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los 80s en esteroides

El olvidado juicio de los esteroides que casi acaba con Vince McMahon

Cuando atraparon a un urólogo de Pennsylvania por darle esteroides a luchadores profesionales, se desató un juicio que casi tira al capo de la WWE Vince McMahon.
Photo by Justin Moody via Wikimedia Commons

Esta semana se cumple el 21 aniversario del argumento inicial del notable proceso federal de tráfico de drogas contra el presidente de la World Wrestling Entertainment, Vince McMahon. Incluso si les comentas a los fans más informados de la lucha sobre esto, creerán que lo acabas de inventar. El juicio es un caso singular en los anales de la historia de los cargos deportivos, y aún así, de alguna manera, ha desaparecido de la memoria colectiva con atípica rapidez. Las luchas tienen una corta memoria como regla general, pero hay algo sorprendente en la forma en que rápidamente todo el caso se esfumó.

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En 1993, McMahon fue acusado por el abogado del Distrito Este de Nueva York por obtener rutinariamente esteroides anabólicos para mantener su estado físico, y utilizar un doctor de Pennsylvania para facilitar las recetas médicas y asegurar los envíos regulares de la sustancia a los cuarteles de la entonces WWF a "Torre Titán" en Stamford, Connecticut. El juicio terminó en un alboroto, con un revoltijo de torpes errores legales y testimonios de testigos decepcionantes —incluyendo el testimonio de un inusual apagado Hulk Hogan— asegurando la absolución de todos los cargos en contra de McMahon. El espectáculo de un juicio federal destacado sujeto a la evidencia a primera vista de Rowdy Roddy Piper parece escasamente posible. Pero sucedió.

Al igual que en la lucha, tal vez lo más raro es que pasó fuera de la arena principal —una historia extraña de charlatanes sin escrúpulos, informantes nerviosos, luchadores explotados, documentos rotos, "pitazos", y, a lo mejor, un encubrimiento que mantuvo a Vince McMahon lejos de servir ocho años en una prisión federal.

¿Posible delincuente? Seguro. Pero el tipo sí que apoya a las tropas. —Foto de Staff Sgt. Daleanne Maxwell vía Wikimedia Commons

Hoy en día, el Dr. George Zahorian ejerce urología en Hershey, Pennsylvania. No sé si una oración más trivial puede ser escrita. Pero lo que un paciente de la Cocoa Urology Associates puede que no sepa es que el hombre que está a punto de practicarle su cistoscopia fue, en algún momento, el fulcro de una investigación criminal que amenazó con tumbar el imperio deportivo billonario de Vince McMahon. Fue en el poblado inusual de Hershey, el cual, a finales de los 80, "era una de los destinos favoritos de los luchadores para vacacionar," de acuerdo con el ex luchador de la WWF Roderick Toombs. Mejor conocido como Tartan pseudo-tobillo Rowdy Roddy Piper, Toombs cuenta en sus memorias que no fue el chocolate lo que atraía a sus camaradas a Pennsylvania: " El doc era un urólogo extremadamente amable y popular que abastecía a los luchadores con varias medicinas."

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1984 fue un buen año par la basura en EE.UU; incluyendo todo. Reagan había sido reelecto, Steve Jobs empezaba a ser insoportable, y el primer hombre en escapar la de a caballo marcó el camino de "Hulkamania". La lucha libre profesional, históricamente un pasatiempo sin importancia, había acaparado oficialmente, para mitad de los 80, un buen pedazo del terreno de la cultura pop, con el co-branding de MTV y talk-shows nocturnos prestando al deporte un alcance sin precedentes. El genio de Vince McMahon era ver el futuro de la lucha libre no como un deporte, sino como entretenimiento deportivo —un grandioso espectáculo, concatenado por especiales periódicos de pago por evento lucrativos, y monetizado aún más por la infinita comercialización. En donde la ambición de promotores pasados apenas se había extendido más allá de sus feudos individuales, McMahon veía un potencial global en la transformación de la lucha libre en una caricatura de acción en vivo.

La caricaturesca estética cultivada por McMahon en esta era se extendió, de hecho, a los cuerpos de sus empleados. Jim "Ultimate Warrior" (Guerrero Supremo) Hellwig no fue como si una mañana se levantara siendo la cría humanoide del gandalla del barco en "Steamboat Willie". El uso de esteroides anabólicos y hormonas de crecimiento humano fueran endémicas para la WWF en esa era, dando como resultado los exagerados físicos de sus estrellas. Ahí es donde se origina el turbio tema del involucramiento del Dr. Zahorian con la lucha libre profesional.

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De 1984 a 1989 Zahorian, quien había tenido su primer acercamiento con la WWF como doctor de ringside designado por el estado para las peleas en vivo en Pennsylvania, suministró a sus pacientes leales como Hulk Hogan, Piper, Moondog Rex, Ultimate Warrior, y el mismísimo Vince McMahon una cantidad de sustancias, esteroides, y analgésicos; mandaba paquetes de medicamentos a coliseos, casas, e incluso a los cuarteles generales de la WWF en Stamford. Como el periodista Weldon T. Johnson apunta, los investigadores del Departamento de Justicia descubrirían después documentación indicando que Zahorian "vendió esteroides y medicinas a 43 luchadores profesionales, de los cuales 37 habían sido contratados por la WWF de McMahon cuando se hacían las entregas," muchos de ellos sin siquiera tener una receta.

