Los mexicanos en Estados Unidos también castigan al ‘PRIAN’, votarán por AMLO
Ilustración vía VICE News en Español.

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elecciones méxico 2018

Los mexicanos en Estados Unidos también castigan al ‘PRIAN’, votarán por AMLO

Una encuesta perfila que 4 de cada 10 migrantes optará por López Obrador. Expertos consultados por VICE aseguran que los connacionales quieren que el próximo presidente enfrente a Donald Trump

LOS ÁNGELES.— Venir a algunas ciudades de Estados Unidos como Los Ángeles, Chicago o Houston, es como venir a un pedacito de México. Acá se habla español, se come comida mexicana de verdad —y no solo burritos o tacos de tortilla falsa—, se celebran los XV años de las niñas y, desde hace algunos años también, se vota por el presidente de México. A dos meses de las elecciones, las preferencias de los mexicanos en el exterior empiezan a ser tema de conversación.

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Una encuesta realizada por la Universidad de California San Diego (UCSD) y Latino Decisions indica que 40% votará por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, muy lejos del 8% que apoya al derechista Ricardo Anaya y el 7% que prefiere a la conservadora Margarita Zavala —quien renunció a su candidatura el 16 de mayo—; solo 4% respalda al oficialista José Antonio Meade. El 33% dijo estar indeciso.

El resultado del estudio de opinión llama la atención porque el voto de los mexicanos en Estados Unidos favoreció en 2006 y 2012 a los candidatos del Partido Acción Nacional (PAN), identificado con la derecha.


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Las preferencias electorales podrían moverse ligeramente porque la encuesta fue realizada en la tercera semana de abril, diez días antes de que venciera el plazo de registro para votar. Para quienes viven en Estados Unidos, tener una credencial de elector no basta, también hay que hacer un proceso para apuntarse en el padrón de mexicanos en el extranjero. Al cierre del registro, 30 de abril, se anotaron 181.256 mexicanos, de los cuales 152.255 viven en Estados Unidos.

Algo que podría influir en estos indecisos es el debate electoral del domingo 20 de mayo, en la simbólica ciudad de Tijuana. De los tres debates programados, en éste se abordará la relación de México con el exterior, incluidas las políticas migratorias y la relación con Estados Unidos. Y en ambos temas, a los mexicanos de acá ya no los apantalla cualquier propuesta.

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Según Oraculus, un concentrador de encuestas que ha ganado reputación en México, la coalición que postula a López Obrador (Morena) encabeza las preferencias electorales con poco más del 40% de la intención de voto, seguido por la alianza de partidos que respalda a Ricardo Anaya (PAN), con alrededor del 30% de las predilecciones. El abanderado del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) se encuentra rezagado en tercer sitio, con un fluctuante 20%.

Solo quieren las remesas

El 4 de mayo un grupo de mexicanos viajó a la Ciudad de México para conocer y cuestionar de cerca las propuestas de los candidatos a la presidencia con respecto a los cerca de doce millones de migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos. El evento fue convocado por la organización Alianza Americas y se celebró en la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. A ella asistieron cerca de 200 activistas y académicos de los dos países.

Los cinco candidatos presidenciales fueron invitados. López Obrador envío como representantes a Olga Sánchez Cordero, John Ackerman y Alejandra Frausto, mientras que Anaya comisionó a Jorge Castañeda. Meade no tuvo representación y el independiente Jaime Rodríguez, alias “El Bronco”, no respondió a la invitación. Margarita Zavala —quien también iba como independiente— fue la única candidata que acudió en persona.

—Este fue un paso grande en muchos sentidos —cuenta Odilia Romero, coordinadora general del Frente Binacional de Organizaciones Indígenas, quien asistió al evento como parte de la Red Mexicana de Líderes y Organizaciones de Migrantes, uno de los colectivos de migrantes más importantes de Estados Unidos—. Es la primera vez que se sostiene un foro de este tipo para hablar sobre migración con dirigentes inmigrantes. El problema es que nos dejaron sin respuesta a la mayoría de las preguntas.

