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Sexo

Cómo conseguir que un trío con tu pareja funcione

¿Las parejas que hacen tríos juntas permanecen juntas? Decidí preguntar a parejas y averiguarlo.
MA
traducido por Mario Abad
cómo hacer un trío con tu novia
Screencap via Gaspar Noé's 'Love'

Parece que montar tríos con tu novia o novio se ha puesto muy de moda, a juzgar por la cantidad de nuevas aplicaciones que se crean para ayudar a las parejas que lo quieran a encontrar un “tercer miembro”. De hecho, si usas Tinder, lo más probable es que ya te hayas encontrado a unas cuantas parejitas felices que indican en su bio que buscan “divertirse”.

Mentiría si dijera que yo misma no me he empezado a interesar por el asunto en los últimos años. Una vez, cuando iba borracha en el taxi de vuelta a casa con mi novia, nos planteamos la posibilidad de montar un trío con una amiga en común. Esto me hizo plantearme si harán falta tres personas para que una relación funcione como es debido.

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Lo cierto es que un trío, como cualquier otro aspecto en la vida de una pareja, requiere diálogo, validación y consenso previo. Y, al igual que tantas otras cosas en una relación, hay varias formas de hacerlo. En aras de la ciencia (¿esto es ciencia?), decidí investigar un poco para saber si hay alguna estrategia ganadora que lleve a la Trinidad sexual perfecta. Para ello, pedí a cuatro parejas que montan tríos con más o menos frecuencia que me hablaran de su experiencia.


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Mi primer acercamiento al mundo de los tríos fue una charla con dos chicos que de vez en cuando se tiran a mi amigo. Se conocieron por Grindr. Joe y Samir llevan cuatro años juntos y empezaron a montar tríos cuando se sintieron seguros con su relación. “Siempre me han gustado los juegos cooperativos con varias personas”, me explicó Joe (yo me imagino que mientras decía esto me guiñaba un ojo desde el otro lado del teléfono). “Es como comer dos platos a la vez en el bufé libre”, añadió Samir.

Los dos coinciden en que el tercer compañero ha de ser alguien de quien, en circunstancias normales, pudieran ser amigos. “También ayudó que fuera alguien con quien ya me había acostado antes”, dijo Samir de su primer trío. “Fue más fácil porque podía responder por esa persona”. Pregunté a Joe si opinaba lo mismo. “Bueno, siempre está bien saber que esa persona viene recomendada”, añadió. Parece lógico. Yo también me apuntaría sin pestañear a un trío si sé que la tercera persona es alguien de fiar.

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“Me siento lleno de amor y compañía en mi relación, por lo que no tengo necesidad de buscar nada más fuera a parte de sexo"

Joe y Samir insisten en que el trato solo incluye sexo, nada de implicar al tercero en la relación sentimental. “Me siento lleno de amor y compañía en mi relación, por lo que no tengo necesidad de buscar nada más fuera en ese aspecto”, dijo Joe.

Preguntados por posibles baches en el camino, los dos recalcaron que la comunicación es clave para evitar malos rollos. “Con mi anterior pareja hacíamos tríos y la cosa no acabó bien, principalmente porque no había comunicación”, dijo Samir. “Siempre debe haber una estrategia de salida, para no hacer sentir violenta a esa tercera persona”.

Joe y Samir me explican que esto es de aplicación en todas las situaciones, no solo cuando se está follando. “Es importante parar en cuanto uno de los dos se sienta incómodo”, señaló Joe. “Obviamente, no puedes prever cómo te vas a sentir, así que, por si acaso, prepárate para lo peor”, dijo Samir. El consejo final de esta pareja, pues, es: hablar, hablar y hablar.

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No hagas esto. Usuario de Flickr Christine Rondeau

Pero ¿dónde buscar a un tercero en discordia, si no en una aplicación? Me reuní con Rob y Roxy, un matrimonio que desde el principio pactó una relación abierta a terceros. Roxy es bisexual y me explicó que, para ella, fue muy importante hablar del tema desde el principio de la relación. “Me apasiona la forma humana”, añadió.

