Colombia independiente: 30 discos que marcaron la escena nacional Vol.1
Collage por: Julián Guzmán |Noisey Colombia

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Música

Colombia independiente: 30 discos que marcaron la escena nacional Vol.1

Celebramos la independencia en el país del Sagrado Corazón echando una mirada al pasado, a esos discos fundacionales que marcaron la parada en la historia musical patria lejos de la industria.

El 20 de julio se conoce como la fecha de independencia de Colombia. Una manera de entender que se eligió un camino y un destino. Y esta es la misma elección que cientos de bandas y artistas han elegido como opción de trabajo. Un camino de ires y venires, pero gratificante de todos modos.

Que sea esta fecha, una vez más, la excusa para mirar un momento al ayer y reconocer el rock, punk, metal, salsa, reggae, hip hop, jazz, electrónica y ska criollos que han escrito historias, creado mitos y generado influencias ya no solo locales; también universales. Como aquella época durante la cual se creyó por mucho tiempo que la banda The Speakers era mexicana y se vendieron discos piratas bajo esa historia, pero eran tan bogotanos como el chocolate y la almojábana. O también las leyendas construidas alrededor de la grabación del disco de Parabellum en 1987 y cómo el sonido del ultrametal de esta banda, desafió a todo tipo de audiencias y aún lo hace. La independencia musical colombiana ha narrado la historia de un país que hoy es, en muchos casos, referente global.

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En esta primera parte, el trabajo consiste en explorar treinta discos independientes que abrieron un camino entre 1968 y 1999. La época en la cual Colombia pasó de ser un país rural a uno urbano; años en los que se pasó de dos canales de televisión a las conexiones de internet en casa. Tres décadas en las que el país vivió altibajos emocionales entre el narcoterrorismo y la euforia del regreso al mundial en los noventa.

Años lejanos ya, pero definitivamente necesarios para comprender los caminos de la independencia musical nacional.

El mítico YSK y lo que nos ha dejado el nuevo milenio, hará parte del Vol. 2 de esta exploración sonora en “el país del Sagrado Corazón”.

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1968 - 1985

En esta primera parte, la historia comienza en aquellos analógicos días de la televisión en blanco y negro, en donde lo revolucionario tenía nombre propio: Minifalda, Marx, marihuana, psicodelia, distorsión, hippismo, frenetismo, radio joven, rebeldía, juventud, independencia, riesgo, rock o bluyín. Colombia también vivió el frenetismo juvenil de los sesenta y hubo bandas que tuvieron una carrera artística.

Pero ese germen del rock se diluyó en los setenta cuando muchos músicos se van del país debido a la falta de oportunidades y público. En estos años la música tropical, el vallenato, la salsa y el disco se consolidan como el divertimento nacional mientras se habla de la bonanza marimbera.

Se pasa luego a unos ochenta llenos de emociones. Apareció la televisión a color, estalló el narcoterrorismo y existió la fiebre del rock en español. Las grabaciones independientes reaparecen. Hay ahora punk, metal, rock y otros sonidos de una generación.

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  1. The Speakers: En el maravilloso mundo de Ingesón (1968)

Con este disco se puede decir que hubo psicodelia en el país. Una muestra del trabajo de una banda que dejó de hacer versiones de otros y canciones sencillas para crear a punta de experimentación con una nueva consola, un disco tan humorístico como crítico. Solo fueron mil copias. Ante la ausencia de información en el panorama internacional, algunos aseguraron que era una banda mexicana. Pieza codiciada a cual más en su edición original, es un disco fundacional de la música nacional.

2. Siglo Cero: Latinoamérica (1970)

Grabado en vivo en el Parque Nacional de Bogotá, aquí se encuentran dos piezas que pasan por el rock progresivo y llegan a una incursión hacia el misticismo. Espíritus libres y poesía, todo en un solo lugar.

3. Malanga: Sonata no 7 a la revolución (1973)

La unión sonora de Augusto Martelo, Chucho Merchán, Alexei Restrepo, Álvaro Galvis y Carlos Álvarez en una gran banda que solo grabó un sencillo con dos canciones. Bríos funky-ácidos para una ciudad que pasó del encanto y ensueño hippie al desconcierto de los setenta. Una de las pocas grabaciones de rock de esa década.

4. Compañía Ilimitada: El año del fuego (1985)

A comienzos de los ochenta hubo un resurgir del rock. Bogotá y Medellín tuvieron bandas que alcanzaron a grabar a través de sellos multinacionales. Pero no fue algo que pudiera consolidarse lastimosamente. Ship, Traphico, Carbure y Nash grabaron discos. Esa segunda generación del rock colombiano tuvo un buen aliento, pero no hubo continuidad. Compañía Ilimitada venía de fines de los setenta; su primera aventura musical fue esta, un sencillo en el que su propuesta de pop rock se daba a conocer para el mundo. A partir de 1988, la historia sería otra.

