¿Conoces a alguien que padece de nomofobia?
Ilustración por @pacobullicio
Salud

¿Conoces a alguien que padece de nomofobia?

La adicción al celular es un trastorno que sufre al menos la mitad de la población.

Debo confesar que jamás me descargué la aplicación mágica que muestra mi tiempo de conexión en las redes sociales por miedo a ver mis horas en línea. Por supuesto, esta idea de sentir que existe un objeto del cual mi estado emocional depende, aumentó durante el encierro. 

Camino hacia el sillón con un libro en la mano y dejo, a propósito, el celular lejos de mi alcance. Por un momento me siento aliviada, nada grave puede suceder realmente. Intento pensar que nadie depende exclusivamente de mi respuesta inmediata. 

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Sin embargo, sé que mucha gente no vive así, algunas personas viven más despreocupadas que yo y otras sufren un transtorno que les ha modificado su manera de relacionarse con el universo. 

De acuerdo al último informe digital 2021 “Digital Global Overview Report” sobre redes sociales emitido por We Are Social y Hootsuite, del total de personas en el mundo, el 66.6% ya emplea un teléfono móvil, lo que supone 5.220 millones de personas. También se identificó un crecimiento significativo en los usuarios de Internet y redes sociales (4.200 millones de usuarios en todo el mundo, lo que equivale a más del 53% de la población mundial) durante el año 2020, lo que podría atribuirse al confinamiento por COVID-19. 

Según el informe, un usuario promedio pasa casi 7 horas al día en Internet en todos los dispositivos que usa, lo que equivale a pasar más de 2 días en línea en una semana.

El uso que damos a nuestro dispositivo móvil es diverso, por ejemplo, según AMIPCI (Asociación de Internet) en su estudio en 2019 “Hábitos de los usuarios de internet”, en México el tiempo diario invertido en plataformas y dispositivos en los usuarios es de 8 horas con 20 minutos. ¿Habrá aumentado esta cifra a partir del 2020 en el periodo del estricto confinamiento?

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Según la página de EPADI, la nomofobia es un trastorno que sufre, sin saberlo, al menos la mitad de la población. Una enfermedad no declarada hasta el momento que presenta sensaciones de ansiedad en el momento en que vemos una posible desconexión del celular.

Hablamos con Laura Jhomara Valdés Sosa, Licenciada en psicología clínica, especialista en Educación Innovación y Tecnología y cofundadora de EPADI, clínica de salud emocional, la cual brinda psicoeducación y genera conciencia colectiva.

VICE: ¿Qué es exactamente la nomofobia? 

Surge de la frase en inglés no mobile phone phobia o la fobia a no tener celular. La nomofobia es un término novedoso que se presenta como el miedo irracional que pueden experimentar los usuarios al no disponer de su smartphone, que puede ser por diversas razones, como que se haya agotado la batería, no tener cobertura, el olvido en casa, agotamiento de saldo, roturas o descomposturas, o bien que se ha extraviado o lo hayan robado. 

¿Sabés cuándo surgió el término nomofobia?

Según antecedentes, el término fue dado después de dar a conocer los resultados de una encuesta (no un estudio científico) que la oficina postal del Reino Unido encargó a YouGob (empresa dedicada a investigación de mercados y encuestas), sobre la ansiedad que experimentaban los usuarios de smartphones.

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Los resultados obtenidos fueron que casi el 53% suele estar ansioso cuando pierde su celular, cuando no hay redes, cuando se queda sin batería o sin crédito.

De las 2.163 personas encuestadas el 55% contestó que la razón principal de su ansiedad fue que no pudieran utilizar su celular para estar en comunicación con familiares o amigos.

Aunque es importante señalar que los resultados de dicha encuesta no son totalmente confiables, ya que no consideraron los criterios clínicos o psicológicos para caracterizar como fobia a cierto malestar.

¿Cuáles son los síntomas que puede presentar una persona para entender que es nomofóbica?

Los síntomas que se pueden experimentar son ansiedad desmedida, nerviosismo, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza y estómago, y en algunos casos hasta ataques de pánico. Recordando que los síntomas también pueden variar de persona a persona.  

¿Podrías darnos algún consejo sobre qué hacer al respecto? ¿Cuál sería la cura?

El primer paso y el más importante es no autodiagnosticarse. La psicoeducación sirve para tener referentes y buscar ayuda si consideramos que no contamos con los recursos para poder hacer frente a la incomodidad que estamos experimentando.

Una vez que la persona busca ayuda y cree que lo puede controlar, ¿cómo entendemos que el uso del celular dejó de ser un mal hábito? ¿Qué nos indica que le estamos dando un uso saludable?

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Para empezar, debemos saber qué es un mal hábito. Podemos entenderlo como un comportamiento repetitivo que puede afectar significativamente la calidad de vida y en ocasiones provocar incomodidad para quienes te rodean.

Las causas de este padecimiento pueden ser diversas, por ejemplo, de la nomofobia también puede desprenderse lo que conocemos como FoMo (“Miedo a perderse de algo”) o el phubbing o ningufoneo (ignorar a los demás por usar el celular). Y en caso de ser así, hacer consciente que es algo que nos está causando problemas o incomodidad es el primer paso para buscar la ayuda que necesitemos.

Vale la pena recordar que no hay fórmulas mágicas, ni tratamientos genéricos, tu historia y contexto son vitales para comprender el porqué de la conducta y si esta es adaptativa o no.

Me parece que más que un uso saludable es importante dar un uso responsable al smartphone. Por ejemplo, buscar tener vida social fuera del teléfono y tener contacto físico de vez en cuando, configurar las notificaciones, o sea, desactivar distractores por periodos determinados de tiempo, evitar el insomnio y fatiga ocular, es decir, evita usar tu teléfono 30 minutos antes de ir a dormir y que no sea lo primero que veas al despertar, dedicarle un día a tu actividad favorita que no implique el uso de tu teléfono.

¿Cómo afectó el confinamiento con respecto al uso del celular? 

La realidad es que a partir del confinamiento se ha incrementado el uso del smartphone, ya que nos permitió seguir siendo partícipes en la vida de nuestros seres queridos incluso a la distancia, y si lo pensamos de esa manera, el teléfono se convirtió en el medio para seguir “perteneciendo”. El smartphone pasó de ser un “accesorio” a ser indispensable, nuestros empleos requerían un canal de comunicación que se convirtió en estar atentos al celular 24/7, por si había algo “urgente” que atender.

¿Crees que es algo generacional? 

Me parece que además de ser algo generacional también fue situacional, ya que, como señalaba anteriormente, el confinamiento nos permitió explorar un entorno virtual que si bien no era totalmente desconocido para muchos, sí poco explorado.

Existen especialistas que sugieren que este padecimiento debería incluirse como una adicción sin sustancia o una tecnopatía. También hay quienes plantean que se trata solo de un mal uso o mal hábito.