La regulación de los esteroides se hizo más rígida en 1988, y con el tráfico de éstos ahora criminalizado, el fiscal federal Theodore Smith comenzó a investigar a Zahorian, quien, desconocido por sus clientes de la WWF, también había empezado a vender medicinas a fisicoculturistas y atletas amateur. Después de haber insinuado sus conexiones con el mundo de la lucha profesional, Zahorian tuvo la desgracia de vender medicamentos con un valor de $650 dólares a un ex levantador de potencia llamado William Dunn —un informante confidencial que había estado cooperando con los investigadores federales después de su propio arresto por fraude de suministro de sustancias prohibidas. Después de que Zahorian fuera descubierto en vídeo, presumiendo que le "daba (a Dunn) mejores precios que a los luchadores", fue condenado en 1991; cuando los investigadores entraron a la oficina de Zahorian a la fuerza, lo encontraron atascando la trituradora de papel con facturas e historiales de envíos.

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La Generación del Dulce, ahí va… bueno, ahí sigue. —Foto de By Xander Hieken vía Flickr/Wikimedia Commons

Declarado culpable en el juicio con 15 cargos de tráfico de sustancias, ahora era el turno de Zahorian para cooperar. La WWF no había sido capaz de evitar que cuatro de sus luchadores testificaran en el juicio de Zahorian, y se consideró afortunada. Ahora, además de esos cuatro, el gobierno federal ha citado a Hulk Hogan para declarar en cuanto al recibo de esteroides, al mismo tiempo reforzándolo con el testimonio cooperativo de Zahorian y el de la secretaria de la WWF, Ashley Feinberg, quien regularmente arregló los envíos de las sustancias. Incluso potencialmente más dañino fue el testimonio de la ex agente de reservas Anita Scales, a quien, después de advertirle a los ejecutivos de la WWF Pat Patterson y Linda McMahon de las ventas de sustancias de Zahorian, se le ordenó seguir agendando shows en Pennsylvania para el doctor con el propósito, en palabras de Patterson, de que los luchadores pudieran tener sus "dulces".

La evidencia circunstancial de una conspiración criminal, en la cual Vince McMahon supervisó el repartimiento de las sustancias con subordinados, para subordinados, con el propósito de hacer más grandes a sus empelados y alcanzar su sueño de una violenta telenovela deportiva fuera de lo normal, pareció sólido. Y aún así, el caso se desmoronó rápidamente, con dos de los cargos más severos contra McMahon rechazados a causa de torpes errores en el proceso.

El testimonio de Hulk Hogan atrajo más prensa al juicio; mucho ruido y pocas nueces. Hogan no dijo nada que implicar a McMahon al solo afirmar de manera insípida que solo había usado esteroides para recuperarse. Un luchador, Kevin "Nailz" Wacholz, testificó que McMahon lo presionó personalmente para que usara esteroides; por la ausencia de evidencia concreta, Walcholz fue considerado por el abogado de McMahon, Jerry McDevitt, como un inconforme en busca de revancha. McMahon fue absuelto de los demás cargos entregados al jurado.

Tal vez el gobierno federal había sido demasiado ambicioso. Pero con la pérdida de la candidatura al senado de Linda McMahon en 2010 vino un escrutinio renovado del proceso fallido —y una revelación. En 1989, el abogado de la WWF, Jack Krill, había sido avisado por "un oficial de estado no nombrado" de que Zahorian estaba bajo investigación federal por tráfico de drogas, dando lugar a un notorio memorándum de Linda McMahon para sus camaradas ejecutivos en Titan Sports, la empresa matriz de la WWF:

"Aunque los dos hemos discutido antes sobre la continuación de Zahorian como nuestro doctor disponible en los eventos, creo que ahora no es una buena idea…Vince está de acuerdo, y le gustaría que tú le llamaras a Zahorian para decirle que ya no venga a ninguno de nuestros eventos y también para darle pistas sobre cualquier acción que el Departamento de Justicia decida tomar."

En conjunción con una llamada de un teléfono de paga realizada por el consejero de McMahon para Zahorian, no es difícil ver lo que probablemente sucedió. A Zahorian le dieron el "pitazo", y, coincidentemente, cualquier documento que puede que haya o no existido donde se corrobora el caso del gobierno federal en contra de Vince McMahon nunca salió a la luz. El periodista Ted Mann describió a Linda McMahon como "cortante" al rechazar su sugerencia de que a lo mejor su reporte había comprobado que el partido de la entonces WWF había cubierto una conspiración criminal. A nadie le gustaría hablar de eso tampoco. Es un deporte construido a base de mentiras fantásticas, a veces la verdad es una historia demasiado buena.