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Romero es originaria de San Bartolomé Zoogocho, en la sierra norte de Oaxaca, y llegó a California en 1981, a los diez años de edad. Como muchos de los niños que vienen a vivir a Estados Unidos, Romero no hablaba inglés, pero tampoco su español era muy bueno. Miles de migrantes que hoy viven en Estados Unidos han llegado de regiones de México donde solo se habla un idioma indígena, especialmente durante los últimos quince años como efecto del Tratado de Libre Comercio (TLCAN). Estos migrantes son parte de los millones que desde acá envían los dólares que mantienen andando a esas comunidades donde ya no se cultiva, ni se construye, ni hay industria; se vive de remesas.


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Por muchos años estos mexicanos no habían podido ejercer su derecho a participar en la elección del presidente del país que sostienen con su trabajo desde Estados Unidos. En 2017 México recibió más de 28 mil millones de dólares en remesas, una cifra récord que equivale al presupuesto que ejercieron juntas ese mismo año las secretarías de Educación Pública, Salud, Desarrollo Social y Gobernación.

Romero asegura que quienes asistieron al evento no iban preparados. Llegaron citando libros; llevaban estadísticas viejas y repitieron datos generales que es posible leer en las plataformas, también muy generales, de algunos candidatos. Algunos de los asistentes consideraron que la mejor preparada para conversar con ellos fue Zavala. “Fue la que más éxito tuvo porque con ella sí se tomaron selfies”, recuerda una activista que acudió al evento.

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—Tenerlos ahí en persona no representó ninguna diferencia. A juzgar por las respuestas que nos dieron, es evidente que desconocen por completo nuestra situación, las condiciones en las que vivimos, nuestras necesidades, nuestros retos y nuestra resistencia —dice Romero con el tono de quien ha sido decepcionado una vez más—. Nos miran con signo de dólares; siempre nos dicen “sí” a las remesas, pero “no” a lo demás.

Crece la participación electoral

Cada vez votan más mexicanos desde el exterior. En 2006 se registraron 40 mil personas y votaron 32 mil. En 2012 se apuntaron 56 mil y participaron 40 mil. En ambos casos solo pudieron votar quienes ya contaban con una credencial de elector.

Para la elección del 2018 las cosas han cambiado y es posible tramitar la credencial a través de una cita en un consulado. En los últimos meses se entregaron en Estados Unidos casi medio millón de credenciales para votar, en medio de las quejas de algunas organizaciones por la cantidad de gente que ya no pudo obtener una cita. Al final, 181.256 mexicanos recibirán una boleta electoral en el correo para regresar su voto también por vía postal; podrían parecer pocos, pero son cuatro veces más que los que registrados en la primera elección. A paso breve, pero constante, los migrantes mexicanos van recuperando su lugar en la política nacional.

—Es un gran triunfo —afirma Leticia Calderón Chelius, profesora investigadora del Instituto Mora, creadora de la Red Migrantólogos, y activista por el voto en el exterior desde hace varios años–. Los registros son pocos para los que se habrían podido, pero mucho más que en el sexenio pasado. Creo que en este momento lo importante es que ese universo de gente que se registró, llegue al final y concluya el trámite del voto. Si de los 180 mil registrados, todos votan, sería el mensaje político más impactante de la comunidad mexicana en relación a su país de origen.

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Es difícil saber si el aumento en el número de personas registradas tiene que ver con la tendencia nacional que muestra como favorito a López Obrador; el hecho es que, en las dos elecciones anteriores, la mayoría del voto de los mexicanos en el exterior fue para el PAN.


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En la elección de 2006, 58% fue para Felipe Calderón y 34% para López Obrador, mientras que el candidato del PRI, Roberto Madrazo, no alcanzó ni el 5%. Seis años después, en 2012, el PAN bajó en las preferencias, pero siguió a la cabeza: 42% para Josefina Vázquez Mota, 39% para López Obrador y 15% para Enrique Peña Nieto. Como se puede observar, López Obrador se ha mantenido más o menos constante —el porcentaje de votos obtenido en 2012, apenas un punto por debajo del 40% que muestran las preferencias de la encuesta de la Universidad de California San Diego (UCSD) y Latino Decisions—, mientras que la variación se da entre el PAN y el PRI. Ahí podría acomodarse parte del 33% de indecisos.

