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​Alguien quiere que te masturbes por la paz de Colombia

Como no hay nada más democrático que el placer, y como cualquier excusa es buena para echarse una paja, hablamos con el hombre que quiere que hagamos un 'genkidama' orgásmico que promete ser más efectivo que los diálogos de La Habana.

Imagen vía.

La paz ha sido la muletilla favorita de los discursos políticos que en Colombia hemos tenido que padecer. Ha estado allí desde los tiempos de la Guerra de los Mil Días, pasando por el Bogotazo y la guerra de los últimos sesenta años. Monosílaba y onomatopéyica, es una palabra de fácil recordación hasta para el tartamudo más crónico. Ha sido el señuelo perfecto para no perder el horizonte de esperanza en tiempos oscuros… O para reelegir presidentes y justificar más guerras.

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Hemos hecho mingas, marchas en silencio, marchas por la paz, por la vida, por los Embera Katíos, por los secuestrados, por el atentado a El Nogal. Contra las guerrillas, contra los paras, contra el calentamiento global… Todo intentando encontrar un elemento que nos identifique en nuestra diferencia y nos haga unirnos en la empresa de atrapar a la tan esquiva palomita.

Aun así, seguimos esperando que el bien germine ya.

Por ahí dicen que si queremos un cambio verdadero hay que caminar diferente. Pues bien, hace unos días surgió una iniciativa que no exigía mamarse un recorrido de dos horas por la Séptima hasta la Plaza de Bolívar, ni terminar ahogado en un mar de gas pimienta. Una iniciativa que promete ser más efectiva que la costumbre cristiana de hacer romería para alcanzar un fin.

La idea se le ocurrió a Carlos Eduardo Serrano, artista plástico de la Escola Massana de Barcelona, ganador de segundo premio del XXXI Salón Nacional de Artistas Colombianos en el 87. Carlos está convencido de que a partir de la energía liberada en la masturbación, podría producirse la energía social suficiente como para alcanzar un fin tan noble como lo es la paz.

Según el evento en Facebook creado por Carlos, hay una serie de requisitos que debemos seguir si queremos participar de la masturbatón:

1. La masturbación debe ser en solitario, en casa o donde lo desee, y no es necesario reportarla a ningún centro de cómputo u oficina de chuzadas.

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2. Al momento de tener el orgasmo debe enviarlo mentalmente a la Plaza de Bolívar de Bogotá. Piense como paloma: justo a la cabeza del Libertador.

3. En el acto de su masturbación debe pensar en la paz para Colombia.

4. Escoja como motivo de su masturbación a quien desee.

Pues bien, no es nada chiflada la idea. El movimiento de onanistas por la paz mundial viene expandiéndose desde el 2000, con grupos como Masturbate for Peace, que piensa que no hay mejor antídoto contra la guerra que hacer el amor. Aunque hay otros más materialistas y menos altruistas que han intentado lucrarse de la energía que gastas cuando te la jalas.

Bien decía el archiconocido ocultista Aleister Crowley, por allá en el siglo XIX ,que no hay mejor catalizador de fuerzas paranormales que un orgasmo: si la paz ha sido un hechizo, pues a romperlo como se debe.

Como no hay nada más democrático que el placer, y cualquier excusa es buena para echarse una paja, hablamos con Carlos sobre su iniciativa y sobre cómo aportar al genkidama que enviaremos todos a través de nuestra energía masturbatoria a la Plaza de Bolívar el próximo 15 de noviembre.

Carlos Eduardo Serrano. Fotografía por Ximena Insuasty, tomada de la página personal del artista.

VICE: Hola Carlos, ¿qué onda? En el evento de Facebook hablas de producir energía social a partir de las buenas vibras que se liberan mientras te masturbas. ¿Cómo se te ocurrió eso?

Carlos Eduardo Serrano: En alguna parte leí y me causó una obsesión que el elemento energético de la masturbación se puede medir y que eso de alguna manera está comprobado, según los científicos. Incluso se puede cargar un equipo celular pequeño con la energía liberada por la masturbación. Pensando en esto, e impulsado por este artículo científico, consideré que esa energía también se podría transferir. Al ser una energía real, eléctrica, puede hacerse una transferencia a nivel social. No se trata de la energía pura porque sí, sino que el masturbador, el que está aplicando el ejercicio, de alguna manera puede mandar esa energía a través de su mente hacia algún receptor. En el caso del evento el receptor va a estar en la Plaza Bolívar de Bogotá.

