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Hay gente que realmente practica la religión Jedi

La cultura pop ha ofrecido a los Jedi de la vida real una fuerza (ejem) inspiradora y un espacio en el que formar comunidad.
Fotograma de Star Wars: Los últimos Jedi. Lucasfilm / Disney, 2017

Este artículo se publicó originalmente en VICE Canadá.

La espiritualidad siempre ha sido un aspecto muy importante del universo Star Wars al que se ha hecho alusión en numerosas ocasiones, desde la escena de 1977 en la que Han Solo la califica de “leyendas y tonterías” a las versiones más explícitamente organizadas de la Orden Jedi de Rogue One (2016) y la más reciente Los últimos Jedi.

Pese a ello, la visión del mundo de los Jedi ha calado en la vida real. No olvidemos que el censo australiano de 2001 reveló que más de 70.000 ciudadanos del país se consideraban caballeros Jedi (ese mismo año, Canadá registró otros 20.000 Jedi entre sus ciudadanos). Posiblemente estas cifras te hayan pasado desapercibidas, pero es innegable que la religión Jedi es un fenómeno real y que sus fieles van muy en serio, como demuestra el documental American Jedi.

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Este nuevo reportaje nos muestra las vicisitudes de tres aspirantes a Jedi que intentan ganarse un lugar entre los de la comunidad. Y no estamos hablando de aficionados al cosplay que llevan su obsesión al límite: en el documental enseguida se aprecia que estas personas están convencidas de que su adhesión a la fe Jedi forma parte de una visión del mundo mucho más profunda y constituye una auténtica búsqueda de respuestas y de una comunidad a la que pertenecer.

El director de American Jedi, Laurent Malaquais, tiene bastante experiencia tratando con colectivos surgidos a partir de obras de la cultura pop, como ya demostró dirigiendo Bronies: The Extremely Unexpected Adult Fans of My Little Pony, centrado en la comunidad de fans acérrimos de la serie Mi pequeño Pony. Igual que ocurre con los bronies y los católicos, la religión Jedi no está desprovista de sus elementos problemáticos. Sus líderes, mayoritariamente hombres, podrías aprender un par de cosas sobre el machismo sistémico y la violencia sexual, por ejemplo, como revelan sus interacciones con las mujeres Jedi. Su personaje central, Opie Macleod, buscó respuestas en la ideología metodista neonazi antes de abrazar la fe Jedi.

La cinta tiene momentos verdaderamente cómicos y a veces incómodos —un Sith de carne y hueso, inspirado en los villanos de la saga, le hace la vida imposible a Macleod en algo que recuerda demasiado a un juego de roles entre dos chavales a la hora del patio, excepto porque este juego termina con el matrimonio de Macleod hecho trizas. Nos reunimos con Malaquais para hablar de Jedis, religión y las peculiaridades de las subculturas pop.

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VICE: Hasta ahora pensaba que las estadísticas del censo Jedi eran en plan broma. ¿Cómo ha sido tu experiencia conociendo más en profundidad esta religión, que resulta ser muy real.
Laurent Malaquais: He dirigido Bronies y cuando empecé también pensé que se trataba de una broma. Pero no: esta gente va en serio. Cuando comencé a grabar este documental tampoco pude evitar creer que era todo una coña, y es que no deja de ser cómico que haya gente que encuentre la espiritualidad en una película o serie de televisión. Luego me di cuenta de que estas personas son como tú y como yo. Muchas crecieron con creencias religiosas y vieron que la filosofía de tal serie o película les hacía sentirse realizadas espiritualmente, lo cual resulta asombroso.

Yo lo veo desde la perspectiva de alguien que no ha crecido en un entorno religioso. Supongo que me definiría como agnóstico, lo que me lleva a preguntarme: ¿qué diferencia hay entre seguir el camino de los Jedi o el que establece una religión tradicional? ¿Se debe solo a que es más reciente?
Sí. A fin de cuentas, ¿no se consideraría la historia de Jesús cultura pop de su época? Su vida era lo más emocionante que había pasado en esos tiempos. Él era la contracultura.

¿En qué momento decidiste ir en busca de estos Jedi de carne y hueso?
Al contrario que tú, yo sí me crié con un trasfondo religioso. Mis padres eran unos hippies franceses que vinieron a San Francisco y yo me crié en un ambiente muy espiritual en el que acudías a Dios según la crisis existencial que tuvieras en ese momento. Siempre he buscado un propósito para guiarme en la vida y he huido de cualquier dogma que excluyera a la gente. Durante la grabación de Bronies, me quedé muy sorprendido al conocer sus postulados, que ellos llaman “los elementos de la armonía” y que siguen para mejorar sus vidas y conectar con algo superior a ellos mismos, en este caso, la comunidad.

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Cuando me topé con los Jedi —casualmente, mientras navegaba por internet—, pensé, ¡Pero qué ridiculez! Pero luego me pregunté, ¿Y a quién no le encanta un caballero Jedi? No es tan difícil de digerir como lo de ser un bronie. ¡Son Jedi, guerreros en busca de paz espiritual!

