Le preguntamos a algunos dealers qué características te hacen un blanco fácil para las estafas.
Ilustración de Vincent Vallon por VICE FR.
Drogas

Estos dealers nos cuentan cómo saben cuando un cliente es fácil de estafar

Le preguntamos a algunos dealers qué características te hacen un blanco fácil para las estafas.

Artículo publicado originalmente por VICE France.

Cuando compras drogas ilegales, que te estafen es una especie de ritual de iniciación: a todos nos ha pasado al menos una vez. Tal vez te vendieron hierbas aromáticas en lugar de marihuana, o un gramo de cocaína que resultó ser harina… o tal vez te engañaron en cuanto a la calidad o el peso de tu compra. Si bien la mayoría de los traficantes de drogas no estafan a sus clientes (pues es malo para el negocio, ya que el objetivo es construir una base estable de compradores recurrentes), a veces lo hacen, por razones que van desde una gran necesidad económica hasta la venganza. Cada ciudad tiene una cierta área o vecindario donde estafan a los turistas inexpertos, y las formas de estafarlos son muchas y variadas.

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Pero, ¿cómo identifican los narcotraficantes a un tonto cuando lo ven? ¿Por qué eligen estafar a ciertos clientes y cómo lo hacen? Para averiguar todo esto, VICE entrevistó a cuatro dealers, que admitieron abiertamente haber engañado ocasionalmente a algunos clientes a los que ven como demasiado inocentes o tontos.

Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de cada entrevistado.

Bastien (31), dealer de marihuana

Bastien ha estado cultivando su propia marihuana en casa durante una década. Producir su propia marihuana le permite disfrutarla de forma gratuita y complementar sus ingresos a final de mes al vendérsela a sus compañeros de trabajo (en el ramo de los seguros). Se ríe al recordar haber vendido "a $23 dólares el gramo" [$400 pesos aprox.], cuando 2 gramos suelen costar $11 dólares [$200 pesos aprox.].

VICE: En tu opinión, ¿cómo es uno de esos tontos estafables?
Bastien: Alguien que no sabe nada sobre el producto, que no va a pesarlo por su cuenta y que no tiene muchos contactos.

¿Cómo eliges a quien vas a estafar?
Busco personas que tienen dinero, y que están en el mismo círculo profesional que yo, porque no conocen a muchos vendedores de drogas y, por lo regular, tienen acceso a marihuana de baja calidad por $11 dólares el gramo. Así que cuando ven lo que yo les ofrezco, ni siquiera se fijan en el precio.

¿Cómo los estafas?
Ni siquiera creo que sientan que están siendo estafados, porque les digo el precio desde el inicio. Se trata de personas que no saben nada sobre el proceso, por lo que todo sucede de manera muy directa, casi honesta.

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Nathan (27), dealer de cocaína

Nathan tiene un método distinto para estafar, uno mucho más riesgoso. Nunca fue un verdadero narcomenudista porque nunca tuvo los medios para comprar drogas en grandes cantidades. De hecho, generalmente le hace falta dinero para financiar su propio consumo. Entonces, empezó a estafar a extraños que conocía "por completa casualidad", vendiéndoles "harina en lugar de cocaína".

VICE: En tu opinión, ¿cuáles son las características de un tonto al que puedes estafar?
Nathan: Los tontos estafables son los novatos, y sobre todo son aquellas personas a las que no conozco para nada, personas que no podrán volver a encontrarme. Son quienes confían en mí, aunque no me conozcan en lo más mínimo, y que no saben ni siquiera lo más básico sobre el tráfico de drogas.

¿Cómo eliges a tu presa?
Sinceramente, ¡ellos terminan eligiéndome a mí! Son extraños que se acercan a mí por la noche, en la calle o mediante un mensaje de texto para que les venda. No tengo que esforzarme por embaucarlos. En general, busco que sean personas jóvenes, físicamente más débiles que yo, que no vayan a venir a atacarme cuando se den cuenta de que los estafé.

¿Puedes contarme más sobre tus métodos?
Nos encontramos en lugares públicos, generalmente en la calle. En casa, preparo una bolsa con suficiente harina para que parezca un gramo de cocaína; le pongo además varias capas de bolsas de basura para que nadie pueda oler o ver el producto. Una vez que me reúno con el novato, lo presiono diciendo que los policías están cerca, que lo mejor es que lo hagamos rápido, y luego, una vez que tengo los $90 dólares [$1700 pesos aprox.] en la mano, salgo a toda prisa de ahí y bloqueo su número. Es muy emocionante. A mi modo de ver, no deberían de confiar en un extraño tan fácilmente. Si me preguntas, en parte, son responsables de la situación y, en cierto modo, son afortunados de que les venda harina: cuando compras así, de un desconocido, puedes terminar con problemas mucho peores que solo tener un poco de harina en tu nariz.