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La idea central es que la paz en Colombia está muy trillada, está muy revolcada, incluso, hay mucha gente que depende económicamente de ese concepto de paz. Esta es una manera diferente de llegar acercarnos a la paz. Mi concepto, puede estar errado o no, es que al liberarse toda esta energía –energía real, no es una energía conceptual–, cambia la estructura social y el comportamiento de los ciudadanos.

¿Ya ha hecho el experimento anteriormente?

Hicimos una especie de laboratorio inicial, precisamente preparando este evento. Se hizo en la ciudad de Bucaramanga, pero solamente para el área metropolitana. En esa ocasión se buscaba la concordia de los ciudadanos. Bucaramanga es una ciudad atravesada por muchas corrientes, no solamente de pensamiento, sino étnicas, hay mucho desplazado, y eso genera de alguna manera una coyuntura difícil en el comportamiento social. El primer experimento se hizo pensando que con la masturbación de las personas podríamos lograr una mejor convivencia entre los ciudadanos. Como era una especie de piloto, no se le hizo un seguimiento posterior. Si uno no tiene un equipo de trabajo muy fuerte es muy difícil hacer un seguimiento, digamos desde la policía, analizar casos de homicidio.

No es que la masturbación vaya a generar paz en sí, sino que va a crear un circuito en la atmósfera misma que por x o y motivo, o por tercer factor, o por incidencias externas, las personas en conflicto, al otro día de la masturbación, van a estar en paz.

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Carlos, ¿por qué dirigir el rayo de energía a la Plaza de Bolívar y no directamente a la mesa de negociación en la Habana?

La idea es ubicar siempre en el espacio público al receptor. En el espacio público de Bogotá la Plaza de Bolívar es nuestro espacio icónico. La estatua de Bolívar, puesta allí en toda la mitad, de alguna manera está sincronizada dentro del pensamiento de todos los colombianos, es un lugar común. La idea es buscar un lugar cómodo, que sea afín para todos, que no haya pérdida y no volverlo un espacio ideológico, sino termoreceptor, que pueda ser ubicado rápidamente por cualquier persona, aquí o en el exterior.

Bueno, pero denos algunos tips para tener en mente, ¿qué debemos pensar mientras nos la jalamos?

La persona no tiene que reportar su masturbación a ningún centro de cómputo ni nada por el estilo, no tiene que decir 'me masturbé'. Puede ubicar cualquier persona real, una amiga, su vecino, a quien haya visto por la calle, una persona en la que pueda fijar su leitmotiv de la masturbación.

Hay que aclarar que hay una pequeña diferencia entre orgasmo y eyaculación. Aquí no se está pidiendo eyaculación ni nada por el estilo, aunque si quieren eyacular, pues eyaculan. Pero se está pidiendo es orgasmo, que es muy diferente a eyaculación. Unos lo retienen, otros lo botan, pero eso no es problema nuestro.

El asunto es que cuando se esté generando la energía, o sea, próxima al orgasmo, la persona debe dirigirla mentalmente, sin perder su leitmotiv de la masturbación, en el momento en que sienta toda la energía debe dirigirla toda hacia la estatua de Simón Bolívar en la Plaza. Como estamos hablando en términos aparentemente abstractos, esa estatua recibe esa energía e inmediatamente la irradia a todas las conciencias de las personas de Colombia.

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En el evento aclaran que no hay distinción de género, orientación sexual ni nada. ¿Todas las energías son iguales?

Sí, no estamos haciendo diferencias de género, ni de raza, ni nada. La energía orgásmica de un hombre, de una mujer, de un travesti, de un bisexual es la misma. No hay diferencia alguna. Es una energía que está dentro del ser humano y que desde luego está propensa a ser levantada en cualquier momento.

¿Podemos hacerlo en pareja o hay riesgo de contaminar la energía?

¡No, no, no! (risas). El asunto con las parejas es que hay un juego erótico, o sea, hay una desconcentración, hay un querer estimular al otro, que se sienta bien. La idea es obviar todo esto, higienizar de alguna manera el hecho masturbatorio y conservarlo en su primera instancia. Uno de los requisitos es que sea en solitario. La mente funciona mejor en soledad que en pareja o cualquier otro número.

El sexo tántrico y otras prácticas consideran que eyacular puede hacer que pierdas tu energía cósmica. ¿La idea es venirse o sólo generar energía mecánica? ¿O se justifica perder algo de energía cósmica por la paz?