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5. Parabellum: Sacrilegio (1987)

Mítico disco del metal nacional y mundial. Densidad, monstruosidad, el ultrametal en pleno, todo un conjunto de sonidos cuya repercusión en la movida nórdica tiene tanto de mito como de verdad. Un sonido que da miedo al mismo miedo.

6. Darkness: Espías malignos (1989)

Ser metalero en Colombia es un acto de fe, entrega, compromiso y devoción. Esto los saben miles de seres que entregaron su alma a estos sonidos y que solo piden música y redención a cambio. Pero también es cierto que la procesión va por dentro y que con una canción como Metalero, incluída acá, Colombia sabe que el metal es necesario para vivir.

7. Iván y Lucía: Entre el sueño y la realidad (1989)

Herederos y gestores de la tradición de la canción latinoamericana, fue este dueto que vivió entre 1986 y 1991. A través de él, música, poesía y compromiso convivieron y tuvieron eco en Colombia, Ecuador y España.

1990 - 1995

Los noventa comienzan con el auge de los bares alternativos. Ellos fueron un refugio natural y necesario para entrar a una década que ofreció un vigor único. La televisión tuvo espacios musicales en los noventa y si a esto le sumamos la presencia de antenas parabólicas y sistemas de televisión por cable, bien podemos decir que los ojos y oídos estuvieron atentos.

Y esos mismos noventa, se abrieron como el espacio propio para pasar de bares a teatros, de parques a eventos masivos y a una generación nueva que sintió la necesidad de hacer de la música una razón fuerte y capaz de ser preservada en casete, vinilos y discos compactos.

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8. Necro Nerds: Jupiterino (1990)

Una especie rara y única. Rock, postpunk, new wave y otras especies sonoras que se hicieron en un ambiente criollo entre la tensión y la diversión. Algo que solo sucede una vez.

9. Recopilación: La ciudad podrida vol 1 (1990)

La escena paisa tiene en el punk un cimiento sonoro que tiene el peso de varias generaciones. Aquí se recopilan temas de bandas como: BSN, Crimen Impune, RDT y más. Una documento de ciudad con un poder de declaración único.

10. Recopilación: Banda Sonora Rodrigo D (1990)

En una cara está el metal, en la otra el punk. Dos sonidos que mostraron esa inconformidad, descontento y resistencia de la música en Medellín que hizo eco en la película de Víctor Gaviria. Canciones fuertes, porque no se puede menos.

11. Hora Local: Orden Público (1991)

Un disco que resumió influencias como la movida madrileña y el postpunk con tintes locales. La experiencia de una banda cuyo compromiso fue la ciudad y la realidad, entre la crítica y el humor. Su influencia fue tal, que en el 2007 se hizo una reedición y un disco tributo que lo vigorizaron.

13. Rita Robert: Harakiri 3 (1992)

Aquí está la historia de una mujer argentina que encontró en Colombia una segunda vida. Una que le permitió encontrar un espacio musical para hacer un camino entre el tango, son, jazz, música de la India y coqueteos con el rock. Un disco que se sacó para regalar, no para vender.

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14. 1280 Almas: Háblame de Horror (1993)

Un simple casete comenzó la historia de la banda que está unida a dos generaciones. La misma que ha tenido con Fernando del Castillo y su combo la responsabilidad de dar canciones críticas y definitivas para quienes no entran al mundo del pop.

15. La Etnnia: El Ataque del Metano (1994)

Otra de las grabaciones claves de Colombia. Si ya había punk, metal y rock, el hip hop tenía todo el derecho de ser otra voz. Y con este disco, se supo así que “la vida en el ghetto” tenía sus canciones que eran también narraciones de una realidad que no ha cambiado (y que tal vez no cambie).

16. Marlohábil: 4 Cañonazos (1996)

Entre Primus y Fito Páez, esta banda capitalina se dio a conocer con un sonido único. Letras un tanto místicas o surreales, con música divertida. Algo que solo en casete el mundo conoció. Se esperó un disco, pero solo salió esto. Funk y algo más a 2600 metros sobre el nivel del mar.

17. Danny Dodge: Edad Senil (1996)

En casete o disco compacto, este fue un disco que mostró la frescura de lo básico; la música hecha con el ánimo de Pixies o The Ramones, con el surf. Y luego la gente dijo que se llamó Neopunk.