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Además de hablar de hijos, el matrimonio y cuántas residencias vacacionales querían tener, también tuvieron que dedicar tiempo a pactar con cuántas mujeres podían follar juntos. Me parece genial. Creo que mi reacción inicial fue similar a la de Rob, de machito. “Al principio actué como el típico chulo, del rollo ‘Soy el macho alfa que puede con todas las tías que le pongan’ y toda esa mierda”, pero sinceramente, creo que mi reacción fue fruto de la inseguridad de no ser capaz de satisfacer a Rox”.

Roxy recuerda que la primera vez que invitaron a otra mujer, “Rob se comportó como el clásico macho. “Fue bastante incómodo”, me dijo. Para ellos, por tanto, los tríos no eran tanto una forma de disfrutar más del sexo —de hecho, en un inicio la actitud de Rob no era nada sexy—, sino más bien un elemento práctico de su relación —casi como mostrar respeto al veganismo de tu mujer comiendo también alimentos veganos—. Era como si hubieran llegado a ese punto a través del compromiso, más que por el deseo mutuo.

"Yo solo había visto tríos en las pelis porno y pensaba que eso era lo que tenía que hacer”

Pregunté a Roxy cómo le explicó a Rob que el tema no funcionaba muy bien al principio. Roxy se echó a reír y luego se produjo un silencio. Buf, qué situación más violenta. “¡Mira, yo solo había visto tríos en las pelis porno y pensaba que eso era lo que tenía que hacer!”, espetó Rob. Un punto para Rob. Al menos admitió sus errores. “Ahora me encanta lo que tenemos”, repuso Roxy. Inteligente respuesta, Rox.

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Luego les pregunté sobre la tercera persona. “Es encantadora, muy cariñosa y segura de sí misma, y creo que precisamente esa es la razón por la que esto funciona”, dijo Roxy. “Los tres nos sentimos muy cómodos y nadie tiene celos”, aseguró, muy convencida. “Nuestros amigos la conocen como nuestra novia”, añadió. “Tenemos un grupo de amigos bastante poliamorosos”.

Roxy y Rob son cautelosos respecto a quién le cuentan lo suyo fuera de su círculo de amistades. “Hace unos años, tuvimos que presentar a la chica como a nuestra ‘prima’ a un compañero de trabajo, una vez que salimos los tres a cenar”, recordó Rob. “Sí, fue muy raro. Me dio un poco de morbo”, añadió Roxy. “Sí, creo que precisamente por eso fue raro”, continuó Rob. Nuevamente, sentí como si del otro lado de la línea me guiñaran el ojo.

Les pregunté cuál era la cualidad más importante que debía tener la otra persona. “La madurez, creo. Es muy importante”, respondió Rob. Bueno, supongo que si vas a ser el relleno picante de un sándwich de pareja casada, un mínimo de madurez nunca está de más. Si se van a poner a hablar de sentimientos y de cosas de matrimonio, tienes que ser capaz de seguirles la corriente. El simple hecho de presenciar estas conversaciones requiere una dosis de paciencia que creo que no tengo.

A continuación hablé con Ben y Anna, también casados. Cada uno de ellos me expuso sus razones por las que querían hacer un trío. “Creo que es porque soy una persona muy sexual”, me dijo Anna. “Y yo porque soy 75 por ciento gay”, añadió Ben. “¿Te consideras 75 por ciento gay?”, le preguntó Anna, sorprendida. “Depende de cómo me levanto, del tiempo que hace… Debe de ser algo hormonal”, respondió Ben.

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Ben describe a su tercer elemento como alguien “heteronormativo pero con un trasfondo homoerótico”. Me encantaría poder describir así a todas mis amistades, la verdad. Anna se ha acostado a solas con esa persona y Ben también ha pensado hacerlo. Esto no supone ningún problema para ninguno de los dos, siempre y cuando no peligre su relación. Y aquí entra nuevamente en juego la sinceridad. No puedo evitar tener la sensación de que estas parejas simplemente están presumiendo.

Ben y Anna no solo recurren a los tríos por sexo, como las otras parejas con las que hablé, ellos piden algo más de su relación con esa tercera persona. “No queremos acostarnos con cualquiera. Yo quiero tener una relación sentimental y una amistad con esa persona. Una mezcla de amistad, química y sexo”, me explicó Anna.

