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En serio: ¿quién va a ver el partido más lamentable de la NBA?

Nos intrigaba saber por qué la gente querría ir a ver el partido menos interesante que la NBA pueda ofrecer a día de hoy... así que fuimos al pabellón de los Brooklyn Nets a investigar qué se les pasaba por la cabeza a los fans.
Anthony Gruppuso-USA TODAY Sports

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15 de marzo y una jornada como cualquier otra en la NBA. Los Brooklyn Nets, con un balance de 18 victorias y 48 derrotas, recibían a los Philadelphia 76ers (9-57) en un partido que sin duda no iba a llenar el Barclays Center en Brooklyn.

No lo hicieron y los que asistieron no podrían haber imaginado ni en sus mejores sueños que Bojan Bogdanović se volvería loco y enchufaría 44 puntos para convertir el peor partido posible dentro de la conferencia Este en una velada histórica.

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Con su doble cuatro, el alero bosnio igualó la mejor anotación de un jugador extranjero con los Nets. Adivinen… Sí, Bogdanovićse puso a la misma altura que el eterno Dražen Petrović, que en 1993 metió 44 punto ante los Houston Rockets de Hakeem Olajuwon.

Fue casi un milagro que Bogdy, que promedia apenas 10 puntos por partido esta temporada, fuera capaz de meter el mismo número de puntos que su dorsal en el equipo.

Me pasé por el pabellón para entender qué es lo que movió a un aficionado cualquiera para ver el peor partido del año —sobre el papel— de la NBA en el Este. ¿Quién se sometería a una tortura así en un plácido día de primavera?

Personalmente quería ver lo mal que lo hacían los Sixers, ya que soy aficionado del equipo de toda la vida. Me hacía gracia ver a Nerlens Noel y Jahill Okafor juntos en la pintura, pero me enteré ya dentro de que el segundo se había lesionado para lo que queda de temporada. (Sí, no soy un fanático y la verdad es que este año no sirve de mucho mirar las noticias de Philly).

Otro motivo era ver si los 76ers sería capaces de llevarse los duelos de la temporada entre ambos equipos. La semana anterior habían ganado a los Nets por 95-89 para cortar una racha de 13 derrotas consecutivas. Esas eran mis razones para ir, pero si no me llegan a encargar un artículo no hubiera ido ni en pintura.

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Antes de conocer a nuestros amigos del Barclays, os explico como fue la cosa por encima. El speaker anunció una asistencia de 14.560 personas, que sonó un poco a estimación muuuuy optimista por parte de los Nets. Eso sí, había más gente de la que esperaba y vi algunas colas con muchos chavales en edad de instituto.

Por algún motivo que se me escapa, Dikembe Mutombo y su sonrisa multimillonaria estaba a pie de pista para ver el partido. A pesar de los 44 del jugador balcánico, la mayor ovación de la noche se la llevó un tipo que se arrodilló en el parquet para pedir matrimonio. Ella dijo que sí, por si os interesa.

El partido acabó 131-114 y Bogdanovićse convirtió en el jugador de los Nets que más puntos ha anotado jamás en Brooklyn.

La verdad es que no sabemos quién es el jugador de la foto… a ver el pie: Donald Sloan. OK. Foto de Anthony Gruppuso, USA TODAY Sports.

Vas porque te gusta improvisar y dejarte el dinero por confiar en los tuyos

Peter Cooper, 27, y Noelle Olshewitz, 25.

Al mediodía, Peter miró los precios en la reventa y encontró un par de entradas por 30 dólares, así que convenció a su amiga, Noelle, para que se pasara por el pabellón. Él es de los Sixers y luce una camiseta del Dr. J y la típica gorra de béisbol en la cabeza. Ella es de los Boston Celtics, pero se ha comprado unos pantalones de yoga con estampado de los Nets para la ocasión.

"Tengo unos iguales de los Celtics, Bulls, Lakers, Knicks… pero no de los Cavs, a LeBron que le den", dice ella. Él es optimista con el equipo dirigido por Brett Brown, que logra motivar casi cada noche al peor equipo de la NBA. En realidad piensa en apostar: "Los Sixers tienen buenos spreads que cubren mucho", explica. "Hoy es de 7.5, así que a lo mejor meto 50 dólares a que pueden ganar y me llevo el triple".

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Por supuesto, perdió los 50 pavos.

Vas porque tienes abono de temporada

Robert Smith, 25, y Ana Ontaneda, 26.

"Siempre quise tener un abono de temporada", nos explica Robert, un vendedor de anuncios que se compró las localidades con su novia Ana, que trabaja en recursos humanos y está igual de contenta con la decisión. "Vivo a una hora y cuarto del pabellón, ¿eso es pasión, verdad?", se pregunta. Se han perdido un partido y esperan no fallar en los que quedan.

"A veces pienso que sería mejor estar en el gimnasio, pero ver baloncesto NBA no está nada mal. He visto a Steph Curry y el partido de despedida de Kobe Bryant. Vale la pena incluso cuando los aficionados del equipo rival gritan más que los nuestros, algo que me resulta embarazoso", prosigue Robert.

A pesar de todo, le han pillado el gusto a esto de ver a su equipo vapuleado y repetirán experiencia la próxima temporada.

