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Visitamos las fábricas en China donde se produce la mariguana sintética

Existen más de mil laboratorios que producen estas sustancias en China hoy en día.

Un laboratorio en China donde se fabrican drogas sintéticas. Foto cortesía de VICE en HBO.

La mariguana sintética provocó una alarma sanitaria importante en 2015. El término que se refiere a cualquier químico que afecta los mismos receptores cerebrales que el tetrahidrocannabinol (THC), el ingrediente activo de la mariguana, estuvo en todos los encabezados por su uso extendido entre los indigentes que la compran a un dólar y los adolescentes que confunden legalidad con seguridad. El número de visitas a las salas de urgencia se disparó en EU. Los pacientes presentaban síntomas que iban desde catatonia hasta algo que parecía delirio alterado.

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Aunque el problema ha disminuido un poco en comparación con el año pasado, la mariguana sintética, también conocida como "K2" o "Spice", regresó a los noticieros la semana pasada cuando Chandler Jones, el jugador de los New England Patriots, llegó sin playera a una estación de policía de Massachusetts y fue trasladado al hospital.

A pesar de los esfuerzos de los reguladores, la mariguana sintética es muy fácil de conseguir en todo el país. Sin embargo, sus orígenes son más turbios. En el episodio Revolución de drogas sintéticas de VICE en HBO, nuestro corresponsal Hamilton Morris viajó a Nueva Zelanda y China para ver en persona a las personas y las instalaciones donde se crea esa peligrosa droga semilegal.


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VICE: Me da mucha curiosidad la producción de los cannabinoides sintéticos. He escrito mucho sobre sus efectos en la salud pública pero no entiendo cómo se fabrican. ¿Podrías hablarme sobre eso?
Hamilton Morris: Existen muchos cannabinoides que se producen bajo circunstancias muy diferentes. En los laboratorios académicos se producen de forma rutinaria a pequeña escala y es ahí donde se originó la mayoría de los cannabinoides sintéticos que se utilizan en mezclas tipo spice.

Con un par de excepciones, los primeros cannabinoides sintéticos de uso extendido se llamaban naphthoylindoles y se sintetizaban en una reacción de dos pasos donde el cloruro de 1-naftolio, o un derivado sustituido, acila un indol y después el indol nitrógeno se desprotona con una base fuerte como el hidruro de sodio y se alquila con un haluro de alquilo como el bromopentano. El hecho de que la droga se fabrique en laboratorios chinos provocó un escándalo. Sin embargo, el problema no es que venga de China porque prácticamente todo se fabrica en ese país. El problema es que se venden en mezclas y los usuarios no pueden predecir la fuerza de lo que están ingiriendo porque la ley requiere un etiquetado engañoso.

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Uno de los laboratorios que visitamos en China estaba produciendo una cantidad enorme de un intermedio para un antiandrógeno diseñado por la farmacéutica Roussel Uclaf. Se supone que esa sustancia no tenía efectos sicoactivos y se vendía en el mercado gris para tratar la alopecia androgénica [el tipo de calvicie más común]. Esto significa que los fármacos para la calvicie y el acné, cannabinoides sintéticos, antibióticos y derivados de la ketamina se fabrican en los mismos laboratorios. A las personas que los fabrican no les interesa el producto final ni quién lo consume. Son químicos, no moralistas.

Correcto. Entonces, cuando hablaste con estas personas, ¿sospecharon sobre por qué estabas ahí?
Quería ser honesto y decir 'Soy periodista pero también he trabajado en laboratorios. Entiendo a qué te dedicas y no vine a denigrar tu trabajo sino a entender cómo y por qué se fabrican estas sustancias'. Pero la honestidad no funcionó y tuvimos muchos problemas para obtener acceso.

Ya había ido a China antes para filmar en los laboratorios de cannabinoides con VICE en 2012. Esa vez fingimos ser compradores de un revendedor legal europeo y conseguimos un acceso interesante, pero no fue suficiente. Cuando regresé para VICE on HBO, creí que la mejor forma de obtener acceso era viajando con Matt Bowden. De por sí ya era una parte central del reportaje y gracias a él entraron millones de dólares a la industria de cannabinoides en China, así que supuse que los fabricantes se iban a sentir en deuda con él. Su dinero sirvió para construir fábricas en Shanghái.

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No obstante, a pesar de todo lo que había hecho Matt Bowden por ellos, los fabricantes no se sentían cómodos con el hecho de que hubiera periodistas filmando en sus laboratorios. Entonces, decidimos cambiar nuestro objetivo —le dijimos a los fabricantes que estábamos usando sus laboratorios como una locación para una opera de rock steampunk y estuvieron de acuerdo—. A los químicos les gustó tanto la música de Matt Bowden que dejaron de sintetizar cannabinoides para grabarnos con sus teléfonos. Hicimos el reportaje de HBO y también grabamos un video musical para Matt Bowden que esperamos lanzar pronto.


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Qué loco. ¿Y las personas que trabajan ahí saben que producen químicos que se utilizan como drogas en Occidente o no se dan cuenta?
En mi opinión, los químicos que hacen gran parte del trabajo no lo saben. Los cannabinoides sintéticos no se venden ni se utilizan en China y los químicos no consumen la droga. Así que, si lo saben, no tienen mucha idea de su alcance. Las personas que son dueñas de los laboratorios y se encargan del negocio eran más conscientes pero a veces no entienden más allá de la demanda del mercado.