Como fan acérrimo de Star Wars que soy, esperaba que esta gente también fuera una friki de la saga, pero me sorprendió comprobar que hablaban muy poco de las películas. ¿Hasta qué punto se han apropiado de la esencia para convertirla en algo propio?
Diría que en gran medida. Macleod y muchos de los Jedi de la comunidad están elaborando su propia doctrina espiritual y filosófica basándose en eso. Yo diría que ha evolucionado, pero al mismo tiempo, si profundizas un poco, todo se reduce al código Jedi. Lo interpretan según su conveniencia, pero cuando surgen conflictos, cosa que ocurre, siempre se remiten al código.

En Rogue One (2016), interpreta a Chirrut Imwea, un monje guerrero que sigue los caminos de la Fuerza y el personaje más religioso de la saga, pese a no ser técnicamente un Jedi. Lucasfilm / Disney, 2016

Uno de los aspectos curiosos de Star Wars es la extrema polaridad: hay luz y oscuridad, y nada más entre medias. O eres bueno o eres malo. ¿También viste esos extremos entre la gente de esta comunidad?
Sí y no, hay de todo. Hay gente que habla de los Jedi grises, por lo que no todo es blanco o negro. Depende de la edad de las personas con las que trates y su grado de evolución espiritual. Los Jedi de Chicago hablan de abrazar nuestros conflictos internos, lo que viene a ser la gestión del lado oscuro. Si no lo acoges y reconoces, si no te reconcilias con tus sentimientos más oscuros, podrías acabar en el lado oscuro, siendo una persona muy negativa. También acogen el concepto de los Sith. Mientras que los Jedi se interesan más por la comunidad, los Sith son totalmente egocéntricos. Ese es el camino que han elegido para mejorar el mundo. Su existencia se basa en obtener su propio beneficio, y lo que es bueno para ellos, es bueno para los demás. Los Jedi, en cambio, consideran que el bien de la comunidad es el bien propio.

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Obviamente, hay gente muy excéntrica. Una de las cosas que admiro del documental es que en ningún momento ridiculizas a sus protagonistas, no los machacas. ¿Lo habías planeado así desde el principio, darle un enfoque serio y legitimar esta religión, o surgió después de que empezaras a relacionarte con ellos?
Muy interesante, la pregunta. Inicialmente no les hacía mucha gracia que se grabara un documental sobre ellos y, de hecho, ya se lo habían propuesto muchas veces antes que yo. Han escrito artículos sobre ellos y siempre les parecía que no se les estaba retratando como querían y como realmente son. Por eso cuando me reuní con ellos, me preguntaron si tenía intención de reírme de ellos. Les respondí que tengo sentido del humor y he hecho muchas comedias, pero que en ese caso yo no le veía la gracia a darle un enfoque cómico porque veía que se lo tomaban muy en serio.

Las cosas que dicen son las mismas en las que tú y yo creemos a diario, solo que envueltas con la apariencia de la saga de películas más exitosa de la historia. Preferí explorar esa faceta, darles la oportunidad de expresarse y ver qué salía de ahí.

En el documental entrevistas a varios expertos y a figuras religiosas más conocidas. ¿Crees que su presencia legitima de alguna forma la religión Jedi? ¿Incluiste sus intervenciones para aplacar a los espectadores más cínicos?
No lo pensé así. Simplemente pensé que quería darle cuerpo al tema, algo de historia. No tengo ningún problema con que haya gente dispuesta a criticarles o desacreditar su movimiento. Tienen todo su derecho. Yo lo único que quiero es decir, “Este es el origen. No han creado todo esto sacándose la idea de la manga ni viendo una película mil veces seguidas”.

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Aun así, puedes calificarlo de tontería, si quieres, al igual que cualquier otra religión. Pero si lo haces, al menos que sea con conocimiento de causa.

Aparecen cosas bastante fuertes. ¿Hasta qué punto son importantes para el relato?
Macleod tenía problemas de verdad. Irónicamente, un Sith se estaba acostando con su mujer. A ese nivel, hay gente se mata por temas de infidelidad. A Perris la violaron en el ejército sus propios compañeros de pelotón, que llaman a las mujeres combatientes “colchones andantes”. Que traten así a alguien que está dispuesta a servir a su país no es algo fácil de superar. Y luego tenemos a un toxicómano que fácilmente podría haber acabado muerto. Dirás lo que quieras, pero yo veo su fe como un elemento muy poderoso que les han ayudado a evolucionar, recuperar la esperanza y ser mejores personas.

¿Cuál era tu papel como director cuando salían asuntos más oscuros, como el pasado neonazi de Mcleod?
La mayor parte de la familia de mi padre murió en Auschwitz; por eso mi familia es tan reducida, porque mi familia fue erradicada por nazis. El Macleod que yo conocí es alguien totalmente distinto al que era en el pasado. Me alegro de no haberlo conocido en su mala época. Lo que está claro es que hoy día ya no piensa así. A saber qué sería de él si no fuera por la fe Jedi.

¿Qué has aprendido de los Jedi?
Macleod me ayudó a superar una ruptura. Su filosofía para lidiar con problemas es que primer tienes que aceptarlos y luego decidir qué es lo que sientes al respecto. Tu forma de reaccionar a esa situación determina si perteneces al lado luminoso o al oscuro, si eres Jedi o Sith o si tienes una carga positiva o negativa. Gracias a eso me di cuenta de que, muy a menudo, me negaba a aceptar por completo las cosas, siempre había cierto grado de negación. Aprendí a aceptarlas, convivir con esos sentimientos incómodos y luego a reaccionar, observar tu reacción y asumir la responsabilidad de tus actos.

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Traducción por Mario Abad.