La encuesta fue difundida el 7 de mayo por la empresa de opinión pública. Un análisis de los datos con expertos se realizará en San Diego el viernes 18 de mayo, dos días antes del segundo debate entre los candidatos presidenciales.

Voto de castigo

—La comunidad mexicana en el exterior es un universo enorme. La población procede de estados políticamente conservadores, y eso explica los resultados de las primeras elecciones en términos de ciertas afinidades y simpatías; pero también por el trabajo que hicieron algunos políticos siendo funcionarios —comenta la migrantóloga Calderón Chelius.

La especialista hace esta acotación en referencia al acercamiento del presidente Vicente Fox y su partido, el PAN, a partir del año 2000. Durante ese sexenio se formalizó el programa 3x1, mediante el cual gobierno y comunidades migrantes construyen obra pública en México. Fue entonces que se aprobó el voto de los mexicanos en el extranjero y se creó el Instituto de Mexicanos en el Exterior, una dependencia de la Secretaría de Relaciones Exteriores para representar a esta población ante el gobierno mexicano. Algunos de los líderes que han formado parte de este instituto, por cuyo trabajo no reciben remuneración, han sido también activistas a favor de los candidatos de Acción Nacional, y en ocasiones han sido nominados a candidaturas migrantes por este partido.

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Durante el sexenio de Felipe Calderón, aunque hubo una “desmigrantización” de la agenda binacional, Josefina Vázquez Mota, en su cargo de secretaria de Desarrollo Social —dependencia a cargo de la operación del 3x1—, supo aprovechar el capital que quedaba del sexenio anterior con la comunidad migrante. Los siguientes seis años, bajo el gobierno de Peña Nieto, se caracterizaron por una desconexión con esta comunidad.

Si la mayoría del voto de los mexicanos en Estados Unidos resulta contundentemente a favor de López Obrador, tal vez esto no envíe un mensaje numérico, pero sí uno político. Para Calderón Chelius, los últimos años para esta comunidad, no solo bajo el gobierno de Donald Trump, sino también durante el de Barack Obama, que coinciden con el sexenio más reciente bajo el gobierno del PRI, han sido muy duros, tanto por el retorno forzado como por la pérdida de la esperanza de poder regresar un día a su país.


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Raúl Hinojosa, director del Centro para el Desarrollo y la Integración de Norteamérica de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), quien es uno de los autores de la encuesta presentada hace unos días, coincide: para México, el mensaje es la continuación del castigo para el PRI, y ahora el abandono del PAN como la principal opción opositora, más allá de las preferencias ideológicas. Para Estados Unidos, un voto masivo por López Obrador puede significar la exigencia de una protesta más enérgica contra Trump, en oposición al tono conciliatorio que ha usado el presidente Peña Nieto.

A partir del año 2000, el PRI y el PAN se han alternado el poder presidencial en México. López Obrador y otros opositores suelen referirse a estos partidos como el “PRIAN”, un mote que pretende colocarlos dentro de una canasta con causas y estilos afines.

Más allá de lo que ocurra el 1 de julio y del candidato que resulte favorecido por los mexicanos que viven en Estados Unidos, la exigencia de las organizaciones es que se abra en este país un proceso de credencialización permanente para que, cuando llegue el siguiente proceso electoral, la mayor cantidad de gente cuente con la herramienta para votar. Mientras tanto, la duda es si la participación electoral será efectivamente de 181,256 mexicanos en el extranjero; que puede ser una cifra pequeña, pero son apenas un poco menos de los 243,934 votos de diferencia que en 2006 dieron la presidencia a Felipe Calderón, por encima de López Obrador.

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