Análisis de la Liga Premier: La máquina ganadora de Antonio Conte

En nuestro "Análisis de la Liga Premier", discutimos los puntos principales de los partidos de los grandes de Inglaterra. En esta ocasión, analizamos el renacimiento del Chelsea bajo el mando de Anotino Conte, quien tiene la pinta de un villano de las cintas de James Bond.

De acuerdo al viejo adagio, no se trata de ganar sino de competir. Quien sea que haya sido el autor de la frase debió ser un idiota, ya que es más que evidente que la existencia humana está regida por el triunfo incesante, incluso cuando ello implica pasar por encima de nuestros compatriotas o amigos para alcanzar el éxito. En sus primeros dos partidos de la temporada, el Chelsea de Antonio Conte ha demostrado ser un equipo capaz de ganar de cualquier forma, y no tener piedad cuando se trata de obtener los tres puntos. Sus dos victorias (la primera ante el West Ham, y el fin de semana pasada contra el Watford) llegaron un poco tarde, pero si hay algo que rescatar es el hecho de que son prueba del cruel renacimiento del Chelsea. Luego de haberse olvidado lo que significaba ganar tres puntos la campaña pasada, "The Blues" están de regreso e igual de peligrosos que cuando eran dirigidos por José Mourinho.

Si hay de parecido en el Chelsea de Conte y el de Mourinho es la falta de escrúpulos. Hasta el momento, Diego Costa ha jugado de maravilla, principalmente porque ya no ha visto la roja. Cómo es que los árbitros pueden ver a este hombre al rostro y no expulsarlo inmediatamente (por el simple hecho de ser un marrullero) es algo que no nos explicamos. Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que Conte que se encuentra en las bandas, desde donde emana un sentir amenazador como si se tratara de un villano de James Bond.

Lo ves, esta es la amenaza implícita del Chelsea de Conte. Si cruzas la mirada con él, es muy probable que termines siendo la comida de sus iguanas come hombres, o haga que tu cabeza explote en un compresor de aire, o peor aún, que termines dentro de un contenedor con metal fundido ante la mirada de un consorcio de empresarios asiáticos estereotipados injustamente. Costa es su secuaz malvado, lo suficientemente malo como para entretener a Bond en una pelea de 15 minutos, con cuchillo en mano, antes de ser atravesado accidentalmente por un montacargas. Juntos harán del Chelsea un equipo ganador. Sus métodos podrán ser cuestionables pero, al carajo, nadie puede ser exitoso en la Liga Premier si se es amable.