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Música

¿Deberíamos alegrarnos por el regreso de los sintetizadores clásicos?

Las 808, los MS-20s y los viejos modulares de Moog están de vuelta en las estanterías. Pero... ¿en verdad los necesitamos?

Los sintetizadores clásicos de finales de los 70 y 80 llevan mucho tiempo siendo artículos suntuosos. Vendidos por miles de dólares en subastas en línea, los productores y entusiastas se han peleado por poseer algunas de las cajas que le dieron forma a los primeros años de la electrónica. Durante dos décadas, una multitud de imitaciones (tanto en software como en hardware) hicieron lo que pudieron para satisfacer la demanda. Ahora, los clásicos están de regreso y listos para llenar de nuevo los estudios con sus sonidos alienígenas. Bueno… más o menos.

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El año pasado, el fabricante japonés Roland lanzó una línea completa de productos basada en sus modelos más legendarios: la 303, la 808 y la 909. Apenas la semana pasada, Korg anunció el lanzamiento de una versión renovada del ARP Odyssey –el original fue utilizado por todo el mundo, desde Vangelis hasta Kraftwek– seguida por reediciones del Korg MS-20 y el Volca. Incluso Moog, la primera compañía fabricante de sintetizadores, sigue la tendencia al producir una reedición limitada de tres sintetizadores modulares creados en 1974.

Las noticias serán un poco decepcionantes para los análogos obsesivos que han esperado este momento durante años. La mayoría de los productos antes mencionados reproducen digitalmente los sonidos de los originales. En otras palabras, son máquinas distintas por dentro, y a menudo, por fuera. Con sus componentes reemplazados por chips, muchos puristas dirán que a los modelos nuevos les faltan las variables que les dieron su propio y único toque.

Mientras que estos podrían no ser los originales, existe un muy buen motivo para estar contentos por el regreso de los sintetizadores descontinuados. Toda una nueva generación de productores ahora tienen la oportunidad de poner sus manos sobre los instrumentos que durante mucho tiempo fueron inaccesibles para todos, excepto unos cuantos privilegiados. ¿Qué logrará con esta nueva tecnología la nueva generación de productores? Tal vez estas máquinas podrían convertirse de nuevo en la fuerza motriz de la música dance.

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Jeff Mills haciendo su magia en una 909.

Algunos podrían cuestionar si los recursos de Roland y Korg podrían haber sido mejor gastados en la creación de nuevos instrumentos. Como Jason Amm, productor del documental I Dream of Wires, me dice, el legado de los fabricantes durante las últimas dos décadas ha sido ambiguo: "Durante mucho tiempo, las compañías grandes lanzaron los instrumentos aburridos y poco inspiradores". Contribuyendo a este estancamiento está el surgimiento del software de producción que le ha dado a los productores docenas de sintetizadores virtuales para jugar en un solo paquete. El enfoque también se ha desviado a diferentes piezas de hardware como las MPCs (Controles de Producción Musical), que se han convertido en un equipo crucial en el estudio. Sigue por verse si un poco de pintura fresca sobre un nombre familiar puede compensar la falta de innovación real en los sintetizadores.

Para recapturar la magia de antaño, podríamos volver al principio de los sintetizadores. La semana pasada, Moog anunció que lanzaría una edición limitada de tres de sus más famosas unidades de sintetizadores modulares: el System 55, el System 35 y el Model 15. Al contrario de las reediciones de Roland y Korg, estas no son baratas. Al principio de los 70, Giorgio Moroder, Brian Eno y Tangerine Dream utilizaron estos enormes sintetizadores para componer sus obras maestras. Para mediados de los 80, Moog ya había dejado de fabricar sintetizadores modulares ya que el más pequeño y económico Minimoog los había superado en popularidad. Pero en los 90 habían hecho todo menos desparecer.

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Desde el punto de vista más laico, estas excéntricas cajas parecen artefactos del futuro pasado, tan anacrónicas como modernas. Imponentes carcasas de madera con entradas y perillas inexplicablemente complicadas y una maraña de cables. Estas máquinas se veían capaces de cualquier cosa. Elevaron la música electrónica al nivel de una ciencia, hicieron que sus operadores parecieran técnicos además de músicos. Romantizaron el papel del productor y lo convirtieron en científico loco, dándole vida a una creación como la de Frankenstein que incluso ellos mismo no entendían ni controlaban por completo.

¿Qué ofrecen los sintetizadores modulares en la era en la que el software ha convertido la creación musical en un proceso completamente digital? "Creo que los productores están muy aburridos de trabajar en computadores. Han pasado demasiado tiempo aprendiendo a hacer música ahí", dice Amm, quien también produce música como Solvent. En vez de simplemente ser una reacción compensatoria hacia el tedio o una moda nostálgica pasajera, los sintetizadores modulares podrían ser el futuro del hardware. Al contrario de los sintetizadores de software, es posible crear sonidos completamente desde ceros con un modular y manipularlos de cualquier forma imaginable. En otras palabras, su potencial es potencialmente ilimitado

El fanático de los sintetizadores y prodigio del techno, Legowelt.

Hasta hace poco, los productores comenzaron a redescubrir los sintetizadores modulares. "Nunca vas a comprar otro sintetizador que suene así, simplemente porque es interminable lo que puedes hacer con ellos", Blawan le dijo a Resident Advisor. Junto con el productor de Hessle Audio, Pariah, él hace parte del dúo Karenn, que toca sets de techno violento completamente improvisados, con hardware, en una plataforma que incluye modulares y una 909. Y no son los únicos. Legowelt, Patricia, Untold, Simian Mobile Disco y Like Abbott han experimentado con modulares últimamente.

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Parte del problema es que esto se puede convertir en obsesión. El encanto de personalizar y mejorar los módulos individuales puede llegar a ser más importante que la música. "Puede ser adictivo … como consumir crack", advirtió el fundador de Border Community, James Holden en Attack Magazine. ¿Entonces, son únicamente la maníade coleccionistas? "Creo que todos los interesados en los modulares tienen un perfil bastante obsesivo", admite Amm. "Pero no son un montón de ñoños los que están detrás de esto, definitivamente en este momento hay un lugar en la música popular para los modulares, el cual no existía en los 80".

Setup para el Live de Karenn

Luego de la llamada "democratización" de la producción musical en los 90, el regreso del hardware clásico parece un retroceso, más que una evolución. La costosa producción de sintetizadores como el Moog y el ARP Odyssey hace que estos aparatos estén fuera del alcance para cualquiera que no sea un productor con muchos ingresos. De igual forma, los restos de máquinas inmortales como la 909 no hacen nada por satisfacer a los fetichistas y parecen decepcionantemente anticuadas con respecto a todas sus actualizaciones. Para todos aquellos que no tienen la posibilidad de gastar miles en un nuevo equipo viejo, los modulares podrían ser un compromiso entre el pasado y el futuro. Con una escena DIY próspera y con costos de ingreso más asequibles, existe la esperanza de que estos aparatos se conviertan en lo que el Raspberry Pi fue para la codificación. En vez de montarse sobre la ola de la nostalgia por los sonidos antiguos, los modulares están abriendo extraños mundos nuevos para la exploración sónica. ¿Tal vez sea posible enseñarle trucos nuevos a una máquina vieja? Eso está por verse.

En todo caso, esto se pone bueno…