18. Agony: Live all the time (1996)

Grabación en vivo que además es un homenaje a la persistencia del sonido del metal nacional. Una banda que en los noventa tuvo la suficiente existencia y persistencia para seguir con el metal nacional, hasta cuando se fueron del país para dar a conocer su talento.

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19. Sin Salida: A los Héroes (1996)

Un disco sobre cual el hardcore colombiano tiene una de sus referencias. Disco directo, como si se le clavaran a alguien los dedos en los ojos. Para algunos fuerte, para otros rudo. Pero nunca indeterminado

20. Malamuerte: Malamuerte (1996)

Recopilación de grabaciones de la electrónica industrial nacional. Tras él se encuentra el eslabón perdido entre los beats y la búsqueda de un sonido que no existía en el país. Algo que difícilmente iría a suceder si no hubiera máquinas y un espíritu cyberpunk en una ciudad latinoamericana.

21. Recopilación: Subterránica (1997)

Algunos podrían decir que es un “estado del arte” referido a las bandas independientes de la época. Bogotá, Cali y Pereira están presentes acá en una serie de canciones y bandas diversas. Ánimos distintos, diversos y únicos. Luego alguien pensaría que tomar el nombre del disco para identificar ánimos rockeros era garantía de hacer algo por el rock nacional; cosa que es una verdad a medias.

22. Morfonia: En vivo (1997)

Grabado en vivo el 3 de abril de 1997 en el extinto auditorio La Calleja de Bogotá. Aquí se conoció el sonido de una banda que no ha escatimado esfuerzos para sonar roquera y propositiva. Talentos nativos de gran envergadura y definitivo sonido local.

23. La Pestilencia: El amarillista ( 1997)

Luego de sus inicios en Bogotá, La Pestilencia o mejor Dilson Díaz regresa a Medellín para seguir con un proyecto en donde los sonidos fuertes son la base de su existencia. Un disco que mete el dedo en la llaga y que se encargó de mantener vigente a una nueva generación la rabia necesaria para no dejarse llevar de las noticias que nos dan día a día.

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24. Recopilación: Champeta Criolla (1998)

La muestra de una realidad y una narración de mundo distante a las de las ciudades del interior. Una música que heredó y mezcló las tradiciones de África y el Caribe para hacer así, el reflejo de lugares donde el turismo no va, pero dónde la vida no necesita del turismo.

25. Superlitio: Marciana (1998)

El ánimo de una banda que venía de la capital de la salsa, de un lugar que tenía otra realidad, pero donde el rock también tenía vida. La primera muestra de la banda caleña que le apostó al mundo y luego se hizo bogotana. Funk, diversión y sabor desde el Valle del Cauca.

26. Los Árboles: Los Árboles (1998)

Una banda única en el espectro colombiano. La muestra de un ánimo musical proveniente de Medellín cuyo compromiso fue con la música. Canciones únicas que bien daban la talla a Sonic Youth, Pavement, Blonde Redhead o Cat Power. Después de un disco como este, vendría la fama o el reconocimiento. Pero ellos la evitaron para bien o para mal.

27. Ciegossordomudos: Ciegossordomudos (1999)

No son comunes los power tríos en Colombia. Y menos uno con influencias de XTC, The Cure o The Police. Este resumió así la elegancia y la finura en algo que quedó plasmado en disco con canciones elegantes y urbanas para fin de milenio.

28. Los Elefantes: Las Perolas de Motas (1999)

El sonido del ska y hasta de los balcanes con sello de Teusaquillo. Una banda con un disco divertido y claramente reflejo de otras influencias sonoras. Las que iban de The Specials a la cumbia, sin sonar forzadas.

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29. Las Malas Amistades: La música de las malas amistades (1999)

La reseña de este disco la hizo Gustavo Gómez Córdoba en la Revista Cromos con este título: Cuando la música duele. Tal vez el lo-fi y la interpretación cruda, nunca serán de su agrado. Pero la historia luego nos mostraría a una banda que apareció en el sello Honest Jon´s de Damon Albarn de Blur.

30. Polikarpa y sus viciosas/Libra: Libertad y Desorden (1999)

Un disco compartido entre las Polas y Libra de Medellín. Punk y más punk para mostrarle al mundo que hay mucha tela por cortar. Las Policarpas mostraron además el carácter feminista de una lucha que siempre es necesaria.

Esas décadas son necesarias y claves para comprender que hubo música que escapó comités de programación de estaciones de radio públicas o privadas, que no buscó complacer a nadie, que se hizo porque se tenía que hacer y que quedó ya en un lugar único: el del camino de la referencia.

Volveremos con un segundo texto que tocará fibras de grandes y chicos.