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Serena (23), dealer de marihuana

Serena fue la única mujer dealer y estafadora que conocí. Ahora tiene 23 años y ya se salió del juego, pero entre los 19 y los 22 años realizó muchas estafas, en parte porque necesitaba dinero, pero también la motivaba la venganza: "Me estafaron muchas veces cuando recién empezaba como consumidora, por lo que llegué a pensar que no había razón por la que no pudiera sacar provecho de toda esa falta de regulación dentro del tráfico de drogas".

VICE: ¿Cómo es la víctima ideal?
Serena: Bueno, por lo general son jóvenes, a todos nos estafan cuando no tenemos experiencia. Por lo que debe de tratarse de alguien que no sabe cómo verificar el producto que está recibiendo; y a quien puedes presionar con facilidad. Es fácil de reconocer por la forma en que habla sobre lo que consume: si exagera, se jacta, y te dice que se mete coca casi todas las mañanas, puedes estar casi seguro de que es un completo inexperto. Entonces le sigues el juego, lo dejas hablar y luego lo estafas.

¿Quiénes son las personas más fáciles de engañar?
Casi siempre elegía a chicas más jóvenes que yo, porque siempre confiaban en mí automáticamente. No es común ver a chicas dealers, así que se sentían felices, pensaban que había solidaridad femenina. Elegía a chicas sencillas, con quienes no tuviera ningún conocido en común.

¿Y luego qué pasaba?
Las hacía ir a la planta baja de algún edificio, les decía que vivía ahí. Eso cubriría mis huellas en casa de que, por casualidad, una chica quisiera volver a hacerme reclamos. Por lo general, les mostraba un poco de marihuana de muy buena calidad, diciéndoles que eso era lo que había en la bolsa que yo les vendía: una bolsa opaca, obviamente. Y luego, en esa bolsa, bueno, obviamente, solo había hierbas inservibles, o a veces nada. Y todas la veces, las chicas estaban tan felices de haberle comprado a una chica agradable que no me hacían ninguna pregunta, simplemente me pagaban $44 dólares [$800 pesos aprox.] y se iban. A veces también llegué a venderles un poco de sobras de cristal como si se tratara de cocaína, pero después sentía culpa. Cuando las personas se meten por la nariz algo a lo que no están acostumbrados, puede ser peligroso. Ya dejé de hacer esas cosas: ahora trabajo para ganarme la vida y, sobre todo, lamento haber estafado a menores. Fue divertido al principio, pero un día comencé a sentirme culpable y dejé de hacerlo.

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Philippe (28), dealer de cocaína

Philippe es traficante de cocaína y también la consume habitualmente. No es un estafador habitual, porque tiene una clientela fiel a la que no quiere engañar ni perder. Sin embargo, ha tenido que estafar "una o dos veces" a unas personas que realmente le resultaban molestas.

VICE: Para ti, ¿cuál es la definición de la víctima ideal?
Philippe: Básicamente, un verdadero idiota. Alguien que te ve como un dispensador de cocaína y nada más. No le importa tu vida personal, tus limitaciones, y lo único que quiere es su polvo.

¿Así que buscas al más grande imbécil de todos?
No sucede con frecuencia, pero una vez hubo un tipo que me estaba acosando. Siguió acosándome, incluso después de haberle dicho que no, que era algo definitivo. Tenía muchas ganas de demostrarle que si me revientas las pelotas, algo malo sucederá.

¿Qué le vendiste?
Llegué al punto de empezar a cortar la cocaína. El tipo no dejaba de molestarme, así que al día siguiente tomé un poco de coca, y no es que sea mezquino, pero a 1 gramo le quité 0.6, tal vez un poco más, y en lugar de eso le agregué azúcar de repostería, tal vez un poco de medicamento; todo lo pudiera parecerse, ¿sabes? Pero no me gusta hacer eso, porque así es como consigues que te den una paliza. Cuando un tipo se da cuenta de que le vendiste cocaína falsa, es ahí que estás en verdaderos problemas.