“La tercera persona nos ayuda a disfrutar de una experiencia auténtica juntos”

Tanto Ben como Anna dicen que, fuera de la relación, sus relaciones sexuales son muy tensas y que una tercera persona les ayuda a “disfrutar de una experiencia auténtica juntos”. Según Anna, la participación de un tercero incluso ha ayudado a Ben a besar mejor. Pregunté si eso es cierto. “Sí, te dan un feedback e intentas cambiar la técnica”, corroboró Ben.

Por tanto, un trío no solo puede suponer mejorar el sexo, sino una oportunidad para trabajar y mejorar aspectos clave de tu relación y de ti mismo. Yo, personalmente, no creo que me haga falta una tercera persona para besar mejor, aunque quién sabe… Quizá me llevo una sorpresa y me ayuda a pulir mi inteligencia emocional.

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La última pareja con la que hablé fueron Chelsea y Meg. Llevan juntas cuatro años y hace muy poco que han empezado a hacer tríos, tras pasar una temporada separadas. Durante toda la entrevista, las dos me cuentan su historia con voz dubitativa. “Nos daba la sensación de que teníamos el amor y el apoyo de la otra, pero que nos faltaba algo”, dijo. “Algo como… ¿una polla?”, pregunté con una mueca. “Supongo que eso fue lo que pensamos. Ugh, lo odio”, respondió Meg. Invitaron a un chico a hacer un trío pensando que era lo que les hacía falta, una experiencia por la que han pasado muchas mujeres bisexuales. De hecho, recuerdo que yo misma y mi ex tuvimos una charla similar al respecto.

Meg y Chelsea no tienen muy buenos recuerdos de aquel periodo de la relación y, a diferencia de otras parejas con las que hablé, me contaron que incluir a un hombre afectó negativamente a la relación, suscitando inseguridades y muchos celos. Después de casi un año con Jack (ese era su nombre), decidieron terminar con él y centrarse en su relación. Sin embargo, desde entonces han hecho varios tríos con una amiga y les va bien, así que ¿por qué no darle otra oportunidad?

Meg confesó que su inseguridad provenía del miedo a que Chelsea fuera hetero, aunque la idea de permitir a otra mujer entrar en su relación les atraía mucho. “Siempre nos ha dado morbo lo de montar tríos”, dijo Chelsea. “Es como, ‘Ah, otra vagina, no pasa nada’”.

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“Principalmente se trata de conseguir a una tercera persona que sea un añadido a vuestra relación completa, no una forma de llenar algún vacío”

Actualmente, Meg y Chelsea se lo montan con una persona que apuesta al cien por cien por su relación y respeta muchísimo su espacio. Meg incluso me contó que casi nunca tienen necesidad de iniciar una de esas charlas intensas después de un trío porque es su amiga la que lo hace. O sea, que básicamente tienen una psicóloga de parejas con la que además pueden follar. Ahora mismo siento mucha envidia.

“Entonces, ¿cuál es vuestro secreto?”, les pregunto. “Principalmente se trata de conseguir a una tercera persona que sea un añadido a vuestra relación completa, no una forma de llenar algún vacío”, sugirió Meg.

“Diría que eso fue lo que aprendimos con Jack: las dos queríamos creer que estaba llenando un vacío en nuestra pareja. Ahora, en cambio, somos muy felices como pareja, y esta tercera persona no es más que la guinda de un delicioso pastel”. Me gusta la metáfora. “Si el pastel no está delicioso, una guinda no lo va a salvar, ¿sabes?”, me aclaró Chelsea. A lo mejor tanto hablar de vaginas y pasteles me ha nublado el juicio, pero le encuentro mucho sentido. Incluso me sorprendo asintiendo con la cabeza.

¿Qué he aprendido de todo esto? Dudo que me haya ayudado a decidir con mi novia si realmente queremos tríos en nuestra relación, pero resulta gratificante saber que hay muchas formas de hacerlo y que no pasa nada si no funciona de buenas a primeras.

Quizá la mayor lección sea que es mejor no meter a una tercera persona hasta que estés completamente cómoda y feliz con tu pareja. Pero si funciona, abrir la relación a un trío puede mejorar la relación de muchas maneras, ya sea afianzando la confianza o potenciando la comunicación. ¡No me extraña que tanta gente lo haga, si es más barato que ir a un psicólogo de parejas!

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Este artículo se publicó originalmente en VICE CA.