No pretendemos entrar en esos aspectos, aunque los respetamos mucho. Si nos ponemos a dar técnicas de retención, el evento sería hacia otro lado. La idea es dejar que cada cual, de acuerdo a sus costumbres masturbatorias, haga el ejercicio. Y no condicionar a ninguna persona en sus valores de uso o de formas de empleo de la masturbación. Porque ahí entraríamos en otro mundo, que es muy respetable. Pero dejemos que cada cual considere su orgasmo a su manera.

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¿Simbólicamente estamos echando al desagüe la siguiente generación de la guerra?

Definitivamente los discursos que se han empleado para la consolidación de la paz, desde hace 50 o 60 años, son discursos generados por la misma guerra, que obedecen a la razón, al poder, al ego de las personas, a una economía. Los discursos están muy pegados a ciertas condiciones que son productos mismos de la guerra, o estimulantes de la guerra.

La idea aquí es romper con todo, incluso con las lógicas del discurso, en la medida en que es algo que en apariencia no tiene trascendencia, que en apariencia no tiene ese filtro transformador –de lo masturbatorio a lo social–. De tal manera que sin que hagamos un ejercicio lógico, de razonamiento, sin que hagamos un ejercicio de pactos, sino un simple ejercicio de energía pura –que es de lo que trata este proyecto– generada por personas individuales, consigamos lo que todo el mundo parece anhelar: la paz en Colombia.

Aparece el logo de Benetton en el evento, ¿patrocinadores?

La idea es jugar lúdicamente con eso. Benetton, como sabemos, se apropia de imágenes icónicas de la realidad para volverlas imágenes icónicas de la publicidad. Entonces también la idea es jugar un poco con ese apropiamiento. Benetton es un apropiador de imágenes culturales, sociales y políticas, así que nosotros nos apropiamos de su imagen para hacerla figurar como supuesta patrocinadora del evento. Pero en realidad la firma no tiene nada que ver más allá de su puesta en escena.

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Un participante del evento adaptó la famosa frase de Gonzalo Arango: "Una paja, más otra paja, no son dos pajas, son pajas unidas, une tu paja con mi paja para que el mundo no esté en pocas pajas sino en todas las pajas". ¿Tiene un poco de tufillo nadaísta el evento?

Sí, es muy posible. Lo interesante de la propuesta es que cada cual se la apropia desde su dinámica de vida. Ese elemento nadaísta que se refleja en la posición me parece interesantísimo. Él asume el evento y lo combina con toda su información cultural. En el evento no podemos determinar corrientes ideológicas o de pensamiento, tenemos que ser flexibles para aceptar a todo el mundo. No podemos cerrar y decir: solamente los intelectuales pueden actuar. He visto que ha entrado gente que maneja páginas porno, pero a todos tenemos que abrirles las puertas. Ha entrado gente que está en contra del evento, eso también es válido, y también son bienvenidos porque es un elemento abierto que se presta para todas las interpretaciones. Para mí lo más interesante del evento es que cada cual lo toma de manera muy propia. La masturbación no es ajena a eso, yo creo que el 95% de las personas en el mundo nos masturbamos. En ese sentido es algo muy íntimo, muy propio.

Hablabas de los discursos de la paz que se han apropiado los políticos y los grupos económicos. ¿Qué tanto de paja hay en los ánimos actuales?

Las personas que están manejando la guerra son personas violentas, las personas que están manejando la paz son personas violentas. Tienen un mismo sistema de ideas, solamente que lo multiplican de manera diferente cuando dicen una frase. Pero ellos han estado realmente involucrados en la guerra, ese discurso guerrero quieren traducirlo en discurso pacífico. Es la misma gente, los negociadores del gobierno. Estoy convencido de que las personas que hacen la guerra les queda muy difícil hacer la paz, así se sientan con las mejores voluntades. Con la iniciativa de la masturbación colectiva, he invitado incluso a páginas del Ejército, a actores del gobierno de manera extraoficial. Pero a esta gente le queda muy difícil.

La paz es una cosa absolutamente normal dentro del género humano, lo mismo que la guerra, lo que pasa es que aquí llevamos un momento de guerra casi permanente. Para ellos sería muy difícil coexistir con la misma paz que ellos propagan. Ya están tan acostumbrados al ejercicio guerrero que se necesita una forma diferente de apropiación de la realidad, una forma creativa, lúdica, inesperada, para que realmente eso que llamamos paz, la convivencia de las personas y el respeto a las múltiples maneras de ver el mundo, pueda ser una realidad más allá del discurso político y patriótico.

Gracias Carlos. Que la fuerza nos acompañe.