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acoso sexual

Casi todas nosotras hemos sufrido a exhibicionistas como el del bus

¿Qué podemos hacer legalmente si somos víctimas de este acoso?

Tenía 12 años y estaba paseando con dos amigas por mi pueblo cuando un desconocido aparcó a nuestro lado y nos preguntó por una calle. Al acercarnos a la ventanilla para indicarle, vimos que se estaba pajeando. Echamos a correr. Entonces no había móviles para grabar y denunciar lo que hizo, como la chica del autobús de Valdemoro, que tuvo la valentía de grabar a un exhibicionista y subirlo a las redes para denunciarlo. Tampoco había smartphones cuando "el pajero del maletín" se lo ponía en las rodillas para masturbarse sin que nadie reparara en ello enfrente del instituto de Andrea. Ni cuando en el colegio mayor de Macarena había que llamar a la policía porque desde las ventanas se veía a un hombre en la calle haciendo lo mismo.

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Porque el acosador del autobús de Valdemoro, que se masturbaba a plena luz del día y mirando a los ojos de la mujer que le grabó, no es un caso aislado. A algunas nos ha tocado de pequeñas, a otras de no tan pequeñas. Y no he necesitado buscar casos, todas son compañeras de trabajo.

El artículo 186 contempla prisión de 6 meses a un año o multas de entre 12 y 24 meses por grabar y difundir esas prácticas exhibicionistas

Saray me cuenta que un día, en la zona alta de Barcelona, en una calle de paso en la que hay colegios de renombre, vio a un hombre pajeándose entre unos arbustos. "Me quedé tan asustada que no supe qué hacer. La sensación de asco y miedo no te la quitas en mucho tiempo", me dice. A Ariadna le ocurrió una noche, en primero de carrera, cuando volvía con una amiga a casa después de ir a cenar y en su portal había un chico masturbándose. Eran las once de la noche.

Captura del vídeo en el que una mujer recrimina a un tipo que se masturbaba delante de ella en la playa. Vía ultimahora.es

Carla estaba un domingo comiendo al lado de un Decathlon cuando se le acercó un alemán y la invitó a subir a su bici. Declinó la oferta y la invitó a cerveza. Le dijo que no en el mismo momento que él eyaculó. Llamó a la policía y fueron a juicio. "Era un tío con pasta por lo que pagó todo con tal de no tener problemas. Luego me enteré de que venía a la tienda en la que trabajaba entonces a comprar", cuenta. A Céline, que es francesa, le ocurrió en el transporte público. Dice que pondría la mano en el fuego afirmando que a todas sus amigas les ha pasado también. Y no sólo las mujeres se ven expuestas a estas situaciones. A Oscar le ocurrió en un tren. "El vagón estaba prácticamente vacío y un tío se sentó delante de mí. Iba con gafas de sol pero notaba que me miraba fijamente. Poco después me di cuenta que no paraba de restregar la mano contra su polla. El tío me siguió hasta mi estación de tren y no me dejó en paz hasta que salí y él pilló la misma línea que yo pero en dirección contraria", me cuenta.

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"Me quedé tan asustada que no supe qué hacer. La sensación de asco y miedo no te la quitas en mucho tiempo"

Pero, ¿qué dice de la sociedad en la que vivimos que muchas personas hayan tenido experiencias como estas en algún momento de sus vidas? El exhibicionismo aparece catalogado como trastorno sexual en el DSM V, la Biblia de la psiquiatría, en la categoría de parafilia (impulso sexual, fantasía o comportamiento recurrente o intenso que implica actividades u objetos poco habituales). El psicólogo Alejandro Villena me cuenta que, para que se cumpla la condición de parafilia, la fantasía y el comportamiento que ésta acarrea tienen que ir asociados a la excitación y el orgasmo. Así, se provoca que las conductas sexuales normafílicas (aquellas consideradas aceptada y que no son invasivas para otras personas) disminuyan de interés y excitación. Es decir, los exhibicionistas sólo consiguen la excitación a través de conductas exhibicionistas.

Respecto a por qué el exhibicionismo y las agresiones que derivan de él se producen en la mayoría de los casos de hombres hacia mujeres, Alejandro responde que, junto al perfil de persona retraída, cobarde, incapaz de expresar su sexualidad de forma sana o de ligar con una mujer de forma normativa que presentan los exhibicionistas, también entra en juego el poder que el machismo cultural le ha dado al hombre. El 20% de las mujeres en edad adulta ha tenido que presenciar alguna vez en su vida una conducta de este tipo, según nos cuenta.

Junto al perfil de persona retraída, cobarde, incapaz de expresar su sexualidad de forma sana o de ligar con una mujer de forma normativa que presentan los exhibicionistas, también entra en juego el poder que el machismo cultural le ha dado al hombre

"Además, está la jerarquía y los roles machistas que ha creado la pornografía, en la que parece que la sexualidad masculina es más dominante que la de la mujer y que el hombre debe satisfacer su deseo a cualquier precio y la mujer es un mero trámite para conseguirlo", explica. Suscribo sus palabras cuando, al buscar las imágenes del exhibicionista de Valdemoro, Google vídeos me remite a páginas porno en las que hay ficciones de hombres pajeándose frente a mujeres sin ser vistos por ellas.

José Manuel Fontes, letrado experto en penal, nos explica lo que dice el Código Penal sobre el exhibicionismo. El artículo 185 contempla penas de prisión de entre 6 meses y un año o multas de entre 12 y 24 meses para aquellos que lleven a cabo prácticas exhibicionistas, siempre y cuando durante el acto haya presentes menores o personas con discapacidad. Si no es así, la denuncia tendría que interponerse apelando a un desorden público o a la ofensa contra la integridad moral.

Sin embargo, para aquellos que, como la chica del autobús de Valdemoro, graben y difundan en redes esas prácticas exhibicionistas también puede haber consecuencias. Se recogen en el artículo 186 del Código Penal, que también contempla penas de entre seis meses y un año de prisión y multas de 12 a 24 meses para aquellos que lo difundan en canales a los que puedan acceder menores o personas con discapacidad.