Más ideas de propina: vas porque es un pabellón moderno y bonito. Imagen vía Wikimedia Commons

Vas porque has conducido más de 1.000 kilómetros para ver algo de baloncesto

Drew Baird, 22, y Mitchell Williams, 22.

Es spring break —parón primaveral y una peli horrenda, por cierto— en la Universidad de Tennessee, así que Drew y Mitchell decidieron pillar el coche y visitar la Gran Manzana. Primero fueron al Yankee Stadium a ver el partido del New York City FC y se lo pasaron en grande… —¡qué raro, estadounidenses disfrutando viendo soccer!—. "Miramos los precios en los dos pabellones y en el Madison Square Garden te cobraban 50 dólares para estar en el gallinero, mientras que en Brooklyn nos daban una suite", explica Mitchell. "La birra es muy cara, pero aún así es un buen trato".

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Vas porque hay muchísima comida

Randy Chan, 26, y Phanite Prak, 35.

Cuando un compañero de trabajo te da entradas gratis para ver el partido en el VIP y sabes que el bufé de media parte es exquisito ya sabes todo lo que necesitas saber. Vas y te atiborras. Randy, un poli de la NYPD y Phanite, una supervisora de seguros, llenaron su mesa de tacos y otras delicatessen a la americana.

Cuando pude hablar con ellos el partido era secundario y estaban centrados en devorar un plato de patatas fritas con un toque de ajo.

"Me gustan los Nets y me encantaba Brook Lopez, pero de ninguna manera hubiera comprado una entrada para verles jugar contra los Sixers", reconoce Prak con la boca llena. "¿Buena comida y gratis? Qué más da que el partido sea una mierda". Su compañero dice que lo que más le gusta es el edificio en sí: "Fui parte de la primera generación de policías que se graduó aquí".

Vas porque nadie más irá en tu lugar

Aquan Johnson, 37 y Melvin Poe, 35.

En un partido tan malo hay gente que ni siquiera llega a sentarse en sus localidades. Ese es el caso de Aquan y Melvin, dos emprendedores que están a punto de alcanzar el club de los cuarentones. "Hace tres años que tengo el pase de temporada y casi nunca estoy en mi asiento", comenta Aquan. "Vengo, me tomo una copa y me piro".

Melvin se suma a su argumento: "Yo vengo con él porque el Barclays hace los mejores margaritas con Patron de la zona". Hay gente para todo, aunque ellos añaden que si van al partido están dando empleo a otra persona. OK.

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El baloncesto, excelente coartada de algunos cuarentones para salir a tomarse unas copas: en Brooklyn triunfan los margaritas. Imagen vía Wikimedia Commons

Vas porque juegan los Sixers y te sabes algunos chistes sobre ellos

Colin Nolan, 27.

"Nos vas a sentir corear: '¡tenemos elecciones del Draft, tenemos elecciones del Draft!'. Ganar o perder es lo de menos, nos lo pasamos bien. Colin es un auditor de Philly que vino a Nueva York en un viaje con otros aficionados de los Sixers. El marcador no le importó ni un ápice a nuestro protagonista ni al centenar de compañeros que le acompañaban.

Su fiesta empezó a las dos de la tarde en el bar de al lado y acabó como viene siendo habitual, con una derrota de los suyos. "No me importa, no puedo quejar en un pabellón tan bonito como este. Además tiene uno de los lavabos más limpios de la NBA", añade. Cosas de borrachos.

Vas porque siempre has ido

Wesley Johnson, 50.

Wesley es un aficionado experimentado: llegó a ver a los Nets en el Nassau Coliseum. Cuando jugaban en Nueva Jersey se desplazaba desde Brooklyn casi a diario. "Fueron nuestros mejores años, los de Jason Kidd y las Finales de la NBA", explica.

"Me encanta el baloncesto, me encanta. Espera, que te enseño", dice mientras se levanta la manga y nos enseña un gran tatuaje del balón oficial de la NBA y otro más pequeño de los Nets que dejan claras sus prioridades. "Mientras pueda pagar voy a seguir viniendo a ver a los LeBron, Durant y compañía. Me importa un comino que los Nets tengan un equipo nefasto sobre la cancha".

Vas porque nunca has ido

Fumihiko Sugino, 37

Solitario, en la última fila de la planta superior, encontramos a un japonés de Osaka que está viendo su primer partido de la NBA. Hace 11 años que se trasladó a Astoria y descubrimos que es un fotógrafo con talento. A pesar de ser aficionado al baloncesto, jamás había tenido la oportunidad de ver un partido en directo.

"Eran alrededor de las siete de la tarde y estaba caminando hacia casa de un amigo que vive cerca cuando un hombre se ha acercado y me ha dicho que tenía una entrada para el partido por 20 dólares. Y aquí estoy", explica mientras disfruta del partido, por muy malo que parezca sobre el papel. "Me está gustando, ese señor de los Nets sabe meterla".

Tiene toda la razón del mundo, señor Sugino.

¿Por qué ir a un partido de la NBA entre dos franquicias decadentes? Pues porque es baloncesto, porque puedes hacerlo y porque al fin y al cabo nunca sabes qué va a ocurrir en la próxima posesión.

Sigue al autor en Twitter para darle una alegría, que al fin y al cabo es de los 76ers: @pjsauer