Ya lo dice el refrán: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Se puede describir a una persona analizando a sus amigos, pero se puede saber mucho más si te fijas en sus parejas. Simplemente porque las amistades, hasta cierto punto, se eligen, aunque a veces con poco acierto. Sin embargo, la atracción sexual es mucho más fuerte, salvaje e incontrolable y dice mucho de tu personalidad.Nadie elige a sus parejas objetivamente, y si no que se lo digan al 99 por ciento de las relaciones heterosexuales. Cuando se trata de temas del corazón, hay un factor psicológico mucho más profundo y siniestro en juego. Por ejemplo, ¿te atraen solo los chicos que no te quieren? ¿Prefieres los que llevan el pelo cortito y degradado? ¿Todos tus ex eran diseñadores gráficos?Pues hay una razón para todo esto. Esto es lo que tus ex dicen de ti.Te pasas el día viendo cómo la gente hace el ridículo en Instagram o publica tuits absurdos sin pensárselo dos veces, y por eso te fijas en el tipo de chico que nunca te dejaría mal públicamente en internet. Hay pros y contras: puedes enviarle tus selfis directamente por WhatsApp para suplir ese subidón de dopamina que normalmente dan los me gusta, pero también tienes que aguantar cosas como que te pregunte quién es Cristian y por qué grita “ESTEFANÍAAAAA”.Siempre quieres mejorar. Aunque nunca has conseguido estar más de tres horas sin redes sociales, haces lo que puedes. Has intentado hacerte vegana un par de veces y no vas a parar hasta que tus amigos se interesen por el mindfulness, aunque ya te han dicho que lo único que necesitan es tomarse los antidepresivos que les han recetado.Llevas con él desde el instituto. Nunca has tenido que explicar por el grupo de WhatsApp de tus amigas que “es que sale mal en esa foto” o “no le hace justicia”. No hay ni una sola foto en la que salga feo. Está buenísimo, incluso, en esa selfi en la que sale disfrazado de Blancanieves en carnavales.Lo que quieres es un chico que se obsesione contigo. Que, si haces un comentario feminista, te diga: “buah, eres tan lista”. Y es verdad, lo eres, y por eso te has dado cuenta de que, como es imposible que lo tenga todo, prefieres que por lo menos esté bueno. Di que sí.
Te mola el lujo: un somier en condiciones, la comida casera, sana y deliciosa y un buen polvo. Antes no eras así, nadie lo es. El problema es que después de haber zorreado todo lo que has querido y de haberte liado con los mismos tíos una y otra vez, te has dado cuenta, como era de esperar, de que no te gusta hacer de madre. Que está bien preocuparte por tu novio emocionalmente, pero otra cosa muy distinta es tener que cocinar, limpiarle la ropa, la casa y tener que despertarle los fines de semana para que haga algo. A estas alturas, prefieres estar con alguien que al menos tenga las cosas más claras que tú, que eres un completo y absoluto desastre.Has tenido un millón de relaciones que no duraban más de seis meses, con pavos que no se han cambiado de vaqueros desde el instituto y que solo utilizan las historias de Instagram para compartir pósteres de conciertos. Lo cual no es nada malo. ¡Qué va! Estos chicos te atraen porque se les da bien hacer algo que a ti te gusta y no hay nada más atractivo que alguien apasionado. Eso sí, no está claro si te gustan de verdad o si estás con ellos porque quieres sentirte validada por alguien que respetas, y no lo vas a saber hasta que se tire a otra.El problema es que a este tipo de tío le suele quedar muy poco tiempo para ti, lo cual es una putada, a menos que seas una de esas a las que le vale con dos polvos mensuales y necesita poca atención. Si tú también eres artista, puedes aprender muchas cosas de ellos. Pero, a pesar de que es difícil romper el hábito de salir con este tipo de chicos, va a llegar un momento, cuando cumplas los 30 y empieces a sentir la fría mano de la muerte acechando, en el que te vas a cansar y a prometer a ti misma que no volverás a pasar ni una sola tarde más en un 100 Montaditos con un vegano que no sabe cocinar y que toca en una banda de heavy metal.Da igual si todo empezó en el instituto cuando te imaginabas tirándote al profesor de Biología que te sacaba 40 años y estaba casado, o cuando te sentiste identificada con Becky G cantando a pleno pulmón “A mí me gustan mayores” en la discoteca; el interés por los papis te viene de serie.Tienes problemas paternofiliales, ya sea porque tienes una relación difícil con tu padre, o directamente no la tienes, o porque eras su princesita y solo alguien de su edad puede llenar emocionalmente y, sí, sexualmente, el tremendo vacío que te dejó. Respetas la autoridad masculina y si eres una mujer hetero probablemente pienses que los hombres son más graciosos, más listos y se les da en general todo mejor que a las mujeres. Eres de las que hace bromas con su novio y le dice que se parece a Leonardo DiCaprio, aunque en realidad se parece más a Leonardo da Vinci si siguiera vivo.Sí, es un mierdas, duerme en el sofá de un colega y se mea encima cuando se emborracha, pero eso no te va a impedir que te pases un verano entero detrás de él como una perrita faldera. Es un bombón sexual que te atrae como la miel a la abeja, con su pelo grasiento, el pecho siempre descubierto y su rollo de niñato bueno. Tienes fantasías en las que hace cosas superrománticas como preparar la cena o comerte el mejillón, pero se pasa la mayor parte del tiempo tratando de grindar una barandilla en la estación de trenes y solo te habla cuando necesita que le prestes dinero.Si este este es tu tipo, a pesar de que lo único que puede ofrecerte son cigarrillos y pasar un buen rato, eres probablemente una soñadora. Sigues un montón de cuentas de astrología en Instagram y cuando ves algo del tipo “Acuario, finges que no te importa para hacerte el interesante”, piensas: “Es taaan él”. Eres hetero, por supuesto; ningún otro grupo es tan masoquista. Todavía piensas en las cosas que hacías cuando eras menor de edad y te emborrachabas mientras escuchabas a Lana Del Rey.Si no encuentras un solo factor en común entre todos los tíos con los que has estado (el banquero cuarentón, el poeta turbado, el DJ de música psicodélica, el emo treintañero), entonces probablemente eres de las que piensa que mientras la conversación sea buena, lo demás es irrelevante. Ves las citas como una experiencia más: si te hacen reír y no te repugnan del todo, te vale. Probablemente te identificas como queer porque “te gusta todo el mundo” y la gente que no te conoce bien te describe como “tímida”, “divertida” y “eh, no estoy seguro”. Te tiñes mucho el pelo.@hannahrosewens / @emmaggarland / @nanasbaahThis article originally appeared on VICE UK.
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