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antidepresivos

Los antidepresivos de mi esposo hicieron que me golpeara mientras dormía

Y cuando despertó no se acordaba de nada.

Me desperté con el primer golpe que me dio justo debajo de las costillas. Por instinto le agarré los puños y los detuve contra mi cuerpo. "¡Para!, ¡No!".

Relajó las manos. Se puso boca arriba, puso las manos a los costados, y empezó a roncar. Eso fue todo.

En la mañana, cuando me levanté la playera para enseñarle el moretón que tenía justo arriba de la cadera del lado izquierdo, no se acordaba de nada. Quedó impresionado cuando le enseñe el moretón. "Perdóname", me dijo mientras me abrazaba y me besaba la frente. "De verdad perdóname. No me acuerdo".

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Yo sé que no se acuerda. Esos ataques nacen de las pesadillas –un efecto secundario poco común pero real cuando alguien toma antidepresivos.

Los doctores le llaman a este tipo de ataques violentos que se producen mientras duermes: trastorno de conducta del sueño o RBD. Mientras que la mayoría de nosotros sueña mentalmente, los que tienen RBD sueñan físicamente. Mueven los brazos y las piernas. Golpean y patean. Pueden saltar de la cama repentinamente o gritar en la noche.

Normalmente, el cuerpo se pone en un estado de "atonía" durante el sueño, en el que esencialmente el cerebro le dice a los músculos que se apaguen, explica Cynthia Bodkin, neuróloga de la Universidad de Salud de Indiana y profesora asociada de neurología en la IU School of Medicine. "Sólo los ojos y el diafragma se siguen moviendo", dice.

Pero 2 por ciento de la población afectada por RBD, no entra en ese estado de atonía, esto provoca que los músculos principales del cuerpo permanezcan activos durante el sueño. Precisamente porque esto sigue sucediendo todavía se están haciendo estudios al respecto, pero para algunos esto representa aún más problemas que golpear a su pareja. "Muchas veces puede ser uno de los primeros signos de una enfermedad neurodegenerativa", señala Bodkin. En otras palabras, un diagnóstico de RBD podría indicar un diagnóstico de Parkinson o condición similar para algunas personas.


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Sin embargo, 6 por ciento del 60 por ciento estimado de los estadounidenses que toman antidepresivos también tienen RBD, y en esos casos, por lo general, sus cuerpos no se dan cuenta de la enfermedad neurológica. Le podemos echar la culpa a los medicamentos. Los antidepresivos suelen regular la serotonina y/o norepinefrina, dos de las hormonas que controlan el estrés del cuerpo. Eso ayuda a combatir la depresión durante el día, pero durante el sueño, el cuerpo hace uso de vías neurogénicas y serotoninérgicas para ayudarnos a lograr un ciclo normal de sueño REM, dice Bodkin.

"Los medicamentos que bloquean la absorción de serotonina o norepinefrina también bloquean la forma natural que el cuerpo tiene para producir el estado de atonía", explica. Dejar de tomar medicamentos muchas veces puede resolver el problema por completo, y la reducción de la dosis también puede funcionar.

En mi caso esa no es opción. Mi marido ha tomado antidepresivos durante la mitad de su vida. Los necesita para funcionar, y ambos nos daríamos cuenta si los deja de tomar. Durante el día, nuestro matrimonio es bastante normal. Tenemos una hija, cuentas que pagar, trabajos, una casa, y muchas mascotas. La naturaleza gentil de mi marido es parte de lo que me atrajo de él desde el principio. No somos perfectos, pero estamos perfectamente bien durante el día.

Pero el día siempre se convierte en noche, y la noche viene acompañada por la incertidumbre. Según algunas estimaciones, más del 50 por ciento de los enfermos con RBD reportan lesiones que se hacen a sí mismos o a quién duerme con ellos en algún momento. Muchas veces eso es lo que le mencionan los enfermos a su doctor, dice Bodkin.

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"La mayoría de los pacientes no se acuerdan mucho de lo que pasa", señala. Más bien, llegan diciendo que su pareja se quejó de que le pegó mientras dormía, o dicen que se caen de la cama. Mi marido aún no se ha hecho daño. Hasta ahora sólo me ha tocado a mí.


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Ahora trato de irme a dormir antes que él, con la esperanza de que me quede dormida antes de que termine de bañarse. Si no hago eso, sé que no lograré dormir más que en el sillón. El hecho de que me duerma sin él en la cama hace todo más fácil. Leo un poco, apago la luz y me quedo dormida.

Así ha sido desde hace dos años, desde la noche en que me desperté con un puñetazo en la boca. Grité tan fuerte que todos se despertaron, nuestra hija que en ese entonces tenía nueve años, se bajó de su cama corriendo y fue a nuestro cuarto para ver que había pasado.

Mi labio superior ya estaba hinchado y mi marido murmuraba: "¿Qué pasa? ¿Qué pasó?". Estaba entre dormido y despierto, sin darse cuenta de que lo que había pasado. Estuve toda una semana con el labio hinchado, pero gracias a que trabajo desde casa, nunca tuve que darle explicaciones a nadie más que a nuestra hija. Le dije: "Tu papá y yo nos dimos un tope en la noche". Como tenía nueve años, me creyó y se regresó a su cuarto a seguir durmiendo, mientras yo no pude volver a dormir en toda la noche.

Terminé durmiendo en el sillón esa noche, y cuando mi marido bajó a la mañana siguiente, se sorprendió al verme en el sillón y aún más por mi labio hinchado. No se acordaba de lo que había pasado en la noche: ni de mi grito, ni de nuestra hija en nuestro cuarto preguntando qué pasaba. Sus disculpas por la mañana se han vuelto dolorosamente comunes.

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"Perdóname, no me di cuenta". Me abraza. Me pregunta qué necesito. Promete que no volverá a pasar. Y luego se va. ¿Qué más puede hacer? A él no le duele nada, ni tiene que ponerse hielo en la herida.

Los doctores como Bodkin recomiendan que las personas que se duerman al lado de gente enferma de RBD se duerman en otro lado si es posible, o por lo menos que quiten cualquier objeto afilado en dónde duermen (incluyendo el buró). A veces opto por el sillón, y hemos quitado cualquier cosa que se pueda convertir en arma de la recámara. Él ha decidido no tomar clonazepam, el tratamiento más común prescrito para RBD, pero está probando con la melatonina, una opción de tratamiento más natural que Bodkin dice que también puede ayudarle a dormir más relajado.


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Tengo la esperanza de que todo desaparezca, de que podamos dormir juntos como una pareja normal, pero no hemos llegado a eso…al menos no todavía.

Todas las noches lucho y trato de quedarme dormida antes que él. Siempre he tenido problemas para dormir por pensar en tantas cosas, pero ahora en lo único que pienso es en sus manos y en lo que me podrán hacer mientras duermo.

Los incidentes, para él, no son reales. Nunca suceden porque no se acuerda. Si me golpeara a la luz del día, cuando pudiera recordarlo, tendría el horror de la memoria a su lado. Pero no hay nada, a excepción de los moretones que a veces le enseño antes de que se vaya a trabar.

De todas formas tengo muchas pruebas para comprobarle lo que pasa. Como el labio hinchado y los moretones, claro, pero no todos los ataques terminan con marcas en mi cuerpo. Más de unas cuantas veces me ha tapado la boca hasta que me despierto o he estado abajo de él luchando por zafarme. La semana pasada, no sé cómo le hice pero me desperté a tiempo para detener el golpe. No estoy segura de qué me hizo reaccionar antes de que fuera demasiado tarde.

Sólo sé que no sé nada de lo que podría pasar esta noche.