Visitamos un laboratorio que tenía contrato con Pfizer y les pregunté si vendían el químico llamado MDMB-FUBINACA que provocó muchas muertes en Rusia y la química que trabajaba ahí me regañó nada más por preguntar porque estaba al tanto de las noticias y sabía que esa sustancia provocó envenenamientos fatales. Ella era de las únicas que sabían cómo se usaban los compuestos y le preocupaba su nivel de toxicidad.

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¿Tienes idea de cuántas personas trabajan en las fábricas que visitaste o cuánta era su producción?
Fuimos a seis laboratorios que tenían diferentes escalas y grados de sofisticación tecnológica. Me imagino que debe haber más de mil laboratorios que producen estas sustancias en China hoy en día. Casi todos se enfocan en los cannabinoides, aunque tal vez eso cambie con el tiempo. Todos los laboratorios tienen la capacidad de producir kilos de cannabinoides activos en dosis menores de un miligramo. Algunos podían llegar a producir cientos de kilos.

¿Tienes idea de cómo llegan estas sustancias de las fábricas de China a las calles de Brooklyn? ¿Qué pasa en ese proceso?
Se compran los químicos puros a granel, después se disuelven en un solvente como la acetona, la solución acetona-cannabinoide se vacía en una planta portadora inerte, generalmente la damiana, la acetona se evapora y deja una hoja impregnada de cannabinoide que después meten en sobres y venden. La ganancia es enorme. A veces la cantidad del químico en uno de estos paquetes que venden a 15 dólares en realidad vale centavos.

Es mucho. Sé que esta droga ha existido desde hace mucho pero apenas el año pasado se empezó a escuchar sobre el incremento en el número de visitas a la sala de urgencias. ¿A qué se debe? ¿Acaso la segunda generación de químicos es más peligrosa que la primera o existe otra explicación?
Existen muchos factores sociales que definen la toxicidad de una droga y los efectos biológicos directos son solo una parte de la ecuación. El problema con los cannabinoides sintéticos no es precisamente la droga como tal sino el hecho de que se venden como mezclas con una potencia desconocida y un etiquetado engañoso, un elemento que es necesario por la prohibición. No es como que los fabricantes lo hagan por maldad.

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Introducir al mercado una droga que nunca se ha utilizado fuera de un ensayo clínico in vitro para que la consuman miles de humanos no es muy buena idea pero es una industria creada por la prohibición y muchos de los consumidores prefieren los cannabinoides sintéticos porque ya están probados o porque no les alcanza para comprar cannabis. En cuanto se sabe de un cannabinoide, se prohíbe y entra un nuevo cannabinoide para tomar su lugar. Este flujo constante de drogas nuevas aumenta dramáticamente la probabilidad de que la gente se tope con una que tenga un nivel inaceptable de toxicidad.

Además, a pesar de las miles de historias de terror que aparecen en las noticias, mucha gente todavía no cree que los cannabinoides sintéticos sí te ponen, igual o más que el cannabis. Compran un paquete en una bodega sin creer que ese popurrí es igual de fuerte que la mota, cuando en realidad puede llegar a ser 100 veces más potente.


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La mota sintética hace que la gente entre en pánico y hasta los puede dejar en coma. ¿Por qué la reacción varía tanto en cada persona? ¿Depende del cannabinoide?
Algunos cannabinoides sintéticos provocan ataques de un delirio alterado en ciertas personas y otros bajan la presión sanguínea al punto en que el consumidos pierde la consciencia y se asfixia con su propio vómito. Prácticamente todos estos cannabinoides activan los receptores CB1 en el cerebro pero más allá de eso, hay variaciones enormes en la potencia y la actividad funcional. Además, muchas personas toman dosis diferentes y las combinan con otras drogas. En Japón se puso de moda vender cannabinoides con antagonistas NMDA como la difenidina o la metoxfenidina, una combinación de drogas cuyo efecto de por sí no se conoce. Todos estos factores forman un perfil toxicológico muy complejo.

¿Cuántas variedades de cannabinoides sintéticos existen? ¿El método de la DEA de prohibir varias funciona o no considerando que existen millones de permutaciones?
No solo no funciona sino que es muy peligroso. Prohibir una sustancia no evita que las personas consuman drogas sicoactivas y aumenta el daño a los consumidores. Cada que sale una droga que le gusta a la gente, la primera reacción es hacerla ilegal. Entonces, el mercado la reemplaza con una sustancia desconocida que puede ser mucho más tóxica. Si la cannabis fuera legal, la gente no compraría cannabinoides sintéticos. Incluso en el mundo de los cannabinoides sintéticos, la primera generación de cannabinoides sintéticos que salió alrededor de 2009 como el cannabiciclohexanol y el JWH-073 era relativamente benigna y tolerable. Sin embargo, cuando se prohibió, salieron compuestos como el MDMB-FUBINACA, que tienen un margen de seguridad muy estrecho.

El número de cannabinoides posibles es casi infinito. Siempre supe que era posible crear cientos pero aún años después me sorprendo cada mes cuando veo todas las nuevas estructuras que entran al mercado.

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