en la universidad de Florida y empleado del la Clínica Oftalmológica de Moorfield, en el Reino Unido. Ko fue uno de los conferenciantes que comparecieron en Toronto.

En este caso, los investigadores han acudido a los datos del Biobank del Reino Unido, en los que se almacenan detalles médicos y de salud de 500.000 voluntarios de entre 40 y 69 años de edad de toda Inglaterra. De ese medio millón, 67.000 se sometieron a exámenes oculares, entre los que se contaba el escaneo de la retina. Muchos fueron excluidos [entre ellos los que padecían diabetes u otras enfermedades que afectan a la retina], lo cual dejó a un total de 32.000 personas. Todas ellas pasaron cuatro ensayos cognitivos distintos. Y de todos ellos, un total de 1.251 de los participantes, regresaron a repetir los ensayos cognitivos tres años después.

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Delgadez de las fibras del nervio óptico de la retina asociadas a los resultados negativos en los ensayos cognitivosNúmero de ensayos cognitivos fallidos

Espesor de las fibras del nervio óptico.

Imagen por Fang Ko

Los investigadores han descubierto que las personas con fibras en la retina más delgada empeoraban en cada uno de los ensayos cognitivos respecto a aquellas personas que las tenían más gruesos. Además, también se observó que aquellos que habían empezado el estudio con las fibras delgadas experimentaron un declive importante de sus capacidad cognitiva en los tres años siguientes respecto a aquellos que presentaban una retina más gruesa.

De manera que sería posible señalar la delgadez de las fibras como un síntoma del declive cognitivo, cuenta. Claro que no es un método seguro al ciento por ciento. Algunas enfermedades oculares como el glaucoma pueden afectar también al grosor de la retina, de manera, que una vez más, tal podría ser una buena herramienta para la exploración antes que para el diagnóstico.

Una tercera técnica consistiría en acudir a un examen elaborado con una luz parpadeante proyectada sobre los vasos sanguíneos. Según cuenta el ingeniero biomédico Konstantin Kotliar, que trabaja en la universidad de Aachen de Ciencias Aplicadas de Alemania, tal sería un buen método a seguir en la exploración del Alzheimer.

En unos ojos sanos, el resplandor de una luz parpadeante causa la inmediata dilatación tanto de las arterias como de las venas de la retina. "En el caso de los enfermos de Alzheimer, las arterias y las venas de las retinas muestran una reacción tardía al resplandor", explica. Pero terminan dilatando más incluso que la gente que no padece la enfermedad. (La disminución y, en ocasiones, la dilatación retrasada, se percibe a menudo en las enfermedades oculares como un indicador de la existencia de un glaucoma, cuenta).

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Kotliar presentó su estudio en la conferencia (que todavía no ha sido publicado) en el que calibra y compara las reacciones de los vasos de la retina a la luz parpadeante en pacientes de entre 60 y 79 años. 15 de ellos presentaban una demencia suave o moderada por causa del Alzheimer, 24 de ellos presentaba una moderada discapacidad cognitiva, igualmente provocada por el Alzheimer, mientras que 15 de los pacientes no mostraron ninguna discapacidad y estaban perfectamente sanos. La reacción de las arterias y de las venas de la retina se midieron durante lapsos de 20 segundos.

Tanto las arterias como las venas se dilataron más en las personas con cuadros moderados de Alzheimer que en los controles. Igualmente, el principio de la dilatación en las arterias de las retinas llevó más tiempo en los enfermos de Alzheimer que en los controles —a pesar de que el retraso no fue tan pronunciado en las venas. El comportamiento de los vasos sanguíneos de la retina en los pacientes enfermos de Alzheimer fue toda una sorpresa, lo que podría llevar a una nueva exploración, cuenta.

Encontrar nuevas alternativas para explorar la presencia del Alzheimer nunca había sido tan importante, especialmente habida cuenta de que se espera que el número de enfermos de Alzheimer se dispare en los próximos años.

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Imagen vía Flickr.